lunes, 28 de septiembre de 2015

Breve relato



Empezamos la semana, amigos, con noticias políticas que coparán medios de comunicación. Por supuesto, trato de estar informada, pero voy a lo mío: los libros, los niños, la luna…
Y es por eso que empiezo con una anécdota muy contada por mí, pero que fue  una de las muchas y trascendentes  lecciones aprendidas de los niños.

(De mi obra, “Bolitas de Anís”, editada por Desclée)

En una ocasión, una pequeña de ocho años se acercó a mi mesa y me dijo: maestra, tú siempre llamas  a Paula  para que ponga la fecha en la pizarra; yo no la he puesto nunca.
Le contesté, y era la única razón, porque es la más alta y llega arriba de la pizarra. Sin dudarlo. Añadió: si me subo en una silla, también  yo llego.

Y desde aquel día procuré tener a mano la “silla” que posibilitara a todos llegar a lo más alto.



Y esta es mi luna eclipsada. La más humilde  que podáis ver, Entre otras razones, mi cámara “viejecita”.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Vivir sin Megas

DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
22/09/2015

Amigos todos, buenos días. Hoy toca artículo y creo que os gustará porque trata de algo que no podemos pasar por alto de cara a la educación de nuestros hijos o alumnos. Leed y opinad. Creo que el tema lo merece. Feliz fin de verano en este  nuevo y último día.

VIVIR SIN MEGAS
Hasta hace poco yo creía que no se podía vivir sin comer, sin beber, sin respirar, etcétera. Y recordaba años de la posguerra, cuando la supervivencia dependía, si acaso, para toda una familia, de un huevito nadando en aceite que daba para muchas sopas, pero resulta que este verano he descubierto algo impensable: ¡pues, nada, que para niños y jóvenes las dichosas megas para móviles y otros artilugios tecnológicos son lo básico e imprescindible de cara a vivir en paz y sana armonía!
Y es que, ¿cómo se puede vivir sin que funcione, por ejemplo, el whatsapp y quedarnos sin saber qué come, qué piensa, si está sentado o de pie el otro? ¡Menudo problema! Y no digamos si nos quedamos sin megas y la tableta no funciona. Es que si nos faltan megas, nos sobran brazos, pies, cabeza y yo creo que hasta aire. Así que era fácil descubrir al amanecer pandillas de adolescentes y jóvenes que, en silencio y móviles en mano, trataban de "robar" wifis de cafeterías y restaurantes cerrados.
Me decía una amiga: mi hijo está insoportable. Se le han terminado las megas y el padre no está por la labor de comprar bonos. Solo cabe progresar --dice Ortega-- cuando se piensa en grande, cuando se mira lejos. Y, claro, es la reflexión que yo me hago: ¿se puede llamar progreso a cualquier novedoso invento que nos anula la capacidad de pensar y nos hace mirar tan cerca que nos comemos, literalmente, los ingenios que tenemos entre las manos?
Y el problema no está en el invento sino en esa patología, que lo es, de acostarse y levantarse con el gran problema de las megas. Lágrimas, malos modos, aburrimiento total, etcétera, cuando las megas dicen se acabó lo que se daba.
Yo creo que en el padrenuestro habría que suprimir el pan nuestro y pedir las megas de cada día. Cada cosa a su tiempo para progresar adecuadamente y no atascarnos en un absurdo laberinto tecnológico.


domingo, 20 de septiembre de 2015

Problemas Cómic

Más problemas sin "números"
Es claro que la enseñanza de las Matemáticas, como en cualquier materia, cuánto más positiva sea la actitud de los alumnos  más eficaz será el aprendizaje, y más agradable y gratificante la tarea del maestro.
Por naturaleza, el niño  es sumamente curioso. De ahí que uno de los muchos principios metodológicos que, a lo largo de mi vida, he incorporado a mis estrategias, haya sido enseñar a partir de curiosidades, lo que equivale a darle carácter festivo, y casi mágico a todo lo que mis alumnos deban hacer en clase, a todo lo que deban, o sea conveniente que aprendan.
 Por tanto, una  estrategias más en el tema de la resolución de problemas, es esta sencilla actividad que paso a ofrecerte y que, realmente, despierta el interés, la curiosidad de los alumnos.  por su carácter lúdico:
PROBLEMAS COMIC
1ª. Estrategia:  darles el enunciado y que lo representen de forma muy gráfica indicándoles las viñetas correspondientes  
Vamos a verlo con un sencillo ejemplo:
1ª VIÑETA
Una niña va a comprar naranjas. En la bolsa su mamá  le ha escrito: 3 kilos. Y la niña se dirige a un puesto de naranjas que  tiene un rótulo en el que esta escrito el precio: 1Euro, Kilo
2ª VIÑETA: Un puesto de tomates con otro letrero que dice: 0,50  E. Kilo  y la misma niña con otra bolsa en la que esta vez su mamá ha escrito : 2kg.
 3ª VIÑETA: Niña con carrillo   que tras la compra  se dirige a la caja. Se fija en un letrero que dice: "EN TODAS SUS COMPRAS UN 25% DE DESCUENTO".
4ª VIÑETA: Niña pagando.  
Una vez que los alumnos leen detenidamente las propuestas de viñetas, tienen que tratar de representarlas en imágenes sencillas.  
Finalmente, la pregunta clave: si la niña llevaba 50 E. ¿cuánto ha sido la compra y cuánto le tendrán que devolver? (Si son mayores, se les puede preguntar a cuánto asciende el descuento)

