Desde este aula de mi ordenador, me permito
opinar acerca de lo que jamás debe o no debe hacer un maestro. No todos los
sois, pero educadores somos todos, tanto padres, abuelos, vecinos…, y estemos dónde estemos
·
JAMASES
PEDAGÓGICOS
·
Jamás te presentes ante
los alumnos sin una “cartera” rebosante de ilusiones.
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Jamás vayas a la escuela
con el propósito prioritario de enseñar. A flor de piel, el conocer, amar y
hacer felices a tus alumnos.
·
Jamás olvides que tus
alumnos no son cera para moldear, sino el futuro que está en tus manos
para hacerlo crecer en libertad, autoestima,
creatividad…
·
Jamás pongas fin a las
tareas educativa al finalizar el horario escolar. Muy al contrario, los
alumnos, sus problemas, sus vidas… deben ir contigo a lo largo y ancho de los
días, porque deben formar parte de ti, desde el mismo instante que entren por
las puertas del aula.
·
Jamás te propongas imponer
justicia sin escuchar. Sería manipulación pura y dura.
·
Jamás dejes que un alumno
se aleje de tu lado triste, humillado, decepcionado.
·
Jamás mientas a tus
alumnos. Recuerda que tú no eres un sabio sino un ser humano con grandes
limitaciones. La verdad no humilla sino que engrandece.
· - Jamás trates de ser copiado por por tus alumnos. Procura,
por el contrario, fomentar su individualidad. Su futuro no puede ser fotocopia
de tu, tal vez obsoletas, creencias.
·
Jamás dejes que tus alumnos se vayan sin que
hayas pronunciado su nombre, dedicado unas palabras, mirarle a los ojos…
·
Jamás midas a tus alumnos
con la misma vara; no son número y cada uno de ellos es único e irrepetible.
·
Jamás hables para ser escuchado; habla siempre para ser comprendido.
· Jamás emprendas una tarea
sin haberla motivado con anterioridad. Sería como
emprender un camino a oscuras.
· Jamás trates de que un día
sea igual a otro. La creatividad debe ser el arma que los haga únicos y especiales.
· · Jamás, y es mi confesión
incuestionable, en ningún momento, en ningún lugar, en ninguna circunstancia,
he dejado de buscar estrategias, recursos, métodos… para promover valores, para
facilitar y motivar el aprendizaje, para buscar el camino de ir a mis alumnos
sin esperar que ellos fueran a mí.
· Jamás he dejado que un alumno/a fracase, convencida de que no
fracasan ellos sino sus maestros/as.
· Jamás le he negado a los alumnos/as la posibilidad de
rectificar, evitando así desenmascararlos. Si no había excusa, la inventaba.
·
Ni
un día sin que se sientas queridos por ti e ilusionados por la escuela, ni un
día sin entender lo mucho que puedes aprender de todos y cada uno.
·
No
olvides nunca que la mejor enseñanza que podrás trasmitirle será aquella que tú
vivas con autenticidad, con sencillez, con amor.
·
Y
no olvides que la felicidad que tú puedas propiciarle, tal vez sea la mejor, la
única que los salve de las muchas contrariedades del futuro, pero sobre todo,
no intentes que sean a tu imagen y
semejanza, sino que crezca en ellos las
personas que son libres, autónomas, portadoras de grandes valores que descubrirás
y potenciaras desde la observación y creatividad.
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