(Resumen de la Conferencia que impartí el pasado Curso en la Real Academia de Córdoba)
El Arte Digital es posible en el aula. Hace falta, eso sí, constancia, creatividad y aprender, poco a poco, el manejo de herramientas Digitales.
Que nadie deje pasar esta gran oportunidad de realizarse y progresar.
A pesar de los grandes y vertiginosos cambios que están produciéndose, nos damos cuenta de que la educación siempre seguirá jugando un papel muy importante y que cada docente tiene en sus manos el futuro de los niños y jóvenes en su quehacer educativo. No obstante, el docente de hoy, más que nunca, debe reciclarse de cara a conocer mejor, no sólo las muchas posibilidades de la técnica, sino sobre todo a conocer mejor a los alumnos a los que siempre hemos valorado y evaluado en una dirección única: la de su inteligencia en el sentido más general e impreciso del término.
Hoy día se habla mucho de Inteligencias Múltiples, y sin entrar de lleno en tan importante teorías, sí quiero destacar que la escuela siempre ha valorado y promovido un tipo de inteligencia: la lógica, y también, aunque menos, la lingüística, ignorando que por ejemplo, y en el tema que nos ocupa, la inteligencia espacial es de un valor incalculable, de cara a futuras profesiones que precisan el dominio del espacio, la perspectiva, el dibujo, etc.
Howard Gardner define la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas. La importancia de la definición de Gardner amplía el campo de lo que es la inteligencia y reconoce lo que todos sabíamos intuitivamente, y es que la brillantez académica no lo es todo. A la hora de desenvolvernos en esta vida no basta con tener un gran expediente académico. Hay gente de gran capacidad intelectual pero incapaz, por ejemplo, de hablar en público. Por el contrario, es frecuente encontrar personas menos brillante en las aulas que triunfa en el mundo de los negocios o en su vida personal. Triunfar en los negocios, o en los deportes, o en cualquier área laboral requiere ser inteligente, pero en cada campo utilizamos un tipo de inteligencia distinto . Dicho de otro modo, Einstein no es más inteligente que Michel Jordan, pero sus inteligencias pertenecen a campos diferentes.
No, no se trata de capacidades inamovibles e innatas, sino más bien de unas destrezas que como tales pueden desarrollarse, aunque influya el componente genético. Según sus investigaciones todos nacemos con unas potencialidades marcadas por la genética: Ocho clases de inteligencias –según dicho profesor- que poseemos en mayor o menor grado, si bien no hay lo que se pueden considerar “tipos puros”. Es decir, si es cierto que una de las ocho puede ser la que poseamos a más alto nivel, sea cual sea nuestro trabajo en la vida, también es cierto que vamos a precisar de las inteligencias restantes porque tampoco hay actividades puras.
En muchos alumnos predomina, y siempre se ha ignorado, la inteligencia llamada Espacial y que caracteriza a los individuos por la capacidad de construir un modelo mental del mundo en tres dimensiones. Es la inteligencia que tienen los marineros, los ingenieros, los cirujanos, los escultores, los arquitectos, los decoradores, los que son capaces de dibujar figuras avanzadas para su edad, imágenes visuales nítidas, leer mapas, gráficos y diagramas con más facilidad que el texto y, cuando leen, aprovecha más las imágenes que las palabras, etc.
Luego el futuro de los alumnos no es unidireccional porque sus inteligencias son múltiples, y el conocerlas, potenciarlas, incentivarlas es la primordial responsabilidad del docente. Pongamos fin, pues, al concepto ancestral de inteligencia y abramos nuevos horizontes al maravilloso puzzles de capacidades que son los alumnos.
Muy importante sería que desde la escuela y desde la familia se empezara a considerar y valorar cuantas manifestaciones, por sutiles que sean, apunten a una determinada inteligencia como superior al resto. Se evitaría, así, que los hijos lleguen a la adolescencia y juventud sin saber qué orientación profesional dar a sus vidas.
Pero no basta con descubrir determinadas capacidades como superiores sino que hay que buscarles orientación en el sentido de que se puedan desarrollar, sobre todo, desde una perspectiva de futuro.
