miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cuento de Navidad

DIARIO CÓRDOBA/EDUCACIÓN
14/12/2011



Próxima la Navidad, mi recuerdo y cariño a todos los niños del mundo pero, en especial, a los que año tras año fueron pasando por mis aulas, dejando en mí la más preciada estela que haya podido brillar por el firmamento de mi vida. Por eso, va por ellos este cuento.

En un pueblecito lejano vivía un hombre mago que ayudaba, con su magia, a resolver los problemas de sus vecinos. Un día les dijo: Para la Navidad he sembrado un arbolito en el jardín, pero precisa para crecer que lo reguéis con vuestros deseos. Así, cuando nazca Jesús lo llevaremos al Portal. A partir de aquel día, la gente acudía al jardín y colocándose al lado del arbolito formulaba su deseo: poder para tener a mis vecinos doblegados -dijo el alcalde-. Y yo campanas potentes para que la gente vaya a misa -dijo el cura-.Y yo belleza para seducir a los hombres -dijo una mujer-. Mejores leyes para que aprendan mis alumnos -dijo un maestro-. Premios para que me lean y ser famoso -dijo el escritor-. Más recetas y menos enfermos -dijo el médico-. Precisamos -decían unos y otros- dinero y felicidad. Así, fue pasando el tiempo y, a pesar de la riega de deseos, el arbolito no crecía.
La gente empezó a clamar: el sabio nos ha engañado. Entonces el sabio los reunió ante el arbolito y dijo: todavía faltan los deseos de un niño y de un anciano.  Veamos qué desean: Yo quiero jugar -dijo el niño-. Y yo que no me falte el pan -dijo el anciano-.

En unos instantes el arbolito empezó a crecer. El mago dijo: vuestros deseos eran solo alimento para vuestra vanidad y gloria. A nadie más podían alimentar. El niño y el anciano pidieron lo justo y necesario. Si todos os hubierais limitado a eso, el arbolito hubiera crecido mucho más rápido y copioso, pero está listo para la Navidad.

Y esta madrugada dos deseos. Para mí, ser siempre un poco niña. Para todos, el mejor fertilizante para crecer y hacer crecer: AMOR.





viernes, 9 de diciembre de 2011

Navidades y poesía

Queridos compañeros/as: Respetando, ¡claro está!, todas las creencias, pero considerando que estas fiestas tienen un matiz muy familiar e incluso creativo y divertido para nuestros niños y niñas, incluyo algunas retahílas o poemillas, como mejor os parezca llamarle, para que las puedan memorizar y escenificar en el aula o en el hogar.
Hacer a los pequeños felices es la mejor forma de serlo nosotros y sembrar en ellos huellas con valores que jamás ningún viento podrá borrar. Un abrazo.



Ya no tengo chupe

ni tengo pañal,

ya voy al cole,

ya sé rezar,

ya sé los nombres

de papá y mamá.

Ya tengo tres años,

sa sé cantar,

campana sobre campana

la noche de Navidad.




¡Un dos, un dos!

¡Pajaritas de papel!

¡Un dos, un dos!

¡A picar en el arroz!

¡A picar en la cocina!

¡Pajaritas bailarinas!

¡Pajaritas del Señor!

¡Un dos, un dos!



¡Volad, volad!,

pajaritas de papel

tocad panderetas

y cantad, cantad

Que esta noche es Noche buena 
Y mañana Navidad



Yo quiero alas!

¡Qué chulería!

Para volar por la noche

y dormir por el día.



Como un gorrión,

como una golondrina,

como una gaviota,

como un ruiseñor

y volad al Portal

que ha nacido Dios.


Yo quiero alas!

¡Qué chulería!

Para volar por las nubes,

Para volar por el mar

Y, desde allí, gritar:

¡Viva la Navidad!



