miércoles, 31 de julio de 2013

Técnicas de estudio 2


                                             Mirar a lo lejos nos da la posibilidad
                                             de descrubrir bellos y nuevos paisajes.
      
                                                                           
                                                                                
CONOCER A LOS ALUMNOS/AS

Un epítome o prueba previa bien elaborada nos puede situar en el umbral de conocimientos que los alumnos, en general tienen y del cual tendremos que partir, pero de capital importancia es así mismo conocer a los alumnos/as desde el punto de vista de su psicología. Algo que alguien puede pensar que no es misiva del maestro, pero me parece imprescindible, a un nivel mínimo, conocer al alumnado en este sentido, puesto que cuanto mayor sea el abanico de conocimientos individuales que tengamos de todos y cada uno, más fácil nos resultara entender sus comportamientos, así como motivaciones, etc.
Para ello no es necesario recurrir a grandes y complicadas pruebas. Sinceramente, basta con algo de voluntad y creatividad para llegar a intuir valores, problemas, familia, etc. que tanto pueden influir en el aprendizaje.
En esta línea de cosas sencillas, me “fabriqué” mis propios test y os aseguro que me dieron excelente resultado.
Citaré solo uno o dos. En mi obra “primeros Pasos en el Estudio” me extiendo de forma mucho más exhaustiva.

1ª TEST DE LOS CATÁLOGOS
Se trata simplemente de procurar a los alumnos el mayor número de catálogos de los que a diario atiborran los buzones de correos, tanto de juguetes, muebles, comidas, etc.
Una vez que los tengan pedirles, sencillamente, que busquen y anoten qué les gustaría comprarse de todo lo que encuentren ahí, eligiendo un máximo de dos cosas.

UN RECUERDO
Un alumno de quinto, que tras pasar por varios profesores, habíamos coincidido en su poca voluntad, en su mínimo esfuerzo para el trabajo. Parecía que estuviese estancado en el mayor de los fracasos, sin remedio posible, dada su inmovilidad, pasividad ante todo.
Y, sorprendentemente, tras el "Test de los Catálogos, el alumno me dio una pista importante: entre montones de juguetes y cientos de cosas atractivas para cualquier niño, eligió solo un dormitorio. Sorprendida, le pregunté que cuál era el motivo de su elección, puesto que imaginaba que tenía cama, etc. Me contestó que sí, pero que tenía que compartir un pequeño dormitorio con dos hermanos menores que le cogían todo el material y jugaban incesantemente. ¡Quiero estar solo! –exclamó-, y que mis hermanos me dejen en paz y no me cojan lápices, bolígrafos, etc. Efectivamente, cuando hablé con la madre, me confirmó que el piso era muy pequeño y que tenían que dormir todos sus hijos varones, cuatro en total, en una reducida habitación, algo que, por supuesto, limitaba y condicionaba el ambiente requerido para trabajar un mínimo.

Fueron muchas y curiosas las cosas que pude conocer de mis nuevos alumnos. Una niña eligió botellas de vino: Para que no las encuentre mi padre –dijo- que se emborracha todos los días.
Un niño eligió un micrófono. Resulto que era tartamudo y no hablaba, prácticamente, nada.

2º PASA EL HURACÁN
Otro invento en mi deseo de conocer lo más posible a mis alumnos/as. El objetivo principal, buscar una aproximación a la lógica individual.
Es importante conocer qué grado de intuición, deducción, razonamiento, etc., poseen, aunque sólo se trate, como es natural a sus años, y dependiendo de ellos, de una mera aproximación a tales facultades.
Para ello se les puede dar fotocopiada una lámina -puede dibujarla el maestro o recomponerla de otros dibujos- donde aparezca una casa totalmente destrozada por el supuesto paso de un huracán.
Se le explica que hay que volver a reconstruirla, cosa por cosa y que, según crean cada uno, escriban por detrás de la hoja, el orden de preferencia que seguirían en la supuesta reconstrucción.
Es muy curioso observar cómo, por lo general, una gran mayoría eligen, como elemento primordial, la chimenea, lo que pone de manifiesto que se trata, bien de poca lógica o bien de falta de madurez, puesto que la capital importancia la centran en algo tan pueril como la chimenea que aparece en todas las casitas de sus infantiles dibujos.
Los que muestran mayor desarrollo lógico son aquellos que eligen, en primer lugar, ladrillos, hierros, etcétera, para reconstruir los cimientos.
Y, desde cualquier punto de partida, habrá que analizar, interrogar y deducir.
Una alumna, a la que yo tenía por bastante inteligente, eligió como primero, las puertas y ventanas.
Yo le pregunté: ¿Cómo vas a poner puertas y ventanas a una casa sin paredes? Es que -contestó-, si no hay puertas y ventanas, y hay fuego, ¿por dónde se sale una?
Sospeché que tuviera algo de claustrofobia. Después, la madre me confirmó que, cada noche, antes de acostarse, revisaba puertas y ventanas para comprobar que se podían abrir con facilidad.
En honor a la verdad, tengo que confesar que raro era el día que no me inventaba algún tipo de prueba. Si bien, insisto, son más bien una simple reflexión sobre algún aspecto determinado por el cual me sienta interesada y que, por supuesto, su resultado no va más allá del puramente "anecdótico" pero, desde mi punto de vista, muy interesante para prevenir problemas de aprendizaje como de cualquier otro tipo.

Y nada más por hoy. Seguiré con mis estrategias que nada tienen de particular, pero, por ello, creo, funcionan.







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