
DESDE EL AULA DE MI ORDENADOR Querido compañero/a, amigo/a: Un día descubrí que el magisterio es como un Sacramento que imprime carácter. Es decir, se nace y se muere maestro/a pero desde una concepción universal que abarca, como aula, el mundo y como alumnos/as todos los seres humanos sin excepción. Por eso, sigo y seguiré empeñada en ser alumna y maestra.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Yo soy maestra y punto
08/12/2010 ISABEL AGÚ ERA
Sin reparos y a boca llena lo repetían dos maestros de toda la vida. ¡Ya está bien de llamarnos maestros; somos profesores! Ni una palabra que quitar o poner. Sencillamente, algo así como un sentimiento de pena. Es innegable que para muchos maestros, la palabra profesor es, en el terreno titulesco, como de más alto ´standing´, ya que confesarse maestros a secas resulta un término menor o como una evocación nostálgica a manidas batas blancas, canturreos, pizarras, etc. ancestrales. ¡Bravo, bravísimo! ¡Así se habla! ¡Son ustedes unos señores profesores!
Pero no queda ahí la cosa sino que una linda estudiante me escribe y me dice textualmente: Soy alumna de la Facultad de Ciencias de la Educación en la que me gradúo para profesora de Educación Infantil, etc. Y, claro, interiormente, traduzco: estudia para maestra. ¡Vueltas y más vueltas para evitar una de las palabras más hermosas que existen: maestro/a!
Y es que, sobre todo de cara a muchos jóvenes, la palabra maestro va de la mano de una serie de desvaluaciones sociales que se corresponden con la cultura, economía, sociedad de tiempos pasados pero que ni tan siquiera entonces dejaba de ser, no solo una vocación, que para muchos era sinónima de apostolado religioso, sino que siempre ha sido y será un arte, una facultad, una compleja profesión en la que el mayor bien de los seres humanos pasa por sus manos: el futuro.
Educar es como tallar un alma, buscando que en ella resplandezca la belleza en todo su magnificencia, y para ello se precisa, mucho trabajo, gran inteligencia, creatividad, paciencia, formación y un gran amor.
Un maestro de la escultura, me dedicó una preciosa talla en madera que tituló, Madre y Maestra. Creo que no hay dúo de palabras más perfecto y bello. Por eso luce en lugar preferente de mi casa y por eso, profesionalmente, me defino como maestra y punto.
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lunes, 6 de diciembre de 2010
Mi leyenda de Navidad
MI LEYENDA SOBRE LA ESTRELLA DE LOS REYES MAGOS
Para mis nietos y nietas.
Para todos los niños y niñas.
Dos hombres caminaban juntos por un camino y en una noche negra: tropezaban, caían, se lastimaban... De pronto, de una montaña, comenzó a descender una bola luminosa que, ante el desconcierto de aquellos hombres, llegó hasta la tierra, posándose, justo, en medio de ellos.
-¡Hola! -dijo una voz musical-. Soy el hada de Los caminos que he venido para ayudaros. Os he visto caminar con tanta dificultad.... Voy a regalaros unas varitas mágicas. Podéis encenderlas cuantas veces queráis, pero tened presente que la luz se irá gastando y puede llegar el momento en que ya no alumbren más.
Y dicho esto, le entregó las varitas y desapareció.
Uno de los hombres exclamó:
-¡Bien! La encenderé en seguida. Quiero caminar con mucha luz.
Y así, con paso alegre, se distanció pronto de su compañero de camino. El otro hombre dijo:
-Yo prefiero guardarla por si encuentro mayores dificultades.
El hombre que había guardado su luz caminaba con precaución, cuando oyó una voz que repetía:
-¡Socorro! ¡Que alguien me ayude; me he caído en un pozo y no veo nada!
Entonces, el hombre que llevaba la varita apagada, la encendió y ayudó a salir del pozo al pobre hombre que gritaba.
-¡Bua, buaaa..! -lloraba un pequeño en medio de la oscuridad-. ¡Tengo mucho miedo! ¡Me he perdido y no sé volver a mi casa!
