viernes, 7 de abril de 2017

SER ÚNICOS

El pájaro rompe el cascarón, el cascarón es su mundo. Quien quiera nacer debe romper su mundo." (Herman Hesse).
Existe al menos una característica del ser humano que lo hace realmente diferente del resto de  los seres vivos: su capacidad para hacerse a sí mismo. Durante los primeros años de nuestra infancia son los demás quienes deciden, no sólo aquellas cuestiones básicas para nuestro normal desarrollo fisiológico, sino que de alguna manera van troquelando, a veces inconscientemente, lo que desean que sea nuestro futuro en todos los órdenes de la vida.
No obstante, llega un momento en el que decididamente debemos tomar las riendas y constituirnos en auténticos protagonistas de lo que en realidad deseamos hacer con nuestras vidas. 
Es decir, en buena parte debemos autoconstruirnos lo cual equivale, a romper el cascaron, los  moldes heredados, ya que. el quedarnos en ellos o repetirlos, sería quedarnos estancados, quedarnos tan enanos que para nada contribuiríamos, no tan solo a nuestro personal desarrollo, sino también al desarrollo de todo cuanto de nosotros pudiera  depender. 
Es por eso preciso crear  y alzar vuelos desde nuestra irrepetible individualidad. Cada uno de nosotros somos únicos y es por tanto que no podemos servirnos de formas que crearon y sirvieron  a otros. Pueden, eso sí, servirnos de referencia para avanzar, pero el copiarlas, el reproducirlas es negarnos a progresar y ser personas desde la unicidad.  Somos, por otra parte,  también seres inacabados, imperfectos, que estamos en la vida para realizarnos plenamente. 
Esta realización se logra por la cultura, el progreso, el desarrollo social y sobre todo por la creatividad. Y en este sentido el educador, hoy más que nunca debe investigar las posibilidades de la creatividad como motor del aprendizaje. Los nuevos tiempos demandan ciudadanos y trabajadores creativos, capaces de ver las cosas desde múltiples perspectivas, de adaptarse con flexibilidad a los cambios, de crear cosas nuevas a partir de conocimientos preexistentes, de actualizar saberes, de empatizar con el otro, de trabajar cooperativamente...
Educar, hoy día, es enseñar a pensar y enseñar a sentir, y enseñar a destacar del fondo y crear nuestra propia forma, porque de lo contrario, si bien puede resultar cómodo, a la larga  provoca irritabilidad, descontento, agresividad porque nadie ha nacido para ser confundido con el fondo. 
Romper el "cascarón” y crear un mundo único en el que quepamos todos.


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