miércoles, 30 de mayo de 2018

Problemas de hoy



  DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN  problemas de hoy

Son muchos los problemas con los que, a diario, se tiene que enfrentar el maestro, así la hiperactividad y el déficit atencional de los niños se han convertido en males de moda. Infinidad de padres angustiados acuden a maestros y psicólogos en busca de remedio para males que sobrepasan sus capacidades y que definen como nerviosismo imparable e insufrible. Pero empecemos por definir brevemente la hiperactividad, o lo que es más exacto, de qué hablamos cuando se diagnostica a un niño de déficit de atención con hiperactividad.
Normalmente nos referimos a niños muy inquietos y a los que falta la atención y concentración de forma llamativa y continuada. Pero no confundamos la hiperactividad con los síntomas normales en los niños, sobre todo cuando se produce dentro de una etapa de la vida infantil. Tampoco el que un niño sea de temperamento nervioso e inquieto tiene que ver mucho con la hiperactividad. La voz de alarma sobre un comportamiento especial suele surgir cuando se advierte un exceso de actividad inadecuada y que va mucho más allá de los niveles de producción normales de energía y se traduce en una falta de atención continuada. Factores que no solo entorpecen el aprendizaje, sino que exasperan a padres y profesores. Males de moda que, no obstante, tienen su explicación. El tema es complejo para tan breve espacio, pero hay remedios que se pueden apuntar como terapias, y entre ellos, muy necesario, ambientes familiares bien organizados y sosegados, participación activa, como prevención a las posibles necesidades de los hijos, compartiendo tanto juegos como paseos, tiempos de ocio, etc. Pero todos, hoy, tenemos que confesarlo, andamos hiperactivos y nuestros niños son una continuación de lo que viven. Menos tareas, menos clases complementarias, menos exigencias, menos permisividad y más atención familiar.