El hombre volvió a encender su luz para ayudar al niño. Así, a lo largo del camino, tuvo que ir encendiendo su varita luminosa para ayudar a cuantos caminantes andaban perdidos. Sucedió que, de pronto oyó cómo un lobo lo perseguía. Cuando fue a encender su varita, se encontró que ya se le había gastado; no tenía más luz.
Pero, ¡oh milagro! El hada apareció de nuevo.
-Como has sido tan generoso -dijo- te convertiré en estrella del camino para que siempre des luz a los caminantes.
El hada desapareció, pero el hombre, convertido en estrella, se encontró, sin saber cómo, guiando a unos Reyes Magos que iban a Belén para adorar al Niño Dios. Así, tras su luz, encontraron a Jesús, y el hombre convertido en estrella cada Navidad sigue en el cielo guiando a todos los caminantes, y cada año los Reyes Magos buscan la estrella que, desde Oriente, los conducirá al Portalito de Belén. FIN
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Yo también respeto al Profesor
EDUCACIÓN / DIARIO CÓRDOBA
Hace días, un buen amigo, me mandaba sus reflexiones, que hago mías, acerca de un novedoso eslogan de difusión en los medios: "Yo también respeto al profesor". Se trata de una cuestión de respeto y reconocimiento hacia los profesores y a la importantísima labor que realizan a diario.
Es cierto, y nadie ya lo pone en duda, que mucho han cambiado los roles en estos tiempos. Los alumnos no son aquellos niños sumisos y callados que fuimos los mayores de hoy día, pero, no obstante, hay algo que permanece y que es preciso reivindicar para que esto que alguien ha dado en llamar las dos erres -respeto y reconocimiento- sea una realidad palpable, tanto para alumnos como para padres.
En la ordenación evolutiva del pensamiento la imagen de los padres y la de los maestros encierran una inmediata analogía. La palabra alumno tiene un significado similar a "alimentado" y es el primer rol que los niños adquieren en su existencia. Así los padres y los maestros nos alimentan la mente y el cuerpo: nos enseñan, nos orientan, nos dirigen, nos corrigen, nos estimula... Es decir: nos educan. La falta de respeto al profesor es un síntoma de la falta de respeto a los padres: La desobediencia, la agresividad... las han aprendido en su propia casa antes de manifestarlas en la escuela. Y, a la vez, el mal comportamiento en la escuela, "la mala educación", refuerza actitudes y comportamientos que se manifestarán también acrecentados y "realimentados" en la familia.
Y cuando son los propios padres los que no respetan a los profesores, los desautorizan ante los hijos, los insultan, los amenazan, los agreden... quizás no están pensando que son piedras que caerán de rebote "sobre sus propios cristales".
Los profesores son muy importantes y necesarios en el desarrollo de una sociedad por eso hagamos todos bandera de..."Yo también respeto al profesor".
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Los papeles que nos comen
SEAMOS CÓMPLICES DE LA CURIOSIDAD DE LOS NIÑOS/AS
10/11/2010
MENSAJES.
Los papeles que nos comen
10/11/2010 ISABEL AG ERA
¡Pues es lo que exclamaba un maestro joven, celoso de su profesión pero sumido en una incipiente depresión! Los papeles que nos comen --repetía--. Todo son papales y más papeles que nos exigen y no sé para qué. No estudié para administrativo sino para maestro, y es cada día más difícil serlo: una barbaridad de exigencias que nos restan tiempo y que, prácticamente, no sirven para nada.
Y mientras así se desahogaba el joven compañero, por mi cabeza desfilaban alumnos que precisan atención exclusiva, alumnos que esperan, no solo enseñanzas, sino afecto, motivación, cercanía, etc. de sus maestros, alumnos y alumnas que acuden cada día a las aulas, ajenos al papeleo que circula por manos de sus tutores y que muy poco o nada repercute en lo que buscan, en lo que esperan, en lo que precisan para su presente y, sobre todo, para su futuro.
Desde mi punto de vista, para que un buen gestor del tipo que sea alcance objetivos y logre allanar caminos, despejar follaje y dar lugar a un día mejor, necesita, en primerísimo lugar, que el trabajo le resulte placentero en lo que pueda, así como también un mínimo de autonomía para realizarlo.
