Queridos amigos: no podemos dejar pasar este día sin
reflexionar acerca del gran valor que sigue siendo la familia, valor que parece
estar pasado de moda pero que, no obstante, sigue siendo el pilar en el que los
hijos hallen siempre tierra firma donde
pisar sin miedo a los avatares de la vida.
Por eso, dedico hoy
Día Internacional de la Familia, unas frases de mi obra Reflexiones
pedagógicas.
Ser padres es algo más que “sembrar” un hijo y dejadlo
crecer a merced de una despiadada intemperie. Un hijo es obra maestra a la que
lo padres deben dedicar atención, tiempo, amor, mucho amor, traducido en
educación, comprensión, comunicación.., porque el olvido, la indiferencia…
son plantas que florecen a orillas de
las “tumbas”. Por eso, ni un día sin nuestra mejor pincelada, sin nuestra mejor
y mayor dedicación porque, de lo contrario, para hacernos justicia, se tornarán
en nuestros mayor castigo.
Los hijos, para ser felices, para tenerlos contentos no
precisan tanto de juguetes y artilugios sofisticados como de compartir con los padres un simple juego con
un simple globo, por ejemplo.
Los maestros ayudan, pero el cálido rescoldo que debe
permanecer como antorcha de luz permeen, se enciende o se apaga para siempre en
la familia, en el aula maravillosa del hogar.
No está pasada de moda la familia, lo estamos nosotros
cuando, o bien la queremos sacar de la nada o cuando nos empeñamos en
resucitar el concepto ancestral que de
familia subyace en lo más recóndito de nuestras conciencias. La familia ya no
es lo que era, pero sigue siendo familia.
Los hijos, hoy, pueden resultar caros, pero sobre todo más molestos que
ayer porque el hedonismo se ha colado en nuestras vidas hasta extremos tales
que “nube” arriba, “nube” abajo nos molesta.
Los niños en general para sentir que son alguien precisan
testigos, y los padres deberían serlo y
estar a la mano pata favorecer sus exigencias y necesidades psico-evolutivas.
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