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martes, 22 de mayo de 2018

PEDAGOGÍA DEL LENGUAJE

Isa    Isabel Agüera. Es autora de más de 75 obras educativas, que han sido traducidas a varios idiomas y, además, colaboró en la puesta en marcha de los colegios Aljoxaní y Santuario
 EL DÍA DE CÓRDOBA
PILAR BARTOLOMÉ
20 Mayo, 2018 - 02:31h
Isabel Agüera nació en Villa del Río en el seno de una familia de ascendencia literaria por parte materna. Tercera de nueve hermanos, desde muy niña, destacó por su afición a los libros, así como su gran facilidad para narrar y escribir cuentos y poesías, recibiendo sus primeros premios cuando sólo tenía nueve años. Isabel se escolarizó en el colegio de la Divina Pastora de su pueblo. Más tarde se trasladó a la capital cordobesa al internado de la institución teresiana donde terminó bachiller y cursó Magisterio en la ya desaparecida Escuela Normal. Ilusionada con el espíritu de la institución y sobre todo con la vida de sus fundadores, Pedro Poveda y Josefa Segovia, ingresó como aspirante en ella en la que permaneció unos años, hasta que, por razones de salud, se vio obligada a abandonar.
Tras lograr plaza por oposición, obtuvo su primer destino provisional en la unitaria número 5 de Palma del Río, donde ejerció un auténtico apostolado, no sólo con las 70 alumnas que diariamente asistían a su aula, sino atendiendo, sin horario y sin medida, a la pobre gente de aquella zona en sus muchas necesidades, tanto materiales como espirituales y culturales.
Al año siguiente, logra destino definitivo en la aldea de Fuente Carreteros, dependiente de Fuente Palmera. La estancia fue de lo más prolífero: teatro con niños y adultos, exposiciones, carrozas, visitas diarias a los enfermos, excursiones, actos religiosos de lo más variopinto y un largo etcétera. Un año después, pidió traslado, por salud, con destino a la provincia de Jaén, en concreto, a Villanueva de la Reina. De los cuatro años que permaneció allí, Isabel dice en Memorias de una maestra que: "Fueron aquellos años la edad de oro de mi magisterio". Años en los que, según cuenta, no salía del aula en todo el día, ya que, terminado el horario escolar permanecía allí atendiendo a jóvenes que acudían a bordar sus ajuares o a recibir clases de lectura y escritura. En aquel municipio conoció al que pronto sería su marido. Aunque, tras veinticinco años de matrimonio y tres hijos, falleció a muy temprana edad dejándole un gran vacío.
Así, volvió a Palma del Río y, posteriormente a Alcolea al centro escolar Joaquín Tena Artigas. Allí permaneció diez años, de ellos, a instancias del servicio de Inspección, pasó dos en Córdoba en comisión de servicio para colaborar en la puesta en marcha de nuevos colegios: Santuario y Aljoxani. En estos diez años, y ya con tres hijos, Isabel multiplicó sus actividades a favor de la escuela: exposiciones al finalizar los cursos, belenes vivientes en los que participaban los alumnos, atención individualizada a numerosos escolares problemáticos, de cuyas experiencias y resultados hay buena cuenta de ello en sus obras. Periódico Escolar, Reuniones de Padres, que auguraban las primeras asociaciones, y un larguísimo etcétera. En 1979 logra destino en Córdoba, en el colegio público Averroes donde permaneció hasta su jubilación, tras veinte años de ejercicio.
Investigadora incansable de temas educativos y escritora por vocación y profesión, simultanea ambas actividades en una prolífera obra dedicada a profesores, alumnos, padres y público en general. Ha intervenido, también en numerosos congresos, conferencias, mesas redondas, programas de radio, vídeos pedagógicos, grabados y emitidos por PTV Córdoba, y la coordinación de seminarios en el centro de profesores de Córdoba. Simultaneando pedagogía y literatura, ha logrado publicar más de 75 obras. En la actualidad su obra está muy extendida y valorada por países de Latinoamérica, cuyos ministerios de Educación y Cultura las adquieren para bibliotecas y centros escolares y, además, han sido traducidas a varios idiomas. Su primera obra, Buscando en la vida, fue galardonada con el premio Blasco Ibáñez y editada en 1979. En 1980, recibió el premio Ciudad de Villa del Río, -otorgado en el 1974- con la obra titulada Tengo derecho a vivir. En 1981 publicó la obra Jugar y crear, mientras queen 1985 la novela Sol de Otoño y un año más tarde, en 1986, Edelvives editó Quisco, mi amigo. Ha colaborado en revistas como Magisterio, Alminar, Maestros, Diálogo, Alhacena, Andalucía Educativa, la Enciclopedia de los Pueblos de Córdoba, y también en centros de promoción de la Mujer.
Isabel recibió numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su vida como la medalla de Plata de Andalucía, el galardón Blasco Ibáñez de novela, el de Ciudad de Villa de Río de novela corta, la Fiambrera de Plata del año 1991, concedida por el Ateneo de Córdoba, o el galardón Medios de Comunicación, del Instituto Andaluz de la Mujer.
Además, Isabel ha promovido y creado la Asociación Nacional de Maestros Jubilados de la que es presidenta y a cuya obra vive totalmente entregada. Escritora además de maestra, en su ejercicio, ha hecho de la lectura y el lenguaje la piedra central de los contenidos educativos. Es pionera en temas y aspectos relacionados con las nociones de aprendizaje significativo, creatividad, educación en valores o enseñanza individualizada.

Maestra de sueños, con ella todo era sencillo, divertido, alegre... Todo se aprendía de otra manera... En palabras de ella misma: "La vida es tan sólo un paseo por el transcurrir de los momentos en los que hay que ir sembrando ilusión y amor".

sábado, 19 de mayo de 2018

CURIOSA SOPRESA

Curiosa y sorpresiva noticia porque me llega desde un medio como es el Día de Córdoba con el que no tengo expresa comunicación. Gracias, pues, a la periodista Pilar Bartolomé que así me ha distinguido, si bien la información sobre datos  relativos a mi actualidad, queda un poco anticuada.

