La mano de un niño solo tiembla ante lo desconocido.
APRENDER NO ES IGUAL A MEMORIZAR
Es obvio que nuestros alumnos, como
cuando nosotros fuimos estudiantes, siguen creyendo que estudiar es
sinónimo de memorizar, al fin de reproducir ante el profesor el mayor número de
palabras posibles. .
Cualquier procedimiento
elegido para favorecer el aprendizaje, el estudio, tendrán que lograr, para ser eficaces, que los conocimientos lleguen a la memoria
de los alumnos de forma organizada
Por experiencia de tantos años en ejercicio de la
profesión de maestra, sé con cuánta facilidad se confunde la memoria con el
estudio, en el sentido de creer que, cuando algo se olvida, se achaca a la
mala memoria, y no a la falta de estudio y comprensión.
Así, los padres suelen expresarse en estos
términos: Es que el niño, la niña tiene muy mala memoria, porque en casa,
anoche, me dijo la lección entera, ¡y se la sabía!, pero, ¡vaya memoria que
tiene el niño o la niña!
Y sí, es verdad que hay que potenciar la memoria -ya hablaremos de ello-,
pero, lo que por lo general falla, es que no han aprendido a estudiar y tratan
de memorizar conocimientos que no están
de ninguna manera organizados y, por supuesto, no pueden ser integrados como
tales.
Poco, o nada, cuenta la
reflexión, interiorización, el conocimiento, en definitiva,
"digerido", asimilado del porqué de las cosas. Sólo el justificarse ante el profesor,
a la hora de dar cuenta de un tema.
Les importa, y mucho, que les salga la "cuenta",
porque suponen, y casi suponen bien, que por lo que repitan, acerca de la
lección encomendada, y tal vez sólo por eso, se les va a evaluar,
APRENDER EQUIVALE A DESCUBRIR
De ahí que los contenidos
conceptuales haya que secuenciarlos bien de forma que cada uno de ellos sea
eslabón que apoye y potencie el aprendizaje del siguiente.
Pero situar al alumnado
en el estadio de la investigación y descubrimiento, conlleva, por parte del
maestro, una dedicación plena, una ilusión y amor al estudio que contagie a los
alumnos, sin necesidad de forzarlos por caminos "intransitables" y,
posiblemente, sin retorno.
RECUERDO AL RESPECTO
Un curso, me llegó un grupo de alumnos de quinto
nivel, totalmente desmotivados, sin interés alguno por aprender,
indisciplinados y tremendamente perezosos,
Se me ocurrió hacerles un proyecto de trabajo en
grupos. Se trataba de investigar sobre los monumentos cordobeses llamados TRIUNFOS, dedicados al
Arcángel San Rafael. Comencé por contarles las tradiciones, milagros e
historias atribuidas al Arcángel. Los lancé a investigar. Resumiendo: el éxito
fue total. Imposible de enumerar aquí la cantidad y variedad de trabajos que se
derivaron de tal investigación.
El grupo estaba salvado de la monotonía,
indiferencia, desgana y poca motivación.
Sin duda, el primer paso hacia el fracaso lo
impulsamos los padres y maestros cuando
en el proceso enseñanza-aprendizaje, no preparamos a individuos autónomos,
capaces de aprender por sí mismos.
Cargamos las tintas" en el aprendizaje por aprendizaje, olvidándonos de algo
esencial: desde los primeros años hay que enseñar a aprender.
Los
conocimientos no se adquieren por ósmosis y mucho menos a base de clavar los
codos día y noche y, a trancas y
barrancas, repetir como loritos, la letra por encima de lo que se considera pura obligación y nada
más.
Por lo general, los libros de texto, desde hace años, nada tienen que ver con las antiguas enciclopedias donde todo estaba resumido y fácil de memorizar. Los libros de texto hoy día están concebidos para informar y extractar de ellos lo básico, lo fundamental, y eso no se consigue con los rutinarios subrayados que solemos hacer, sino leyendo, comprendiendo, extractando y, finalmente, memorizando.
Insistentemente he trabajado, y sigo trabajando,
en estrategias que favorezcan el cambio necesario para que el estudio deje de
ser el fantasma gigante que persigue,
acosa, desvela, deprime... a nuestros pequeños y jóvenes estudiantes.
En la próxima entrada quiero comenzar con estas estrategias pero, previamente, me parece interesante entender el por qué es necesario que los maestros estemos convencidos del absurdo y rutinario ejercicio de enseñanza que, día a día, llevamos a cabo sin más. > mí, al menos, así me lo parece.
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