¡Nieve, mucha nieve!

del cielo ha caído!

y nuestro muñeco blanco

al cielo se ha ido

y los angelitos

juegan con él

mientras bailan y cantan

¡que nieve, que nieve otra vez!



 
Toma Niño mi pizarra

y también mi pizarrín

toma Niño mi balón

y también mi corazón.

Toma Niño mi chaqueta

y también mis botas nuevas

toma Niño mi corbata

toma Niño mi bocata.

 
Los chiquitines del cole

al Niño quieren cantar

para que se ponga alegre

la Noche de Navidad.


¡Venga, venga, venga

vamos a bailar

todos de la mano

vamos al Portal!

martes, 29 de noviembre de 2011

Para el Día de la Constitución


                       ALUMNOS/AS PREPARANDO DECORACIÓN
                            PARA EL DÍA DE LA CONSTITUCIÓN

Queridos amigoa: Para estas fechas unas sencillas y divertidas escenificaciones de mi obra, titulada, Tierra Chata Maragata
Conviene hacer coros y tratar de que los niños/as lean con  claridad, ritmo y, a ser posible, memoricen.


CONSTITUCIÓN
Coro nº 1

Los españoles tenemos

una Carta Magna,

una Constitución

y en ella se establecen

derechos y deberes

para convivir en paz:

Pesoe, Pepé, Pecé, Pea...

Coro nº 2

¡Vaya un montón de pes!

¿Con cuál me he de quedar?

¡Ya lo sé!

Con la pe de pelota

con la pe de papá.

Con la pe de pan

¡Qué rico, que rico está!

Coro nº 1

Pues, no lo olvides,

derechos y deberes

escritos están en la Constitución

y escritos, como buen ciudadano

debes llevar en el corazón

y un viva de todos:

¡Viva la Constitución!

 

DEMOCRACIA

Coro nº 1

España es una democracia...

Coro nº 2

¡Ay, qué gracia!

Podré votar cuando sea mayor

¡Vaya honor...!

Coro nº 1

Y si te descuidas

hasta podrás ser presidente...

Coro nº 2

¿Presidente del gobierno?

¿Presidente de verdad?

¡Mama mía qué miedo

si me toca gobernar!

Todos

(Con ritmo)

España es una democracia...

lo dice la Pancracia

lo dice don José

lo dice la maestra...

¡Ay, qué risa!

Lo reza, lo canta

¡hasta el curita de la Misa!


MINISTROS

Coro nº 1

Los ministros son señores de los de

bombo y platillo que viajan en coche

de brillo y siempre llevan cartera

Coro nº 2

Y ¿para qué la quieren cartera

si ellos no van a la escuela?

Coro nº 1

No lo sé. Se reúnen, eso sí, y...

¡blablá, blablá...! hasta cosas

importantes decidir.

Coro nº 2

Si yo fuera ministro

-¡qué emoción!-

cambiaría la cartera

por un hermoso balón y...



CORTES GENERALES

Coro nº 1

Para elaborar y aprobar leyes

están las Cortes Generales...

Coro nº 2

Pero yo, de leyes, ¡ni torta!

¡si a mí las leyes no me importan!

¡si a mí las leyes no me van!

¡si lo mío es reír y jugar!

Coro nº 1

Pero sin leyes, ¿a dónde vas?

¿a quién reclamas tu muñeca?

¿a quién reclamas tu balón?

¿quién defiende tus derechos?

¿quién impone los deberes?

¿a quién reclamas un capón?

Coro nº 2

Si pudiera, una ley pediría yo:

menos notas, más paseo...

¡y mucho más recreo!

Y a gritar con doña Leo:

Todos

¡Geniales, geniales,

las Cortes Generales!

Y si quieres cortar más,

corta queso, corta pan

corta leche con canela

¡corta el rollo Berenguela!



COMUNIDAD EUROPEA

Coro nº 1

Mirando despacio el atlas

con Europa me encontré

¡Francia, Gran Bretaña, Italia..!

Coro nº 2

¿Y España..?

Coro nº 1

¡Sí, sí! España también, y Alemania,

Grecia, Portugal... y otros países más

y todos ellos juntos

¡forman una Comunidad!

¡Comunidad Europea!

Se cambian productos, se ayudan

y se respetan y....

¡Nunca nunca se pelean!

Coro nº 2

¡Yo quiero saber más!

Coro nº 1

Pues, coge el libro

y ponte a estudiar.

Verás qué chulo es todo lo

de la Comunidad.

Todos

Yo soy de Europa, europeo.

Yo soy de España, español

¡sí, señor!

que lo cante el jiguero

que lo cante el ruiseñor

que lo cante y lo baile

¡mi amiga Leonor

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sembrar Valores

EDUCACIÓN / DIARIO CÓRDOBA
  16/11/2011
ISABEL AGÜERA
 

Cientos de veces, a lo largo de estos años, dos palabras he manejado como mantra liberador de los grandes conflictos sociales que nos aquejan: familia y valores. Y no hay pilares más consistentes en educación, ya que, en un mundo tan extraordinariamente cambiante, hoy, más que nunca, se precisa la concienciación de todos, pero en especial de la familia, como eje educador, acerca de los valores que priman, se imponen y dominan los ámbitos educativos.

A lo largo de la historia, escuela y familia venían a ser escenarios exclusivos en los que la vida de los pequeños encontraba el hábitat necesario para formarse. Ambitos inamovibles que transmitían conocimientos, sobre todo, e imponían experiencias y creencias sin resistencia alguna, ya que los hijos, los alumnos, eran sumisos receptores de cuánto creíamos necesario para ellos. Pero el mundo en su constante girar, y cada vez más deprisa, incesantemente incorpora, con fuerza imparable, ambientes que transgrediendo normas llegan, se imponen, dominan, etc. Televisión, amigos, calle y, sobre todo, Nuevas Tecnologías que han dislocado tanto el sistema educativo como la vida de familia.

De ahí, que educar hoy es diferente a cómo se educaba ayer. No obstante, ante el nuevo reto educativo, debe primar el esfuerzo de los padres por conocer todo aquello que pueda ayudar a los hijos de cara a su formación como ciudadanos del mundo que les ha tocado vivir.
Y nada más convincente y efectivo que la conveniencia de vivir en valores. Es decir, dando ejemplo de solidaridad, justicia, moralidad, etc. Educar es un arte porque no hay reglas fijas y cada caso es diferente, cada circunstancia única... Pero a su vez, la educación es una ciencia y como tal es necesario conocerla, estudiarla y dedicarle tiempo de convivencia, reflexión y análisis. Sembrando valores, hoy, tendremos grandes y frondosos árboles mañana.





viernes, 11 de noviembre de 2011

De qué color somos



PRUEBA TEST

Siempre he considerado necesario conocer, por todos los medios a mi alcance, tanto a los alumnos como a padres y madres, ya que este conocimiento previo es el primer paso para posibles dificultades en el aprendizaje. Son muchas las veces que anatomizamos a los alumnos, calificándolos de vagos, distraídos, etc. cuando, puede, y lo he comprobado en mis largos años en las aulas, tras un anunciado fracaso, se esconde un drama.

Conocer qué valoración hacen, qué concepto tienen acerca de las personas que más directamente están relacionados con ellos en los ámbitos que, por excelencia, constituyen su entorno: escuela y familia, calle, etc. son pistas que nos pueden alertar de cara a una ayuda más personalizad.
La alarma de cómo podían sufrir auténticas tragedias a mis espaldas la detonó mi propio hijo, cuando tenía diez años. Un día, llorando, me dijo: Mi profesor…- prefiero omitir el nombre del profesor - es negro".
Como dicho profesor conocía y trataba yo con frecuencia, me extrañó aquella rotunda afirmación.
Le pregunté: ¿Qué quieres decir con eso? No te entiendo. Ese hombre no es negro .

