DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN problemas de hoy
Son muchos los problemas con los que, a diario, se tiene que enfrentar el
maestro, así la hiperactividad y el déficit atencional de los niños se han
convertido en males de moda. Infinidad de padres angustiados acuden a
maestros y psicólogos en busca de remedio para males que sobrepasan sus
capacidades y que definen como nerviosismo imparable e insufrible. Pero
empecemos por definir brevemente la hiperactividad, o lo que es más exacto,
de qué hablamos cuando se diagnostica a un niño de déficit de atención con
hiperactividad.
Normalmente nos referimos a niños muy inquietos y a los que falta la
atención y concentración de forma llamativa y continuada. Pero no confundamos
la hiperactividad con los síntomas normales en los niños, sobre todo cuando
se produce dentro de una etapa de la vida infantil. Tampoco el que un niño
sea de temperamento nervioso e inquieto tiene que ver mucho con la
hiperactividad. La voz de alarma sobre un comportamiento especial suele
surgir cuando se advierte un exceso de actividad inadecuada y que va mucho
más allá de los niveles de producción normales de energía y se traduce en una
falta de atención continuada. Factores que no solo entorpecen el aprendizaje,
sino que exasperan a padres y profesores. Males de moda que, no obstante,
tienen su explicación. El tema es complejo para tan breve espacio, pero hay
remedios que se pueden apuntar como terapias, y entre ellos, muy necesario, ambientes
familiares bien organizados y sosegados, participación activa, como
prevención a las posibles necesidades de los hijos, compartiendo tanto juegos
como paseos, tiempos de ocio, etc. Pero todos, hoy, tenemos que confesarlo,
andamos hiperactivos y nuestros niños son una continuación de lo que viven.
Menos tareas, menos clases complementarias, menos exigencias, menos
permisividad y más atención familiar.
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DESDE EL AULA DE MI ORDENADOR Querido compañero/a, amigo/a: Un día descubrí que el magisterio es como un Sacramento que imprime carácter. Es decir, se nace y se muere maestro/a pero desde una concepción universal que abarca, como aula, el mundo y como alumnos/as todos los seres humanos sin excepción. Por eso, sigo y seguiré empeñada en ser alumna y maestra.
miércoles, 30 de mayo de 2018
Problemas de hoy
martes, 22 de mayo de 2018
PEDAGOGÍA DEL LENGUAJE
Isa Isabel Agüera. Es autora de más de 75 obras educativas,
que han sido traducidas a varios idiomas y, además, colaboró en la puesta en
marcha de los colegios Aljoxaní y Santuario
PILAR BARTOLOMÉ
20 Mayo, 2018 - 02:31h
Isabel Agüera nació en Villa del Río en el seno de una
familia de ascendencia literaria por parte materna. Tercera de nueve hermanos,
desde muy niña, destacó por su afición a los libros, así como su gran facilidad
para narrar y escribir cuentos y poesías, recibiendo sus primeros premios
cuando sólo tenía nueve años. Isabel se escolarizó en el colegio de la Divina
Pastora de su pueblo. Más tarde se trasladó a la capital cordobesa al internado
de la institución teresiana donde terminó bachiller y cursó Magisterio en la ya
desaparecida Escuela Normal. Ilusionada con el espíritu de la institución y
sobre todo con la vida de sus fundadores, Pedro Poveda y Josefa Segovia,
ingresó como aspirante en ella en la que permaneció unos años, hasta que, por
razones de salud, se vio obligada a abandonar.
Tras lograr plaza por
oposición, obtuvo su primer destino provisional en la unitaria número 5 de
Palma del Río, donde ejerció un auténtico apostolado, no sólo con las 70
alumnas que diariamente asistían a su aula, sino atendiendo, sin horario y sin
medida, a la pobre gente de aquella zona en sus muchas necesidades, tanto
materiales como espirituales y culturales.
Al año siguiente, logra
destino definitivo en la aldea de Fuente Carreteros, dependiente de Fuente
Palmera. La estancia fue de lo más prolífero: teatro con niños y adultos,
exposiciones, carrozas, visitas diarias a los enfermos, excursiones, actos
religiosos de lo más variopinto y un largo etcétera. Un año después, pidió
traslado, por salud, con destino a la provincia de Jaén, en concreto, a
Villanueva de la Reina. De los cuatro años que permaneció allí, Isabel dice en Memorias
de una maestra que: "Fueron aquellos años la edad de oro de mi
magisterio". Años en los que, según cuenta, no salía del aula en todo el
día, ya que, terminado el horario escolar permanecía allí atendiendo a jóvenes
que acudían a bordar sus ajuares o a recibir clases de lectura y escritura. En
aquel municipio conoció al que pronto sería su marido. Aunque, tras veinticinco
años de matrimonio y tres hijos, falleció a muy temprana edad dejándole un gran
vacío.
Así, volvió a Palma del
Río y, posteriormente a Alcolea al centro escolar Joaquín Tena Artigas. Allí
permaneció diez años, de ellos, a instancias del servicio de Inspección, pasó
dos en Córdoba en comisión de servicio para colaborar en la puesta en marcha de
nuevos colegios: Santuario y Aljoxani. En estos diez años, y ya con tres hijos,
Isabel multiplicó sus actividades a favor de la escuela: exposiciones al
finalizar los cursos, belenes vivientes en los que participaban los alumnos,
atención individualizada a numerosos escolares problemáticos, de cuyas
experiencias y resultados hay buena cuenta de ello en sus obras. Periódico
Escolar, Reuniones de Padres, que auguraban las primeras asociaciones, y un
larguísimo etcétera. En 1979 logra destino en Córdoba, en el colegio público
Averroes donde permaneció hasta su jubilación, tras veinte años de ejercicio.
Investigadora incansable
de temas educativos y escritora por vocación y profesión, simultanea ambas
actividades en una prolífera obra dedicada a profesores, alumnos, padres y
público en general. Ha intervenido, también en numerosos congresos,
conferencias, mesas redondas, programas de radio, vídeos pedagógicos, grabados
y emitidos por PTV Córdoba, y la coordinación de seminarios en el centro de
profesores de Córdoba. Simultaneando pedagogía y literatura, ha logrado
publicar más de 75 obras. En la actualidad su obra está muy extendida y
valorada por países de Latinoamérica, cuyos ministerios de Educación y Cultura
las adquieren para bibliotecas y centros escolares y, además, han sido traducidas
a varios idiomas. Su primera obra, Buscando en la vida, fue galardonada
con el premio Blasco Ibáñez y editada en 1979. En 1980, recibió el premio
Ciudad de Villa del Río, -otorgado en el 1974- con la obra titulada Tengo
derecho a vivir. En 1981 publicó la obra Jugar y crear, mientras
queen 1985 la novela Sol de Otoño y un año más tarde, en 1986, Edelvives
editó Quisco, mi amigo. Ha colaborado en revistas como Magisterio,
Alminar, Maestros, Diálogo, Alhacena, Andalucía
Educativa, la Enciclopedia de los Pueblos de Córdoba, y también en
centros de promoción de la Mujer.
Isabel recibió numerosos
premios y reconocimientos a lo largo de su vida como la medalla de Plata de
Andalucía, el galardón Blasco Ibáñez de novela, el de Ciudad de Villa de Río de
novela corta, la Fiambrera de Plata del año 1991, concedida por el Ateneo de
Córdoba, o el galardón Medios de Comunicación, del Instituto Andaluz de la
Mujer.
Además, Isabel ha
promovido y creado la Asociación Nacional de Maestros Jubilados de la que es
presidenta y a cuya obra vive totalmente entregada. Escritora además de
maestra, en su ejercicio, ha hecho de la lectura y el lenguaje la piedra
central de los contenidos educativos. Es pionera en temas y aspectos
relacionados con las nociones de aprendizaje significativo, creatividad,
educación en valores o enseñanza individualizada.
Maestra de sueños, con
ella todo era sencillo, divertido, alegre... Todo se aprendía de otra manera...
En palabras de ella misma: "La vida es tan sólo un paseo por el
transcurrir de los momentos en los que hay que ir sembrando ilusión y
amor".
sábado, 19 de mayo de 2018
CURIOSA SOPRESA
Curiosa y sorpresiva noticia porque me llega desde un medio como es el Día de Córdoba con el que no tengo expresa comunicación. Gracias, pues, a la periodista Pilar Bartolomé que así me ha distinguido, si bien la información sobre datos relativos a mi actualidad, queda un poco anticuada.
