martes, 13 de septiembre de 2016

Comenzamos curso




Hoy, más que nunca, debemos ser, escuela y familia, ámbitos de felicidad donde los niños aprendan, sobre todo,a vivir y ser felices.

Esta semana, amigos y compañeros comenzamos con el Suplemento de Educación 2016/2017, suplemento en el que estoy colaborando desde el primer día de su creación, hace 31 año, Personalmente pienso que es mi gran obra y me siento satisfecha porque tras atravesar  muchas y grandes dificultades, no creo haber faltado nunca a mi cita con la educación, ni faltaré mientras pueda. Es un honor, aunque nada cambie, nada importen mis palabras.
Hoy, un nuevo curso escolar me despierta ilusiones, inquietudes y deseos de seguir trabajando, desde este aula de mi ordenador.

DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
COMENZAMOS CURSO ESCOLAR
Un nuevo curso escolar empieza en Córdoba. Las puertas de los centros escolares ya están abiertas y los alumnos caminan, mochila a cuestas, con gana o desgana pero con grandes expectativas acerca de las novedades que les esperan.
Este día, no puedo evitarlo, cada año, desde que me jubilé, me uno virtualmente al coro de profesores que también, con más o menos ilusión, se dirigen a sus respectivos centros de trabajo. Siempre fue para mí, este, un gran día y lo sigue siendo. Así que me traslado a todos y cada uno de aquellos centros donde ejercí, más que de maestra, de aprendiz y donde con los brazos abiertos recibo a mis siempre queridos alumnos. Allí estoy y allí seguiré siempre con ganas de conocer caras, con ganas de oler de nuevo a tiza y material escolar, con ganas de volver a decir: buenos días: soy vuestra maestra. Me llamo Isabel… Y, tras presentaciones, este primer día de curso y primer día ya de vieja colaboración en este suplemento, casi mi obligación es empezar mi lista de repetidas reivindicaciones, que son exponente de un total inmovilismo en la educación.

Empiezo, pues, por una llamada de nuevo al urgente y olvidado por todos, menos por los que lo sufren, del calor y frío en las aulas. En tiempos de penurias todo se soportó, pero hoy día no podemos consentir que nuestros hijos y maestros, para educar, enseñar, aprender, tengan que pasar por aquello que los adultos no soportamos ni en nuestras casas. Hubo un tiempo en el que la vocación lo soportaba todo. Hoy es preciso, y muy urgente, que antes que nuevas tecnologías, las escuelas estén ‘habitables’, tal y como están en nuestras casas, y no en un horno o en un congelador. No basta con un simple ventilador o estufita. Creo que, como mínimo, deben estar como están todos los despachos de otros centros oficiales. ¿Se arreglará esto alguna vez para todos? 

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