martes, 30 de abril de 2013

HOGAR, ESPACIO DE LIBROS


 
EDUCACIÓN/DIARIO CÓRDOBA
ISABEL AGÜERA

La semana pasada, desde esta columna, me refería ya a la importancia de saber elegir obras de acuerdo con los intereses individuales de los alumnos, hoy vuelvo al tema, ya que estamos en días de libros, insistiendo en algo altamente conocido: las primeras experiencias de la vida son definitivas para la formación de hábitos, valores, actitudes, etc. Así las vivencias que experimentan en estos años respecto a la lectura incidirán de manera definitiva en su formación como futuros lectores
No obstante, hay que tener claro, y ser muy conscientes de ello, que la lectura no consiste solamente en saber qué dice en determinado texto, sino ante todo el libro debe convertirse para el niño en el gran placer de descubrir el contenido, el valor de las palabras, las respuestas a sus muchas interrogantes, el libro, aún sin que el niño sepa leer, debe ser evocador de belleza y desencadenante de un gran deseo: ¿qué dicen sus páginas? De ahí que la lectura debe empezar en el hogar.
Recuerdo al respecto que, cuando mis hijos eran muy pequeños y viajábamos, de una manera casi inconsciente, les hacía fijarse en cuantas cosas bellas se iban sucediendo ante nuestra vista: paisajes, salidas y puestas de sol, flores, colores… El resultado, gran sensibilidad artística, cualidades y actitudes positivas hacia todas sus manifestaciones.
Y con esto quiero decir que, aún mucho antes de que los niños lean, los padres deben convertir el hogar en espacio en el cual vean libros, huelan libros, hojeen libros, interpreten sus ilustraciones, oigan hablar de libros y, sobre todo, se familiaricen con la imagen de sus padres leyendo libros.
Lamentablemente los niños consumen más televisión que libros por lo que más que nunca tendremos todos que promover el valor del libro para que sea realidad lo que dice Bacon: La lectura hace al hombre completo…



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