La pedagogía del lenguaje
La pedagogía del lenguaje
Una alumna acosada
En una ocasión, una alumna de once años
comenzó a estar triste. De notas sobresalientes pasó a constantes suspensos que
yo trataba de evitar dándole nuevas y
más elementales oportunidades. Comenzó también a faltar con frecuencia a clase,
y la madre me mandaba mensajes: está enferma.
Una mañana un grupo, de compañeros, de forma
totalmente espontanea, comentó: no está mala. Es que hay unos nenes de la clase
que le dicen cosas, le meten cartitas en la cartera y se ríen de ella.
A los añumnos no les dije nada, pero, a partir de aquel
día, dentro de mi coche, pude descubrir de qué alumnos se trataba.
Llamé al
padre de la niña acosada y le conté lo que sucedía. Su reacción fue de lo más
violenta, pero lo pude aplacar. No –le
dije- por ese camino, no; sería peor. He
podido conseguir una de esas cartitas – cuando
estaba en el recreo la encontré en su cartera- y la he fotocopiado para
que ella no la eche de menos. Creo que lo mejor que puede hacer es, sin que la
niña se entere, tratar de hablar y enseñarle la carta a cada padre de los niños
acosadores y decirles que si volvían a molestar a su hija, llevaría la carta a
la policía.
No sé cómo lo hizo exactamente pero aquello
funcionó y lo más importante desde mi punto de vista: no se descubrió a los acosadores. Eran niños y su
reputación podía quedar marcada. No se enteró la niña acosada que se podía
haber sentido humillada al intervenir su padre y yo, por supuesto.
Todo quedó, pues, quedo entre los padres y yo.
Mis conclusiones: prevenir, detectar,
vigilar y actuar con diplomacia para no hacer daño a niños que, en definitive
es lo que son.
No es ejemplo par nada ni para nadie, pero menos correr a los Medios a las Delegaciones, a los vecinos, etc. porque, por esos medios, niños, padres maestros salen todos tocados. Menos airear y más educar,
miércoles, 16 de mayo de 2018
MÁS CREATIVIDAD EN LAS AULAS
DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
Estoy totalmente convencida, y así lo he
practicado, que la verdadera pedagogía, aquella que libera del fracaso y logra
autoestima, tan imprescindible para que el ser humano, en la medida de sus
capacidades, sea un triunfador, debe estar basada en promover una escuela
creativa, concepto tan mal entendido, aunque sí muy repetido.
Sería preciso desmitificarlo, ya que es una
auténtica capacidad del hombre que, como todas, habrá que desarrollar.
Nadie
nace andando, hablando, leyendo... No obstante, primero los padres y después
los educadores, ayudan al desarrollo de estas capacidades, algo que no sucede
con la creatividad. No obstante, en este mundo, en esta sociedad tan
vertiginosamente cambiante, la educación se enfrenta a una gran revolución que,
desde mi punto de vista, tendría que estar dirigida a una enseñanza creativa,
fomentando esta capacidad innata desde los primeros años.
Es decir, se impone una enseñanza que fomente el
desarrollo del pensamiento divergente, que sea capaz de encontrar nuevas
soluciones, nuevas ideas, adaptándose a las grandes piruetas que los tiempos
exigen y sobre todo con capacidad para dirigirse sin seguir modelos
preconcebidos. No podemos consentir que los alumnos nos sigan los pasos sino
que la misión del maestro debería ser despejar caminos y dar luz a nuevos
horizontes.
Una vida llevo reivindicando esa creatividad que
nos permita elevarnos sobre la rutina diaria de la vida cotidiana. De vez en
cuando, necesitamos una manera diferente de mirar al mundo y a nosotros mismos,
porque la creatividad nos permite pensar con independencia de lo que
generalmente impera a nuestro alrededor. Nos permite cuestionar, rechazar lo
que existe y nos deja en libertad para encontrar nuevos caminos que todavía no
están trazados. No dejemos que los medios, las nuevas tecnologías, nos usurpen
nuestros derechos educativos.
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