La pedagogía del lenguaje

Una alumna acosada

En una ocasión, una alumna de once años comenzó a estar triste. De notas sobresalientes pasó a constantes suspensos que yo trataba de evitar dándole  nuevas y más elementales oportunidades. Comenzó también a faltar con frecuencia a clase, y la madre me mandaba mensajes: está enferma.
Una mañana un grupo, de compañeros, de forma totalmente espontanea, comentó: no está mala. Es que hay unos nenes de la clase que le dicen cosas, le meten cartitas en la cartera  y se ríen de ella. 
A los añumnos  no les dije nada, pero, a partir de aquel día, dentro de mi coche, pude descubrir de qué alumnos se trataba. 
Llamé al padre de la niña acosada y le conté lo que sucedía. Su reacción fue de lo más violenta, pero  lo pude aplacar. No –le dije-  por ese camino, no; sería peor. He podido conseguir una de esas cartitas – cuando  estaba en el recreo la encontré en su cartera- y la he fotocopiado para que ella no la eche de menos. Creo que lo mejor que puede hacer es, sin que la niña se entere, tratar de hablar y enseñarle la carta a cada padre de los niños acosadores y decirles que si volvían a molestar a su hija, llevaría la carta a la policía.
No sé cómo lo hizo exactamente pero aquello funcionó y lo más importante desde mi punto de vista: no se  descubrió a los acosadores. Eran niños y su reputación podía quedar marcada. No se enteró la niña acosada que se podía haber sentido humillada al intervenir su padre y yo, por supuesto.
Todo quedó, pues, quedo entre  los padres y yo.

Mis conclusiones: prevenir, detectar, vigilar y actuar con diplomacia para no hacer daño a niños que, en definitive es lo que son.
No es ejemplo par nada ni para nadie, pero menos correr a los Medios a las Delegaciones, a los vecinos, etc. porque, por esos medios,  niños, padres maestros  salen todos tocados. Menos airear y más educar, 

miércoles, 16 de mayo de 2018

MÁS CREATIVIDAD EN LAS AULAS

DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
Estoy totalmente convencida, y así lo he practicado, que la verdadera pedagogía, aquella que libera del fracaso y logra autoestima, tan imprescindible para que el ser humano, en la medida de sus capacidades, sea un triunfador, debe estar basada en promover una escuela creativa, concepto tan mal entendido, aunque sí muy repetido.
Sería preciso desmitificarlo, ya que es una auténtica capacidad del hombre que, como todas, habrá que desarrollar. 
Nadie nace andando, hablando, leyendo... No obstante, primero los padres y después los educadores, ayudan al desarrollo de estas capacidades, algo que no sucede con la creatividad. No obstante, en este mundo, en esta sociedad tan vertiginosamente cambiante, la educación se enfrenta a una gran revolución que, desde mi punto de vista, tendría que estar dirigida a una enseñanza creativa, fomentando esta capacidad innata desde los primeros años.
Es decir, se impone una enseñanza que fomente el desarrollo del pensamiento divergente, que sea capaz de encontrar nuevas soluciones, nuevas ideas, adaptándose a las grandes piruetas que los tiempos exigen y sobre todo con capacidad para dirigirse sin seguir modelos preconcebidos. No podemos consentir que los alumnos nos sigan los pasos sino que la misión del maestro debería ser despejar caminos y dar luz a nuevos horizontes. 

Una vida llevo reivindicando esa creatividad que nos permita elevarnos sobre la rutina diaria de la vida cotidiana. De vez en cuando, necesitamos una manera diferente de mirar al mundo y a nosotros mismos, porque la creatividad nos permite pensar con independencia de lo que generalmente impera a nuestro alrededor. Nos permite cuestionar, rechazar lo que existe y nos deja en libertad para encontrar nuevos caminos que todavía no están trazados. No dejemos que los medios, las nuevas tecnologías, nos usurpen nuestros derechos educativos.