Hola,
queridos niños. Soy la Constitución Española de 1978. ¡Vaya carita que se os ha
puesto! Lo siento pero hoy es mi cumple y quiero escribiros esta carta para que
sepáis de mi. Ya sé que puedo pareceros
un rollo de mucho cuidado y sé que de mala gana habéis atendido a las
explicaciones que os han dado en el cole, en el instituto y tal vez en vuestras
casas! Pero yo ya soy mayorcita y quiero ser yo misma la que me presente a
vosotros. ¡
Ea,
pues aquí estoy! Es mi cumple porque yo también tuve un día de nacimiento, el 6
de diciembre de 1978 y, por cierto, aquel acontecimiento de mi entrada en la
vida española estuvo rodeado de ¡siete padres!, hombres muy importantes que,
tras tiempo de discutir, pensar y concluir, consiguieron darme la vida con autorización
del gran pueblo español y empezando nada menos que por vuestro rey, Juan
Carlos.
Por
eso, aunque me llamen Carta Magna, carta grande, yo nací tan bebé como
vosotros. ¡Ah, se me olvidaba, por si os equivocáis en los años! ¡Cumplo 38
diciembres! ¿Qué voy para viejecita? ¡Ni que lo soñéis! Me queda mucho por
hacer por todos, pero quiero seguir recordando aquel día primero de mi
nacimiento. Veréis, yo no soy de carne y hueso como vosotros, sino de papel, y
eso no es ni bueno ni malo, sino distinto. En mí se puede leer y escribir por
los siglos de los siglos sin más problema que el de todos: que mis escritos,
con los muchos años, se pongan algo chungos y haya que darles un arreglito, que
es en lo que andan ahora los políticos, pero seguiré siempre ahí, en la historia de este
país.
España
empezó a estar revuelta porque la gente pedía libertad, igualdad,
participación... Y los que por entonces mandaban dijeron: «Esto no puede
seguir. Tenemos que hacer algo para que todos los españoles estén contentos y
vivan en paz». Y ese algo fui yo. ¿A qué os habéis enterado? ¡A celebrarlo!.
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