domingo, 18 de febrero de 2018

Dos mini-relatos pedagógicos

Un día, contaba a uno de mis nietos la historia de David y Goliat. Con gran atención me escuchaba sin proferir palabra, pero cuando terminé, con un brillo especial en sus ojos, exclamó: ¡a mí no me gusta que maten al gigante! ¿Por qué no lo cogieron y lo hicieron bueno?  
Reflexioné y me dije: A los niños les entristece la muerte de cualquier ser humano por cruel que pueda ser. En sus corazones no hay odios; sólo amor. Y desean un final mejor para malas historias; también yo lo buscaré, lo desearé…

Maestra, si el pez  grande se come al pez chico, el último de la fila, ¿a quién se come?   A la ligera improvisé una contestación: pues, los chicos se comerán unos a otros. ¿Y por qué los grandes no se comen también a los grandes? –contestó
Reflexioné: Los niños no saben razones de “grandes” ni de “chicos”, pero, eso sí,  saben mucho de justicia.




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