viernes, 20 de abril de 2018

BUENAS IDEASEN EDUCACIÓN





No cortes un programa de tele que vea un niño  para ver el tuyo. Mejor preverlo y acordar horarios.

No mini valorices materias como dibujo, deporte, etc. Con esas, tal vez, únicas buenas notas, nos  están dando pistas hacia dónde debemos  enfocar un exitoso futuro.

No digas, como recurso corrector, o para evitar problemas, esto o aquello es pecado, te va a llevar el demonio, etc. La mentira y el miedo nunca deben guiar el comportamiento de    un niño

No digas nunca a un niño  eso está mal: eres un desastre. Mejor decirle: tú puedes hacerlo mejor y seguro que lo vas a hacer.

No hagas comparaciones  entre hermanos ni entre alumnos. Mejor reconocerle a cada uno sus valores porque de lo contrario siempre se sentirán con la necesidad de copiar de los demás.

No mandes a un niño  leer. Motívalo, con  ejemplos, con libros, con ayuda, etc. y acabará leyendo por su cuenta

No llamemos    mentiroso a un niño,  mejor adelantarnos, con  una supuesta versión y así evitar ser descubierto  y tenido  por    un auténtico mentiroso.

No humildes   a un niño por nada, mejor adelantarse con palabras, más o menos, como estás.
Os cuento una anécdota:
Un día en el aula estaba previsto que los alumnos llevaran  dinero para pagar unas fotos. Por lista los iba llamando y anotando. Uno de ellos, al sacar el dinero de la cartera, exclamó: ¡lo traía y ya no lo tengo! ¡Me lo han quitado, maestra!  Se formó un poco de revuelo en la clase. Yo lo  tranquilicé y le dije: no te preocupes que  aparecerá. En ese momento sonó el timbre  para salir al recreo. Bajé con ellos en fila y le pedí a a una compañera que los vigilara unos momentos. Volví a la clase y miré en la cartera del  compañero de pupitre. Efectivamente, allí estaba el dinero. Lo cogí y lo coloqué   debajo de la mesa del niño que le faltaba el dinero de forma que apenas se veía. Regresé al recreo y una vez en clase, un alumno dijo: seño, debajo de la mesa de  Paco –no era su nombre- hay dinero. ¡Vaya! –exclamé- al sacar los libros se te cayó y no te diste cuenta.
Por supuesto no fue todo lo que hice, pero evité el descubrirlo ante los compañeros porque tal y como son los niños lo hubieran calificado de ladrón para los restos.

Hagamos de nuestras escuelas, de nuestras casas  lugares de convivencia, conocimiento, tolerancia y colaboración donde se aprenda a vivir en sociedad, soportando, conociendo, tolerando


Encontré a un pajarillo caído del nido. Me acerqué para enseñarle a volar, pero, izando sus pequeñas alas, se alejó de mí. Un sueño tuve aquella tarde: que mis alumnos/as, enarbolando sus propias alas volaran hacia horizontes de luz y libertad.

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