Día el de hoy, amigos, para
organizar el fin de semana. Hagamos o vayamos a dónde sea o con quién sea, la
convivencia es el diario mejor o peor que tenemos que asumir porque no somos
islas, aunque a veces lo deseemos; tampoco sería lo mejor.
Por eso, hoy, os transcribo de
mi obra, “Criterios para aprender a convivir” editado por CCS, unos jamases
que, desde mi punto de vista tendríamos que no olvidar en el trato diario con
los demás.
JAMÁS DE LOS JAMASES
· Jamás
en una conversación, trates de hablar más que los demás; mejor, escuchar.
· Jamás
interrumpas al que te va a contar algo, bien para hablarle de ti o exclamando:
¡eso ya lo sabía!
· Jamás
mires al móvil, al ordenador o a cualquier otra cosa, mientras alguien te
cuenta algo.
· Jamás
desmontes una mentira, aunque conozca la
verdad, si la persona se disculpa, evitando así que se sienta humillada.
· Jamás
preguntes, si descubrís que una persona tiene un defecto físico o de familia y
menos aún lo delates.
· Jamás
digas “eso lo hago o lo sé yo mejor”
aunque sea verdad. Mejor callar y cuando sea oportuno demostrarlo con hechos.
· Jamás
respondas a un insulto con otro insulto, porque no solo os iguala sino que no
hay mayor insulto que el silencio por respuesta.
· Jamás
trates, si alguien tiene especial fe en algo que no perjudica a nadie, de
demostrarle que está equivocado. Sería como robarle un recurso que posiblemente
le ayuda a vivir.
· Jamás
hables del error del otro, si ya ha sido consciente de ello y no lo puede
corregir, porque seguro que no lo repetirá.
· Jamás
discutas con un orgulloso. Sera la mejor forma de que entienda que el orgullo
de verdad es saber callar a tiempo.
· Jamás
niegues al otro la oportunidad de quedar bien, aunque tengas que adelantarte
improvisando una mejor interpretación.
·
Jamás
juzgues a alguien sin detenerte unos momentos y ponerte en su lugar.
·
Jamás
envidies, con malas artes, algo que tengan los demás. Seguro que cada uno de nosotros
tiene mucho que los demás no tienen. Nadie lo tiene todo. Por eso nos
necesitamos para convivir y no para "jugar "a guerrillas
absurdas.
· Jamás
presumas de saber más que los demás. Posiblemente
tus oportunidades de saber no sean las
del otro. Por eso, o no hables de tu “sabiduría” o si lo haces hazlo con
humildad.
· Jamás,
para nada, midas la “talla” de los demás. Solo así conocerás y conocerán la tuya.
· Jamás
condenes a un delincuente a la ligera, porque tras él hay una familia, una
escuela, una sociedad y puede que hasta tú mismo. Mejor pedir barrotes para
todos.
· Jamás
te sientas superior al otro por mucho que tengas o recibas; solo eres superior
si tus ojos miran siempre en la misma dirección: vida y muerte.
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