(El siguiente guión, más amplio, lo podéis encontrar en
esta obra, edita por Narcea Ediciones)
Un hombre que en el campo trabajaba / con una mula y un
buey se ayudaba / pero los dos animales, ancianitos ya estaban / y las patas se
le doblaban / a cada paso que daban.
¡Lo siento, amiguitos! –dijo un día-. / No me servís ya
para trabajar. / Tendré que llevaros al matadero / y algún dinerillo por
vosotros me darán. / No tengo medios para viejecitos alimentar.
Al ser de día, en la cuadra entró / y antes de salir, de
nuevo les habló: Queridos animalitos: os debo mucho / tengo que reconocer /
cada día me habéis ayudado / en mi duro quehacer. / Podréis por ello comprender
/ qué difícil me resulta esta decisión / pero no me queda otra. / También
sabéis que mal anda mi corazón. / No puedo trabajar solo / quiero, necesito,
otra solución
Y dicho esto, a la mula y al buey en un carrito cargó / y
pasito a pasito / a las cercanías de un pueblo llegó / y sentándose en una
piedra, se hizo esta reflexión: ¿Dos animales tan viejos quién me va a comprar?
No sirven ni para carne, ni para trabajar / Será mejor que los deje en libertad
/ que hagan lo que puedan / y Dios les ayudará.
Y bajándolos del carro de ellos se despidió. ¡Ea, aquí termina
nuestra aventura! / Tenéis plena libertad / que habéis trabajado mucho / y de
ella debéis disfrutar. / ¡Adiós, queridos amigos! / Os deseo encontréis algo de
felicidad.
Y anochecía, cuando el hombre se alejaba / y los
dos animalitos uno a otro se miraban. Al fin la mulita habló: ¿Y qué podemos
hacer? / Para nada servimos ya / tendremos que caminar / y buscar un refugio /
donde la noche pasar.
¡Sí, sí, qué frío hace en este lugar! –exclamó el
buey- / Pero, ¡qué cansado estoy! / Muy lejos no podré llegar. ¡Ánimo, amigo!
Despacito vamos a caminar / seguro que encontramos / dónde la noche pasar.
Mal andaban los dos / cuando, con la luna llena /
divisaron un portal. /Era un abandonado cobertizo / con paja y poco más.
¡Vaya! –dijo la mulita-. ¡No está mal este lugar /
los dos juntitos nos daremos calor / Y ya buscaremos mejor sitio / cuando salga
el sol. ¡Vale, vale! -contestó muy cansado el buey-./ No está mal / me
muero de sueño / y mis patas no pueden más.
Y acurrucados y adormilados estaban / cuando oyeron
que un murmullo de pasos se acercaba. / Con las orejas tiesas / en alarma
estaban / cuando vieron llegar / a un matrimonio que en borriquilla montaban /
y que despacito entre ellos hablaban.
¿Qué te parece, María, este lugar? ¡No está mal,
José! En esta pajita nuestro niño nacerá Y estos dos animalitos / con su
aliento calentarán.
¿Has oído, hermano buey –dijo la mulita-, lo que he
oído yo? ¡Sí, sí! Creo que he oído bien, / que un niño nacerá / y que tú
y yo con nuestro aliento / vamos a calentar.
Y nació Jesús, nuestro Salvador / La mulita y el buey
su aliento dieron / y el portal se iluminó con estrellas caídas del cielo. /
Ángeles, pastores y Magos que a Jesús regalaron y los niños a coro cantaron:
En el portal de Belén
/ ha nacido el Salvador / ha nacido nuestro rey / lo calientan con su aliento /
la mulita y el buey / ¡Ande, ande, ande, ande, / la marimorena / ande ande,
ande que es la Noche Buena.
Al llegar aquí dejan
de cantar y recitan a una:
Noche de
saber
noche de
cantar
que para prestar ayuda
es buena cualquier edad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario