martes, 30 de mayo de 2017

NTRA. SEÑORA DE LINARES

DIARIO CÓDOBA / DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN

    Padres de alumnos representando Globos de Colores" 
de mi obra  Teatrillos.

No es el único, sin duda, el colegio público, Nuestra Señora de Linares, el que merece ser considerado centro diez, pero al celebrar días pasados la Semana de la Familia y haber sido testigo de tal proyecto, quiero homenajear, desde esta sencilla columna, a todo el profesorado que siempre pero, con motivo de tal festividad, ha trabajado en línea de promover entre el alumnado el gran valor de la familia, programando para tal fin una serie de actividades en torno a la lecto-escritura, cuyo ámbito incluía, como no podía ser de otra manera, a los padres que, colaboradores  siempre, prestaron apoyo a todas las iniciativas, así como testificaron su interés con asistencia a cuantos actos habían sido programados expresamente de cara a que participaran, como padres, en esta gran responsabilidad y tarea de ser apoyo constante en la educación de los hijos, en general y en la lectura de forma muy particular.
Personalmente me sentí   conmovida por el trabajo de todo el centro en torno a la lectura de obras de las que soy autora, pudiendo dar fe del entusiasmo de los alumnos expresando sus cientos de trabajos en torno a ellas. 
Gracias, pues, al claustro de este gran centro público y gracias a los padres que tan generosamente me recibieron, escucharon y obsequiaron. Recordé aquella frase que dice: «la sonrisa de mi cara no significa que mi vida sea perfecta. Significa que agradezco lo que tengo, con lo que Dios me ha bendecido» y, -añado-, sobre todo, con el cariño que recibo. Gracias, compañeros, padres y alumnos; he sonreído y también he llorado. ¡Tantos recuerdos, tantas cosas...!
Y os dejo como mensaje una frase que no es mía, pero con la que comulgo totalmente: «La educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo».
Y yo os digo más: el mundo no está lejos, el mundo somos todos y cada uno de nosotros.

jueves, 25 de mayo de 2017

Mini-pedagogía

Buenos días, amigos y compañeros se acaba el curso y vamos a dedicar algunos de estos días a recordar estrategias educativas ya que los niños estarán más tiempo en casa y la convivencia con ellos será más duradera e intensa. Narcea me edita una obra de gran utilidad para vacaciones. Os avisaré cuando esté a la venta. Hoy me limito a un pequeño anticipo del epílogo de dicha obra:

No mandes a un niño leer si no quiere o no le gusta.
¿Y qué hacer?  
Motívalo: buscando libros que le interesen, leyendo con él, pedidle que os lea en voz alta, por ejemplo, mientras planchas, interesándote por pequeñas cosas que, aunque conozcas, trata de que él te las explique, pidiéndole, por ejemplo, que te lea los titulares de un periódico, etc. No siempre hay que necesariamente leer un libro. Lo importante es comprender y para ello puede ser objeto de lectura, un chiste, una poesía, una carta, etc.Y lo más importante: que te vea leer.

No cortes un programa de tele que vea un niño para ver el tuyo.
¿Qué hacemos? ¿Hay que dejar que un niño haga lo que quiera? 
No, pero hay que prevenir y programar. Por ejemplo, si un padre quiere ver un partido de fútbol que hay a las siete, con tiempo decid a los niños: por favor, a las siete quiero ver un programa. Dejad libre la tele a esa hora.

No hagas comparaciones entre hermanos ni entre alumnos aunque sean muy evidentes las diferencias. Uno, por ejemplo, es muy lento y otro muy activo.
¿Qué hacer si es así y además es motivo de peleas entre ellos?
Pues, para equilibrarlos, mejor reconocerle a cada uno sus valores que los tendrán, seguro. A lo mejor el más lento es más colaborador. Simplemente, decidles: los dos sois de lo mejor cuando queréis, pero distintos.

Si descubres, por ejemplo, que uno de tus hijos, te coge dinero del bolso sin decírtelo, no se lo digas, no trates de cogerlo infraganti como si se tratara de un ladrón.
¿Y qué se hace?
Yo trataría de acecharlo y cuando estuviera con el bolso en la mano, preguntarle, por ejemplo, y con toda normalidad: ¿necesitas algo? ¿Tienes que comprar algo para el cole? Yo te doy lo que te haga falta. Nunca hacer un drama y siempre adelantarse con una airosa salida.

Por hoy, basta, pero seguiremos.




miércoles, 24 de mayo de 2017

Atención a la diversidad

En mi larga práctica profesional siempre he tenido algo muy claro: no hay alumnos malos, sino el alumno con problemas concretos e individuales que, en cada caso, exigen una atención específica de acuerdo con su propio sistema autodefensivo.
H. Benson explica con toda claridad donde radica la raíz de nuestros comportamientos, así como también las posibilidades de cambio. “A lo largo de los años -dice- en el cerebro se van formando “circuitos” y “canales” de pensamiento, es decir, vías físicas que controlan la forma en qué pensamos y actuamos. Muchas veces, estas vías o hábitos llegan a estar tan fijados que se convierten en los que yo llamo “instalación”, tal  como hablamos de instalación eléctrica. Es decir, los circuitos o canales llegan a estar tan empotrados que parece casi imposible transformarlos. De hecho se convierten en parte del cerebro, en parte de nosotros mismos... La cuestión de cómo se pude cambiar un mal hábito, resolver un problema o adquirir una actitud nueva se reduce a crear un vehículo de comunicación nuevo como resultado de un tipo de circuito diferente entre hemisferios del cerebro desigualmente desarrollados”.
Desde mis propias vivencias, las siguientes conclusiones: Los seres humanos tenemos todos el privilegio de la unicidad, somos piezas, pequeñas o grandes, del gran puzzles que es el mundo, y la principal misión del educador debería estribar en atender esa maravillosa diversidad que por conflictiva  que nos resulte, es, no obstante, fracción que no podemos obviar y que tenemos la obligación de rescatar y “reparar” creando circuitos nuevos de comunicación que vayan en línea con la auténtica personalidad individual. Muchas veces esas instalaciones cerebrales han sido  provocadas por ignorar las auténticas capacidades e inteligencias de los alumnos a los que hemos ido tachando en su largo proceso escolar de malos alumnos a los que hemos sermoneado en exceso, corregido y anatematizados como fracasados.
Desde mi punto de vista los alumnos no fracasan jamás; somos los educadores, en general, los que con nuestros manidos modos de entender al ser humano, fracasamos al intentar lograr un resultado total  dónde no hay sumandos sino una maravillosa diversidad.
También los padres deben estar atentos a estas diferencias individuales de sus hijos, y no establecer comparaciones, ni categorías que conlleven una sobre valoración de capacidades sobre otras. Se impone una necesaria reflexión: En este mundo moderno buscamos, valoramos y dedicamos muchos esfuerzos a ser más que el otro, y pocos o ningunos a ser otro.
No se podría  decir que un árbol es gigante y un rosal, pongo por caso, enano., porque ambos embellecen jardines y plazas y, sobre todo, porque ambos, desde su diversidad, son el oxigeno que respiramos.

Miremos, pues, a nuestros hijos, a nuestros alumnos, a nosotros mismos como lo que somos: únicos e irrepetibles.

domingo, 21 de mayo de 2017

Museo de Creatividad

Tal vez, compañero y amigos, os guste dar un nuevo vistazo a mi Museo de Creatividad.

Museo de Creatividad

Museo de Creatividad

Tall vez conozcáis ya, compañeros y amigos esta página de Facebook, pero como la voy actualizando, os pongo el enlace mi Museo de Creatividad.

