No cortes un programa de tele que vea un niño para ver el tuyo. Mejor preverlo y acordar
horarios.
No mini valorices materias como dibujo, deporte, etc. Con
esas, tal vez, únicas
buenas notas, nos están dando pistas hacia dónde debemos enfocar un exitoso futuro.
No digas, como recurso corrector, o para evitar problemas,
esto o aquello es pecado, te va a llevar el demonio, etc. La mentira y el miedo
nunca deben guiar el comportamiento de un niño
No digas nunca a un niño eso está
mal: eres un desastre. Mejor decirle: tú
puedes hacerlo mejor y seguro que lo vas a hacer.
No hagas comparaciones
entre hermanos ni entre alumnos. Mejor reconocerle a cada uno sus
valores porque de lo contrario siempre se sentirán
con la necesidad de copiar de los demás.
No mandes a un niño leer. Motívalo,
con ejemplos, con libros, con ayuda,
etc. y acabará leyendo por su cuenta
No llamemos
mentiroso a un niño, mejor adelantarnos, con una supuesta versión y así
evitar ser descubierto y
tenido por un auténtico
mentiroso.
No humildes a un niño por nada, mejor adelantarse
con palabras, más o menos,
como estás.
Os cuento una anécdota:
Un día en el aula estaba previsto que los alumnos llevaran dinero para pagar unas fotos. Por lista los
iba llamando y anotando. Uno de ellos, al sacar el dinero de la cartera, exclamó:
¡lo
traía
y ya no lo tengo! ¡Me lo han quitado, maestra!
Se formó un poco de revuelo en la clase. Yo lo tranquilicé y le dije: no te preocupes que aparecerá. En ese momento sonó
el timbre para salir al recreo. Bajé
con ellos en fila y le pedí a a una compañera que los
vigilara unos momentos. Volví a la clase y miré
en la cartera del compañero
de pupitre. Efectivamente, allí estaba el dinero. Lo cogí
y lo coloqué debajo de la mesa
del niño
que le faltaba el dinero de forma que apenas se veía. Regresé
al recreo y una vez en clase, un alumno dijo: seño, debajo de la mesa de Paco –no era su nombre- hay dinero. ¡Vaya!
–exclamé-
al sacar los libros se te cayó y no te diste cuenta.
Por supuesto no fue todo lo que hice, pero evité
el descubrirlo ante los compañeros porque tal y como son los niños
lo hubieran calificado de ladrón para los restos.
Hagamos de nuestras
escuelas, de nuestras casas lugares de
convivencia, conocimiento, tolerancia y colaboración
donde se aprenda a vivir en sociedad, soportando, conociendo, tolerando…
Encontré a un pajarillo caído del nido.
Me acerqué para enseñarle a volar, pero, izando sus pequeñas alas, se alejó de
mí. Un sueño tuve aquella tarde: que mis alumnos/as, enarbolando sus propias
alas volaran hacia horizontes de luz y libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario