miércoles, 23 de enero de 2013

Fin del mundo mágico

EDUCACIÓN/ DIARIO CÓRDOBA
23/1/2013


Los niños/as precisan juego, comunicación, moviemiento...

Un día llevé a clase una bonita tórtola de plumas blancas y collar negro. Los niños, desde sus respectivos sitios, la observaban sin perderse ni uno solo de sus movimientos. Cuando la tórtola arrulló la primera vez, yo dije: ¿Os habéis dado cuenta cómo la tórtola parece que llora? Pero, cuando arrulló por segunda vez, todos a una exclamaron: No, maestra, la tórtola no llora; la tórtola ríe.

Y yo, increíblemente emocionada, me dije: Los mayores vemos, oímos, sentimos con lágrimas porque guardamos mucho dolor. Los pequeños ven, oyen y sienten con la alegría virgen que tienen en el corazón. Les llegará su hora, pero no debemos adelantarla.

Hace años, y siempre desde mi afán de conocer e investigar en el mundo de la infancia, logré escribir una obra, que sigue inédita, titulada Mundo Mágico . En ella, y como resultado de un largo proceso, recogí palabras maravillosas de los niños y niñas: Para mí -decía un niño- es mágica la sota de las cartas, porque es una mujer muy rara, etc. Pues, para mí -decía una niña- son mágicos los bichitos de luz que parecen estrellas que han bajado a la tierra...

Y así llegué a la conclusión de cuántas y cuántas cosas resultan mágicas para los niños. No obstante, en pocos años, tal vez inconscientemente, entre todos, hemos arrasado y allanado sin contemplación este mundo, este círculo mágico en el que los niños interpretan lágrimas por risas, mentiras por verdades, círculo mágico que los protegía del duro universo de las realidades del que iban aprendiendo desde el juego y por el juego. En las pasadas fiestas no había forma de encontrar, como regalo de reyes para nuestros niños, un iPad, una PlayStation... Se han agotado -repetían aquí y allá-.

Y, bueno, entiendo y soy partidaria del progreso. pero creo que nos pasamos con los niños/as porque, demasiado pronto dirán, como yo, que sí, que mi tórtola llora o, mejor, que ni ríe ni llora, que es un móvil que suena.





sábado, 12 de enero de 2013

Minicuentos Pedagógicos

Tras un amestro/a siempre hay un niño/a que sigue sus pasos


Cierto día un pequeño de siete años llegó muy triste a clase.
-¿Qué te pasa? -le pregunté- Parece que te noto triste.
-Es que mis padres a lo mejor se divorcian. Esta noche los he oído pelearse en la cama.
Al día siguiente, llegó radiante. Se me acercó y dijo:
-Seño, mis padres ya no se divorcian; esta noche los he oído   reírse en la cama.

Los niños/as son siempre testigos fieles hasta de nuestras más ocultas intenciones. Algo que jamás deberíamos olvidar cuantos tratamos con niños/as.

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Me contaba una pequeña de siete años:
-Por las noches, cuando me acuesto, entra en mi habitación un hombre que quiere matarme con una sierra.
Yo le dije:
-Eso es cosa de tu imaginación. Ese hombre sólo está en tu cabeza y...
Antes de terminar, la pequeña me interrumpió:
-Sólo en mi cabeza, no. Está también en mi televisor, y en el de mi abuela, y en el de mi títa, y en el de…
Los fantasmas que habitan en los sueños de nuestros pequeños/as son hijos de una sociedad que necesita del morbo y del terror para sobrevivir. A ello nos hemos acostumbrado y como el pan de cada día lo necesitamos.

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Una niña de cuarto nivel, me dijo un día:
-Mi madre se ha operado de trompas, pero la nariz la tiene igual que siempre. Mi vecina dice que ya no va a tener más niños. ¡A lo mejor -exclamó pensativa-, le han metido un tubo por la nariz y le han sacado los niños de la barriga.
Yo me sonreí, pensando: Algún día tendré que explicárselo .
Y ella, mirándome, añadió:
-Cuando se lo dije a mi padre, hizo igualito que tú: reírse.
En aquel instante dejé de sonreír y se lo expliqué.

Jamás deberíamos permitir que nuestros alumnos/as deformen la realidad por culpa de nuestro torpe e ingenuo recato acerca de la sexualidad. Siempre será mejor adelantarse que dejarlos crecer en mentiras y aberraciones