22/04/2015
Leer con los niños es el mayor estímulo que podemos ofrecerle
En el mes del libro, en fechas en las que la palabra
lectura se escucha a todos los niveles, quiero, desde mi experiencia, hacer
algunas consideraciones de cara a la motivación necesaria para inducir a los
alumnos, a los hijos a leer.
En primer lugar, hay que partir de una realidad que todos
podemos constatar incluso con nuestros propios hijos: hay niños que de forma
totalmente autónoma leen cuanto cae un libro en sus manos, pero hay otros
muchos -casi la mayoría- que precisan ser motivados para que se interesen por
la lectura.
Y ahí empieza esa especie de maratón a la que los sometemos con
imposiciones, imperativos que para nada son válidos para fomentar hábitos
lectores.
De ahí que, de forma telegráfica, relate una serie de
consideraciones que deberíamos tener en cuenta a la hora de enfrentarnos a tan
delicada y trascendente responsabilidad.
Todo maestro o padre que se interese
por ayudar a sus alumnos o hijos en la tarea de animarlos a leer, debe seguir,
más o menos, las siguientes sugerencias:
leer con anticipación el libro que se
les va a recomendar para su lectura, conociendo de antemano, sus intereses y
gustos.
Para todas las edades, procurad que los libros estén capitulados. Es
más fácil comprender, resumir, explicar un capítulo que un libro.
Muy
importante, investigar si la mayoría del vocabulario que aparece en la lectura
es conocido, en gran parte, por los alumnos destinatarios.
Que en su contenido
primen los diálogos sobre las descripciones.
El texto debe tener un aspecto de
sencillez y claridad de forma que al abrirlo el niño tenga la sensación de
estar ante un despejado horizonte y no ante un lago de agua estancada.
Las
ilustraciones son elemento, a veces, determinantes de la lectura, pero sobre todo debe primar la brevedad que si es de capital importancia para los mayores, para los pequeños es imprescindible tenerla en consideración
Padres y maestros deben saber que no se trata tanto de
leer muchos libros como de comprenderlos, interiorizarlos y transcenderlos.
El libro es fuerza, es valor, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor". Rubén Darío.
El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Miguel de Cervantes.
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