DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
2/IV/2014
De igual forma que los niños pueden encontrar en un pequeño detalle un gran misterio, busquemos en la grandeza de la infancia las ocultas, tal vez, posibilidades que todos tenemos y que a los educadores nos pueden pasar desapercibidas.
De nuevo, los alumnos están,
prácticamente, en el umbral de nuevas calificaciones que darán cuenta del
resultado de un trimestre de trabajo, y serán muchos los que lo esperen o no,
se encontrarán con evaluaciones que los situarán en el bando de los triunfadores o de los perdedores o
fracasados, situaciones que darán como resultado, bien, aplausos, bien,
reproches e incluso castigos.
Es por eso que hoy quiero invitar a padres y
maestros a una breve pero profunda reflexión
acerca de las posibles causas por las que tantos alumnos se verán avocados a
esta negra providencia de frustración.
El fracaso escolar es un fenómeno que no responde a una única causa,
e incluso puede verse motivado por varias de ellas al mismo tiempo. Cada alumno es un caso particular, y su
nivel de rendimiento puede estar determinado por infinidad de
factores, si bien el único que a veces creemos y expresamos es la falta de
estudio con lo cual estamos considerando
un único responsable y excluyéndonos de búsqueda de causas que pueden estar
latentes en la mente de un niño o adolescente.
Por experiencia con cientos de
alumnos, he creído siempre y he practicado como imprescindible la búsqueda de
causas que de un alumno inteligente,
valioso, hagan un permanente fracasado. Siempre he tenido como lema el
siguiente pensamiento: tras un alumno que fracasa en los estudios, hay un ser
humano fracasado o sin autoestima alguna al que habría que recuperar antes que
recuperar conocimientos.
Y los resultados de esta necesaria investigación sobre
posibles causas, han sido de lo más variopintas: falta de motivación, dislexia,
déficit de atención con hiperactividad,
problemas de visión, etc. etc.
La pregunta que nos hacemos es qué hacer. Ante
todo, serenidad, atención, ayuda de profesionales y, muy importante, cariño,
palabras de estímulo y motivación. Jamás castigos, privaciones y punto, actitudes que solo servirán para acentuar problemas; jamás para resolverlos.
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