domingo, 4 de mayo de 2014

Más aplausos y menos reproches




A un alumno que no estudiaba, e incordiaba constantemente a sus compañeros/as, un día, por algo minúsculo que hizo bien, le coloqué un “sonoro” diez, con el fin de estimularlo.
Pasaron algunas semanas y, como persistía en su mal comportamiento, requerí la presencia de sus padres.
Cuando estuvieron ante mí, y antes de que me diera tiempo a tomar la palabra, el padre se adelantó y exclamó:
-Ea! Aquí estamos, que dice mi Paco que nos quiere usted hablar de un diez que le ha puesto. ¡Y es que el joío está de contento!
Por supuesto tuve que cambiar el tono de mi entrevista. Jamás hubiera sospechado tal cosa.
Me dije  y tome note: Los niños/as no son conscientes siempre de la “maldad” que los mayores le achacamos, pero sí lo son, y mucho, de nuestros aplausos y reconocimientos. 
Luego deberíamos prodigar más lo positivo  y aparcar lo negativo, porque un aplauso los aúpa y un mal reproche los hunde.



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