En mi larga práctica profesional
siempre he tenido algo muy claro: no hay alumnos malos, sino el alumno con
problemas concretos e individuales que, en cada caso, exigen una atención
específica de acuerdo con el propio sistema autodefensivo del alumno.
H. Benson explica con toda
claridad donde radica la raíz de nuestros comportamientos, así como también las
posibilidades de cambio. “A lo largo de los años -dice-en el cerebro se van
formando “circuitos” y “canales” de pensamiento, es decir, vías físicas que controlan la forma en qué
pensamos y actuamos. Muchas veces, estas vías o hábitos llegan a estar tan
fijados que se convierten en los que yo llamo “instalación”, tal como hablamos de instalación eléctrica. Es
decir, los circuitos o canales llegan a estar tan empotrados que parece casi
imposible transformarlos. De hecho se convierten en parte del cerebro, en parte
de nosotros mismos...
La cuestión de cómo se pude cambiar un mal hábito,
resolver un problema o adquirir una actitud nueva se reduce a crear un vehículo
de comunicación nuevo como resultado de un tipo de circuito diferente entre
hemisferios del cerebro desigualmente desarrollados”.
K.Dunckker. en esta misma línea,
señaló que “la solución de problemas consiste en un proceso de sucesivas
reformulaciones del problema hasta que se logre una formulación adecuada.
“Desde mis propias evidencias, las siguientes conclusiones: a los alumnos
inmersos en problemas del tipo que sean, no se les puede obviar sus posibles ya
circuitos empotrados en el cerebro e intentar
marginarlos o integrarlos a base de tareas, correctivos y sermones.
A los alumnos con determinados
hábitos, experiencias, usos, auténticas instalaciones cerebrales que los
configuran, hay que someterlos a una
terapia que conlleve, en dosis infinitesimales, los ingredientes que le son familiares, casi domésticos.
Precisan que el profesor sea hábil en la creación de pequeños contextos
similares a la problemática de cada
alumno, en los cuales sea capaz de expresarse, auto “medicarse” e incluso
inmunizarse.
Porque no es pozo brocal, garrucha, soga, cubo... Es sobre todo
pozo aquella profundidad que alberga el
manantial de donde brota el más alto nivel de sus aguas, pero se precisa
brocal, soga, cubo para sacarla,
purificarla... hacerla potable.
Y pararrayos conocimiento del tema, mi obra, titulada y editada por Narcea, "Creatividad y Homeopatía enEducación",
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