ARTE DIGITAL
En mi constante dirección de progresar y actualizarme en todas las direcciones posibles, así como mi gran afición por el arte, intuí la posibilidad de crear que, desde programas digitales, tenía a mi alcance y podría hacer llegar a los alumnos.
Y comencé una larga y solitaria andadura, ensayando, estudiando, investigando, etc. pero con la tenacidad que me daba la certeza de estar trabajando en línea con una disciplina para mí, y creo que para muchos maestros y profesionales, inédita: El Arte Digital.
Pero vayamos por partes.
El arte, en general, es una actividad dinámica y unificadora. El dibujo, la pintura o la construcción es un complejo proceso en el que el niño reúne elementos de su experiencia para formar un todo con un nuevo significado. Pero estas actividades, la mayoría de las veces, dada la amplitud de programas y la necesidad de responder ante las familias de una preparación, en cuanto a conocimientos cognitivos se refiere, se relegan o se subordinan a las necesidades que, desde el punto de vista de los sectores mencionados, se consideran prioritarias como ya hemos visto anteriormente.
Y así nos olvidamos todos de que en este proceso de seleccionar, interpretar y reformar esos elementos básicos de la experiencia de nuestros alumnos, nos dan algo más que un mero dibujo, pongo por caso, sobre una hoja de papel. Nos proporcionan -y esto debe ser de gran trascendencia e importancia para cualquier educador -una parte de sí mismos: cómo piensan, cómo sienten, cómo ven, cómo son, en definitiva, que es lo que más nos interesa.
Con esto no quiero decir que un buen programa de Educación Artística "salve a la humanidad", pero eso sí: los valores que en este programa se propician son básicos en el desarrollo de una nueva filosofía, una nueva imagen, un nuevo hombre, germen, llegado el día, de irrumpir en la sociedad como "agujero" de cambio.
El Arte Digital es la fusión del Arte y Tecnología y es tan amplio el abanico de posibilidades que ofrece de cara al presente pero sobre todo al futuro que de ninguna manera puede ser relegado en educación.
La revolución digital comenzó en 1980. y es imposible hoy conocer exactamente hasta donde llevará al hombre dicha revolución. El Arte Digital crea figuras y formas, sonidos y música que tienden o pueden tender a lo estético mediante líneas, dibujos y colores, que pueden presentarnos imágenes pictóricas, pero el arte digital es para muchos “la hermana pobre” de las artes con la falsa creencia de que es la “máquina” la que logra resultados. Pero yo os pregunto: ¿Hay algún tipo de herramientas que trabajen por si solas? Hace falta conocerlas, trabajarlas, hace falta, y es imprescindible, el alma humana capaz de crear algo con ellas.
Pero concretándonos al dibujo digital y teniendo en cuenta que el concepto más amplio de dibujo es aquel que lo define como cualquier forma de expresión de una idea, hoy tales posibilidades se han multiplicado casi al infinito generando nuevas y múltiples profesiones como ya hemos dicho. De ahí que los alumnos deban formarse para saber encontrar y manejar en la pantalla del ordenador cuantas herramientas le sean de utilidad para tales objetivos.
No obstante la urgencia de afrontar el reto de las Nuevas Tecnologías, y en el caso al que hoy me refiero, el Dibujo Digital, no implica la renuncia a lo personal y humano. Muy por el contrario, es el hombre con su sensibilidad y capacidad creativas el que tiene que manejar los hilos del progreso para hacerlos herramientas de su mejor trabajo.
Por experiencia de muchos años y muchos alumnos, hoy puedo dar fe de cómo alumnos avocados al fracaso, mediante la práctica del Dibujo Digital, hoy por hoy han logrado puestos de responsabilidad como infógrafos, publicistas, fotógrafos, creativos, diseñadores, maquetadores, etc.
De aquí mi inquietud por tema que considero alarma que nos sitúa ante un resto, una responsabilidad, una urgencia: Valorar la individualidad de nuestros alumnos y poner en marcha programas que los motiven e interesen hasta lograr que el aprendizaje sea, ante todo, un placer, como lo es para mí haber logrado ser autodidacta de cosas sencillas pero que me hacen sentirme viva, ilusionada, actualizada.
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