Museo de Creatividad

martes, 16 de mayo de 2017

La escuela no mola

Una triste, muy triste historia, pero creo que nos puede servir de pista por dónde caminar en educación: no tratar de que los alumnos vengan a nuestro terreno sin haber ido previamente al suyo.
DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
Han pasado muchos años, pero nunca me podré olvidar de Alias virus -nombre puesto por él mismo-, un chaval de catorce años que de rebote de muchos cursos como repetidor, llegó a mi aula un día. Simulando un saludo militar, exclamó, con una sonrisa entre dulce y pícara, el primer día de clase:  Se presenta Ernesto Che Guevara. Un poco desconcertada, le contesté por su nombre: sea bienvenido a esta su clase, don Miguel. Bajando el tono se expresó en estos términos:  la escuela no mola, seño. Todo el día sentado y sin poder hablar, ¿usted se cree? Mi viejo, que soy un hombre y tengo que estudiar; el dire, que un día me echa, los maestros que al pasillo... No mola, seño; la tienen tomada conmigo porque mi padre es del partido.
Lo senté en mi mesa y dándole libreta y bolígrafo le dije: ¡anda, escribe lo que quieras!  ¿Lo que quiera?, ¿y no me llevará al dire? No, tranquilo  -le insistí- «escribe lo que quieras que no lo va a leer nadie nada más que yo.
Con letra garrapatosa, escribió una sarta de picardías en las que incluía a padres, colegio, compañeros, etc. Comprendí al leerlo que se desahogaba a gusto de lo que pensaba y deseaba decir a todos y cada uno.  No está mal -le dije- pero puedes y debes mejorar la letra». Le escribo una historia?».  ¡Claro, escribe lo que quieras!». ¡qué guay! ¿Y no me va a llevar al dire?   ¡Qué no hombre!. Y no fue una historia, sino el triste relato de su vida, salpicada de robos, mentiras, droga...
Era la primera vez que me encontraba en una situación como aquella. Decididamente, era yo la que tenía que ir a él y desde lo que parecían ser sus intereses, caminar juntos. Próximas las vacaciones, me ausenté unos días de clase por enfermedad y cuando volví ya no estaba: lo habían echado.   
Una tarde de belenes y villancicos, derrotado, entró en el aula: ¡qué mala pata -exclamó- ¡Ahora que me empezaba a gustar la escuela!

Durante un tiempo le seguí la pista. Después,  SE perdió en el pozo de la droga..  Hoy, no  sé...

domingo, 14 de mayo de 2017

Niños creativos, niños/as con futuro



Cartel que para la Exposición de trabajos 
creativos, hizo un alumna de once años

Hoy, buscando algo tropecé con la carta de un antiguo alumno que una vez más al leerla, me ha vuelto a llenar de satisfacción, ante todo y sobre todo, por lo bien que ha sabido valorar la creatividad que con tanto empeño he izado siempre y no solo en educación sino como mi bandera de vida.
Hoy, Miguel Perez, que es su nombre, es un excelente y creativo profesor de Matemáticas. Hace años de esta carta, y tal vez me haya referido ya a ella, pero si es como nueva para mí,sin duda lo será para vosotros.
La transcribo literalmente porque hace en ella una importante reflexión

Hola, Isabel: El famoso premio Nóbel de Física A. Einstein decía: "La imaginación es más importante que el conocimiento" Hoy día nos encontramos en la era de la información; somos la generación del conocimiento. Sólo se valora a las personas por lo que han estudiado o por lo que saben. Lo que más preocupa es que la juventud esté muy preparada para superar los problemas de la vida. ¡Qué error! La mejor solución suele ser la más imaginativa, no la más estudiada. La mejor solución sorprende por su frescura y por romper con lo anterior, como hizo la relatividad de Einstein.
El que imagina es capaz de ingeniar y puede crear cosas nuevas que cambien el mundo. El que conoce, no. El que conoce sólo puede analizar lo que le rodea. Comprende de dónde vienen las cosas, puede que comprenda el porqué de las cosas e incluso a dónde van, pero nunca será capaz de crear algo nuevo.
Los hombres más grandes de la historia siempre han sido más creativos que conocedores. Cuando empecemos a cambiar esta forma de pensar el mundo irá mejor. Mientras tanto seguiremos igual que siempre.
Yo, como antiguo alumno, sólo te puedo decir: gracias, Isabel, por enseñarnos a imaginar más que a conocer.
Un beso de un alumno que estudio contigo y al que intentaste enseñarle a imaginar.