2ª ESTRATEGIA
Puede ser lo contrario. Es decir, proponerles que, en equipo o individualmente, que representen un  problema con tres o cuatro viñetas. Se lo intercambien y traten de escribir el enunciado y resolverlo.

CONTINUARÁ
Un problema-cómic, algo deteriorado por el tiempo.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Un alumno "piloto"

 Si un alumno no va a nosotros, debemos ser nosotros los que vayamos a él

Hoy lunes, una historia más de mi obra “Educar desde la Experiencia”, editada por Almuzara


Si un alumno no va a nosotros, debemos ser nosotros los que vayamos a él.

Hoy lunes, una historia más de mi obra “Educar desde la Experiencia”, editada por Almuzara
Era un chaval  de características físicas  muy especiales: alto, delgado, de pelo muy rubio y rizado y un aire de indiferencia tal que parecía un consumado despistado. La maestra que me había precedido, me advirtió en estos términos: Al “prenda” sólo le gusta hacer aviones de papel. Dice, el muy chalado, que va a ser piloto.  
Los primeros días lo dejé cómo si no viera que sólo se dedicaba a hacer aviones y echarlos a volar por las mesas de los compañeros. Pero, al fin, decidí hablar con él: ¿Por qué no estudias algo? - le pregunté - Está bien que te gusten los aviones, pero  hay tiempo para todo. Tienes que aprender algunas cosas... Es que yo voy a ser piloto, y es que los libros son un mogollón de letras 
Aquella palabras me llevaron a comprender algo que no era nuevo para mí: efectivamente los libros de texto, era, son  casi un imposible para un alumno de tales características.
Un día se me ocurrió pactar algo con él. Le dije:  Si quieres hacemos un trato. Puedes hacer todos los aviones que quieras, pero con una sola condición: los tienes que enviar  a mi mesa y en ellos me tienes que escribir  mensajes, preguntas... lo que quieras, y  yo te contestaré, devolviéndotelos. La cara se le iluminó de felicidad. Exclamó: ¡Bien! ¡Qué chulo!
Y a partir de aquel día, los aviones llegaban incesantemente a mi mesa con mensajes sencillos de mala letra, peor ortografía y como tema casi exclusivo, al principio, los chivateos propios  del alumno que no sabe qué escribir:
Yo, como si no leyera sus mensajes, le provocaba otros. Por ejemplo: No sé cómo vuelan  los aviones. ¿Lo sabes tú? Es una cosa curiosa que me gustaría conocer.
Y le devolvía el avión. Él me contestaba: No lo sé pero vuelan como los pájaros. A lo mejor mi padre lo sabe.
Los demás alumnos, al principio, reían al ver cómo el avión iba y venía, pero después de acostumbraron y todo el mundo trabaja con total naturalidad. Poco a poco se fue motivando y superando en un intento constante de contarme cosas sobre  los aviones, cosas que entre su padre y él investigaban y que lo  implicaban en  estudio, lectura, escritura...
En definitiva, poco a poco, se fue integrando, pero durante un tiempo me serví de los aviones para que por fin hiciera algo de Matemáticas, Sociales, etc. Un problema, por ejemplo, se lo enunciaba así:
Si un avión corre a 300 kilómetros por hora, ¿cuánto tardará de Córdoba a Madrid, si la distancia en kilómetros es de 400 Km. ? Sobre Sociales: Si tú fueras en ese avión y pudieras asomarte por una ventanilla, ¿qué verías como más destacado?
En fin, la estrategia funcionó.  
Y es que no fracasan los alumnos, fracasamos los maestros cuando  nos empeñamos en usar para todos la misma vara de medir.