Claro está que los resultados deben ser evaluados por quienes recaiga la responsabilidad de hacerlo pero sentir la opresión, el acoso de exigencias que lo distraigan, lo depriman y alejen de su principal cometido, es algo que se debería evitar.
Siempre he creído, y lo sigo creyendo, que lo que un maestro debe enseñar cabe en el hueco de una mano, porque el verdadero maestro no es un adiestrador de normas preestablecidas o impuestas. El verdadero maestro trabaja con sueños propios, más los de sus alumnos.
El maestro por excelencia es el que sabe que trabaja con personas y no con cosas y, por supuesto, no con papeles.
El deprimido joven afirmaba: Con el papeleo trabajo más como administrativo que como maestro.
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Burocracia,
magisterio
miércoles, 27 de octubre de 2010
Mi querido alumno, Rafael
27/10/2010 ISABEL AGÜ ERA
Han pasado años, pero al celebrar el día de San Rafael, a mi memoria acude aquel alumno de diez años que, habiendo visto pronto el dolor de la vida, miraban desde una inmensa tristeza, matizada, de vez en cuando, de ingenua felicidad.
El era tierno tallo herido, a penas despuntar, que sobrevoló por nuestras vidas, cual estrella fugaz de la que más bien queda el recuerdo de un maravilloso rastro luminoso y la certeza de haber sido testigos de su deslumbrante existencia.
El era Rafael, pálido, transparente, aficionado a la escuela, a sus maestros, a mis cuentos...
Y Rafael se nos fue de pronto. Un día de escuela, mientras sus compañeros en clase compartían la difícil tarea de la educación y el aprendizaje, mientras su silla vacía, como otras veces, casi no extrañaba a nadie, mientras cada cual en su trabajo, olvidados de la provisionalidad que es la vida, con afanes desmedidos, con nimiedades, con absurdos y sin caer en la cuenta de que vivimos inmersos en el funeral eterno de los tiempos, hacíamos planes de un futuro que nos deparara mayor bienestar. Ni siquiera una corazonada, un telepático presagio; nada.
La vida del pequeño Rafael como blanquísima espuma de mar, se desvaneció con el viento. Y era un bonito día de primavera, y el sol siguió su curso, y las margaritas y las amapolas, en un frondoso salvaje, parecían entonar el más bello himno de la alegría, y en las calles, el tráfico, los ruidos, las prisas... Pero en medio de esta eclosión de vida, un pequeño féretro nos llenaba de tristeza a todos los que vivimos, de una manera u otra, la corta vida de Rafael.
Lo recuerdo, especialmente en este día, y unas lágrimas corren por mis mejillas. Sí, un alumno es como un hijo que cae en nuestras manos y, ante su grandeza, nos hace sentir lo poco que valemos. ¡Echame una mano, tú que está en el cielo!, y espérame. Entre tanto escribiré mejores cuentos, mejores libros.
viernes, 22 de octubre de 2010
EDITORIAL CCS
LECTUURAS Y JUEGOS PARA LOS MÁS PEQUEÑOS
Nueva obra de la escritora cordobesa
Isabel Agüera Espejo-SaavedraLECTUURAS Y JUEGOS PARA LOS MÁS PEQUEÑOS
Lecturas y Juegos para los más pequeños, en palabras de la autora, es un sueño, traducido en retahílas, juegos, poemitas, escenificaciones, etc. para lograr una enseñanza donde la pedagogía lúdica fluya con total naturalidad e invada las aulas infantiles de un ambiente festivo y placentero que sea auténtico prólogo a las competencias básicas, latentes en esta sencilla y divertida obra.
Isabel Agüera, con una extensa y exitosa obra, tanto literaria como pedagógica, deja más que patente su gran vocación de escritora y pedagoga.
Conocida y reconocida más allá de nuestras fronteras ha conseguido premios, ha recibido homenajes, nombramientos, etc.Actualmente, y dadas las Nuevas Tecnologías, sus actividades y proyección se ven multiplicadas con numerosas videoconferencias con países sudamericanos desde los cuales es muy requerida.
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