Sí lo es -me contestó-; le pega a su perro con una cadena. Yo lo he visto. Es negro negro.

Aproveché la idea de calificar a las personas por un color y seguí conversando con él:

Ya te entiendo -le dije-. A ti te parece malo, y lo ves negro... Es negro.. - se ratificó.

¿Y de qué color es tu maestro? Mi maestro -contestó sin titubear- es casi negro también; pega mucho.

¿Y de qué color soy yo? -me atreví a preguntarle-.Tú no tienes color. El agua tampoco tiene color…

Te confieso, amigo, que estas páginas lees, que me emocioné, hasta el punto de notar que un fuerte nudo me apretaba la garganta. Yo era para mi hijo transparente, limpia... ¿Qué más podía desear? ¿Y qué había hecho yo para merecer tal calificativo?

La respuesta creo que se podía definir en dos palabras: amor, mucho amor y absoluta verdad para todos y muy especialmente para lo relacionado con ellos, mis hijos.

Así fue cómo nació la prueba de los colores. La confeccioné y se la apliqué a mis alumnos.

El resultado, desconcertante y altamente significativo para mi propósito.
PROCEDIMIENTO

Considero que puede bastarte para conocer el procedimiento a seguir, la anécdota que te he contado.Pero, si te sirve, más o menos, de más clara orientación, te cito las preguntas que yo formulo en esta prueba y que están referidas, como ya te he indicado, a los ámbitos que por excelencia circunscriben, casi en exclusiva, la vida del niño en edad escolar, sobre todo en Primaria.

a) ¿De qué color ves a tu padre? ¿A tu madre?

b) ¿De qué color ves a cada uno de tus abuelos?

c) ¿De qué color ves a cada uno de tus hermanos?

d) ¿De qué color ves a tu maestro o maestra?

e) Elige a cinco compañeros de clase y di de qué color ves a cada uno de ellos. (En este caso es importante conocer a un grupo de compañeros que puedan tener para cada alumno connotaciones, tanto positivas como negativas.)

etc:

ALGUNAS ANÉCDOTAS

Una alumna de nueve años calificó a una de sus abuelas de color rosa.

Pareciéndome un poco indefinido, con respecto al color blanco que había adjudicado a los demás abuelos, le pregunté: ¿Por qué a tu abuela María le has puesto el color rosa? Porque es el color de la carne -me contestó-.

Más confundida aún, insistí: ¿Y qué tiene que ver tu abuela con la carne? ¿No ves -me dijo en tono algo irritado - que en la playa se le ve la carne.

Efectivamente, era una mujer que, a pesar de sus años y de sus kilos -en más de una ocasión yo la vi en una piscina-, usaba bikini, algo que, indudablemente, impresionaba al pequeño.

Otro alumno escribió que su padre era amarillo. Al interrogarle, me contestó: Mi padre tiene un coche, pero va a comprar otro amarillo que es mi color favorito, y, cuando yo sea mayor, todos los coches que me compren, van a ser amarillos.

La deducción estaba clara: para él su padre era amarillo -su color favorito -, lo que equivalía a una excelente relación familiar.

En mi obra Primeros pasos en el Estudio, son muchas, varidas y creativas las fórmulas para conocer a los alumnos/as.

Querido compañero/a empieza por ahí, porque más importante que enseñar es que nos “enseñen” por dónde empezar y el éxito lo tendremos asegurado.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Nobleza Obliga

OPINIÓN/ DIARIO CÓRDOBA 07/11/2011



Ni quito, ni pongo rey pero ayudo a mi señor, y en mi caso no hay más amo, ni más señor al que servir que la verdad y la justicia, sobre todo si estos valores están referidos a lo que ha constituido y lo sigue constituyendo, mi vida.

Me refiero al polémico tema de niños tirados por los suelos en aulas andaluzas. ¡Qué rancia queda esa historia! