A poco que quiera recordarme como
niña, me encuentro siempre creando y jugando. Años aquellos en los que
carecíamos de todo pero los niños Inventábamos cómo divertirnos a base de crear
y sacar, prácticamente, de la nada. Así me puedo ver, por ejemplo,
pintarrajeando trozos de madera con restos de latas de pinturas usadas
para puertas, zócalos, etc. ¡Hasta con
restos de barritas de pintalabios lograba
combinaciones que, como
niña, me alucinaban!
Nunca fue capaz, tampoco me
enseñaron, de lograr dibujos
figurativos, más allá de las clásicas casitas de niños. Pasaron los
años, y un buen día, tropecé con un ordenador y con un programa que me
instalaba mi hijo: Con esto –me dijo- puedes lograr dibujos de gran colorido y
de variadas formas.
Se trataba del Photoshop. ¡Y vaya
pique el que me entró! Horas y más horas
como autodidacta ante tan complejo programa! Años y más años dedicándole
tiempo, pruebas, etc. Había algo irresistible que me atraía: la posibilidad de
crear.
En fin, para no alargarme he creido
conveniente, antes de terminar con esta primera parte de mi Museo de
Creatividad, incluir algunas de mis primeras creaciones que han sido objeto de
varias exposiciones: Córdoba, -Sala Tríptico, Recinto San Carlos- y Villa del Río –Casa de la Cultura.
La segunda parte estará dedicada al
Cuento desde los rimeros años, simultaneada con actividades de lenguaje para
alumnos/as de primaria.
Así que si yo pude, tú puedes.
Preciso: constancia e ilusión son las herramientas por excelencia. El programa
no funciona solo. Los pinceles, colores, etc, no hacen milagros, pero tú
creatividad, sí.
Cartel de la Exposición en la Sala Tríptico
que coordina y organiza Carmelo López de Arce. el enlace os lo recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario