martes, 16 de octubre de 2012

¡Qué muchachos!

OPINIÓN/ DIARIO CÓRDOBA
ISABEL Agüera 16/10/2012



 
El ring, ring de mi móvil me pone al habla con mi nieto de diecisoete años y un par de amigos: Abuela -me dice-, ¿me das permiso para que tres amigos y yo pasemos una semana en el apartamento de la playa? Sí, claro -contesto-, pero... Antes de que termine, la voz de mi nieto y la de sus amigos expectantes, me interrumpen: Vamos a cuidar de todo, y vamos a limpiar...
Transcurrida la semana regresan. ¿Habéis gastado mucho? -les pregunto-. Veinte euros cada uno. ¡Sí, sí en la semana y hemos comido bien: macarrones, lentejas, arroz, pescado.
¡Bueno, bueno qué muchachos! Cuesta trabajo creerlos, pero las mamás de los respectivos lo confirman. ¡Vaya! ¡Como que han traído el dinero de vuelta!
Hay una frase muy conocida que refiriéndose a la adolescencia dice: En esta edad se es héroe o villano a diario. No obstante es más que notable cómo se nos olvida la simultaneidad de los términos y nos solemos quedar con el de villano, sinónimo de maleducado, irresponsable y hasta grosero. Se nos olvida, o queremos ignorar, el grado de heroicidad que son capaces de practicar en cualquier momento sin reparar en consecuencias sobre todo cuando se deposita en ellos confianza.
Pocas veces nos referimos a estas edades con optimismo, sino más como una generación de vagos, irrespetuosos, rebeldes y, llegado el caso, absurdos camorristas de manifestaciones.
Excepciones aparte, la juventud no deja de ser savia nueva que se iza con energía. Me dio pena leer, por casualidad, el cúrriculum, que como trabajo de clase, hacía un chico de catorce años: cinco idiomas, tres carreras, un montón de premios, etc.
¡Claro que tienen aspiraciones de futuro!, pero las cegamos con nuestros pesimismos de mayores.
¡Ah! El apartamento quedó como los chorros del oro.
Es la fiebre de la juventud la que mantiene el mundo y la temperatura normal. Georges.



* Maestra y escritora





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