Un año más llega el Día
Internacional de la Familia, día que se viene celebrando el 15 de mayo y que un
año más suele pasar desapercibido al no haber destinatario determinado para el
comercio. No obstante es un día de importantes reflexiones de cara, sobre todo,
a los padres que son por excelencia los pilares de la familia. En estos tiempos
las palabras disciplina, castigos, represión, etc. se escuchan reivindicativas
en foros, tertulias y a poco que se dialogue con profesores y padres, como si
en ellas estuviera la panacea, la pócima milagrosa para acabar con los
supuestos males que aquejan a nuestros niños, jóvenes y por consiguiente a
la vida familiar.
Y si es cierto que se
precisa con urgencia un remedio, para mí que difícilmente las soluciones
apuntadas puedan ser eficaces y convenientes. El principio de la educación es
predicar con el ejemplo, y es por ello que la raíz de tanto problema radica en
el ámbito por familiar para todo ser humano: En el seno del hogar, en esa convivencia con
padres y hermanos que, como corriente imparable de transferencias, comienza el
mismo día del nacimiento, es donde se va forjando al individuo que más tarde
puesto en escena tendrá unos determinados comportamientos sociales.
Educar no
es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la
vida. Pero los padres de hoy día, inmersos en atributos posmodernistas, no
promueven valores, y ni tan siquiera ellos tienen el alma templada para
afrontar, desde la moderación, las complejas cotidianidades de tan agitados y
turbulentos tiempos. Es por ello que se impone una reeducación de los mayores,
una reflexión que nos ponga de relieve cuándo y cómo educamos a nuestros hijos.
La familia no está pasada de moda. Lo estamos nosotros cuando seguimos
aferrados al ayer, a nuestra ancestral forma de entenderla, pero la
familia ya no es lo que era pero sigue siendo el centro neurológico para
la formación de los individuos y seguirá siendo por siempre
Los momentos
más felices de mi vida han sido siempre los vividos en familia-También, para muchos seres humanos, puede que sean los peores.
MI GRAN FAMILIA
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