lunes, 3 de abril de 2017

ESCUELA, COMUNIDAD DE TRABAJO

En mis diarias incursiones a Internet, siempre a la búsqueda de actualidad, sobre todo en temas educativos, he releído en estos días artículos coincidentes totalmente con mi concepto, casi ancestral, de lo que debe ser la escuela y que deseo resumir de forma sencilla y de cara a la práctica diaria del quehacer en las aulas.
 La educación para Dewey es la participación del individuo en la conciencia social de la especie. La escuela es parte de la comunidad, que la ha creado para su continuidad, desarrollo, prosperidad. Por eso no podemos desconocer los problemas sociales. Más que preparación para la vida, la escuela debe ser la vida misma y poner en ejercicio todos los comportamientos de una sociedad democrática. Y en la sociedad hay que trabajar en cooperación con los demás. 
La escuela competitiva debe dejar paso a una comunidad de trabajo. La escuela no sólo debe preparar  a los que un día serán profesionales eficaces, sino también contribuir al progreso social, a una convivencia democrática y a una sociedad más justa. Conviene subrayar que procura mantener un equilibrio entre individuo y sociedad. Lo que importa es la acción y sus resultados. La  experiencia es un concepto clave para  Dewwey, en ella se unen la teoría y la práctica, el concepto y la realización. Todos deben aprender a trabajar con sus manos. Luego el mejor  método de aprendizaje es aprender haciendo.
Efectivamente,  la escuela   no puede estar concebida para los "talentos" privilegiados, sino para que cada individuo encuentre en ella su propio camino, su realización como persona y su inserción total y exitosa en la sociedad.
Nada nuevo esta realidad, muchas veces y, desde distintas vertientes, comentada en numerosos artículos a través de los años. No obstante pueden resultarnos lejanas estas teorías pertenecientes a la Sociología de la educación y a la que deberíamos prestar gran atención ya que en ellas radica sustancialmente el éxito o fracaso de nuestro trabajo y, sobre todo, la proyección hacia el futuro que vislumbremos  para nuestros alumnos.
De ahí que sea preciso impulsar proyectos que contribuyan a convertir la escuela en el eje dinamizador de la actividad comunitaria.


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