DIARIO CÓRDOBA/EDUCACIÓN
20/01/2016
Saber improvisar un sombrero con una hoja de periódico, es creatividad,
es saber buscar soluciones
Solía recordarnos mi padre la anécdota del
Mensaje a García, aquel soldado que sin pregunta alguna, sin teléfono, sin
correo, llevó el mensaje a García, que estaba en algún sitio de las densas
montañas cubanas, pero realmente nadie sabía dónde. Ante esta situación, ¿qué
se podía hacer? Buscar a alguien que llevara el mensaje a mano. Y tras el paso
de muchos voluntarios que precisaban toda clase de referencias, al fin uno se
limitó a preguntar: ¿dónde está el
mensaje? Y sin más cumplió la compleja
misiva.
Todo esto viene dado porque me maravilla la
variedad de nombres que damos en educación a lo que es tan básico como enseñar
a pensar, a ser autónomos, a ser ejecutivos, decisivos, creativos. En una
palabra, en teoría no basta con una excelente formación académica, hay que
enseñar paralelamente a vivir, a desenvolverse en la vida, a dar pasos sin
precisar muletas.
Recuerdo cómo hace muchos años, en una
excursión al campo, enseñaba a los alumnos a encender fuego con cuatro pajas.
Un alumno, ya hombre, me comentaba: ¡de cuánto me ha servido, aquella
enseñanza! Pero cambiando teorías,
nomenclatura, más de lo mismo a cuestas,
caminamos: objetivos, estrategias, competencias básicas y lo último:
competencias clave. Los términos, impecables. Pero, ¿qué asignatura, qué día,
qué hora, cuando y cómo funcionan las novedosas competencias? No basta con papeles
que dejen conformes a todos, mientras la realidad siga siendo idéntica a la de toda la vida: libros de
texto, exámenes, notas, tareas, etc. Lo básico, la clave de la práctica
educativa va mucho más lejos: enseñar a vivir, a desenvolverse en un conflicto,
en un banco, en una emergencia, en una cocina? Sí, en una cocina, porque
cumplen la mayoría de edad y hay que seguir metiéndoles la cuchara por la boca
para que coman.
Y en estos tiempos, en los que la situación
mundial y nacional anda tan enmarañada y tan oscura, recuerdo unas palabras
del filósofo griego Epícteto: "engrandecerás a tu pueblo --a la educación,
digo yo--, no elevando los tejados de sus viviendas, sino las almas de sus
habitantes". Y aquí y ahora, las almas del alumnado las queremos engrandecer
cambiando de nombre a lo esencial y básico, en tanto ellos por su cuenta
manejan, que es un gusto, móviles y artilugios electrónicos, pero no le pidas
que lleven el mensaje a García porque te preguntarán hasta qué número de
calzado gasta y te pedirán billete de ida y vuelta, bocata, remuneración, mapa.
brújula y hasta un cepillo para los dientes.
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