¡Qué felicidad la de los niños/as
cuando los mayores participan en sus juegos,
responsabilidades, en sus vidas!!
Queridos compañeros/as: Ya por algún espacio de mi competencia he aclarado que no se trato de dar lecciones a nadie sino de transmitir conclusiones,tras toda una vida entregada a la maravillosa profesión de ser maestra.
Importante y trascendente tarea la del
educador, hombre nuevo, capaz de
entender que el ayer se finiquitó, se canceló, y resulta conveniente conservar y transmitir lo mejor
que hubo en él pero jamás debe tratar de
repetirlo.
No, no
estamos ante una generación perdida; estamos, y es una realidad palpable, ante
una filosofía nueva que, en mayor o menor grado, profesamos todos, si bien son
los jóvenes quienes, en la plenitud de sus años, la asumen y radicalizan sin pudor.
Los educadores en general, y por
supuesto los padres, tenemos la obligación y responsabilidad de conocer, sin
frivolizar, sin anatematizar, sin dramatizar los auténticos problemas que
plantean hijos y alumnos, a fin de romper viejos esquemas y reconducir valores
de siempre por métodos nuevos, al tiempo que tratar de vincularlos con los
emergentes, atributos que caracterizan al chico, al joven de hoy, hijo de esta
nueva modernidad.
Saber hacer hogar es un valor que, para nada, tiene que ser privativo,
como lo ha sido siempre, de las mujeres. Los hombres, hoy día, más que nunca,
tienen que trabajar en esta dirección
porque el trabajo de las parejas, las
muchas salidas, el tiempo que los hijos pasan en colegios, etc. debe tener un
feliz retorno, cada día, al calor de un cultivado y bien cuidado hogar.
Valorad, pues, vuestra vivienda pero sobre todo, valorad el que ella
sea un confortable y sencillo hogar. Y que los hijos, además de padre y madre,
tengan un lugar que recordar, un hogar que transmitir.
La
educación es comunicación, es diálogo, en la medida en que no es la
transferencia del saber, sino un encuentro de sujetos interlocutores, que
buscan la significación de los significados."
Hay
que tener capacidad para callar y escuchar las razones del otro porque de lo
contrario tan sólo serán como ruido que se oye sin saber ni tan siquiera de
dónde procede.
No hay comentarios:
Publicar un comentario