martes, 28 de febrero de 2017

Relación padres-maestros

Quiero hoy hacer una reflexión sobre aquellos aspectos que marcan la relación entre padres y maestros -familia y escuela- en la difícil tarea que a ambos les concierne: la educación de los hijos. Un rápido análisis nos permite afirmar que, hace unos pocos años, las familias contaban con elementos de solidez propios y muy superiores a los actuales: mayor estabilidad en el trabajo, más tiempo libro, menor estrés, etc., y como consecuencia, más dedicación a los hijos.
En la actualidad, las familias, a pesar de sus mejores niveles de formación y educación, están más afectadas por influencias sociales negativas propias de la sociedad actual y son más débiles en su estructura, encontrándose inmersas, en muchos casos, en problemas reales que afectan a su estabilidad: carencia de ideales claros de vida, dificultades de convivencia o ruptura del matrimonio, etc. Esas familias necesitan más que nunca ayuda en su acción educativa profunda, y deben encontrar colaboración en el ámbito escolar, dentro de un marco de confianza. La relación existente entre escuela y familia exige de ellas una exquisita coordinación. La familia, los padres en muchos casos no solo rompen la supuesta coordinación que debe existir, sino que crean grandes conflictos para el entendimiento.
Es muy importante que reflexionemos en la importancia del maestro en la vida de nuestros hijos porque en esa obligada o no cesión de responsabilidades, está en juego el futuro de los hijos.

Desde el momento que los padres eligen un centro escolar deben establecer con su profesorado una muy especial relación de respeto, confianza, credibilidad y sobre todo complicidad y siempre sin olvidar que como dice el filófoso francés Rousseau, «un buen padre vale por cien maestros». Frase que avalo al cien por cien, recordando al mío como el mejor maestro que tuve.

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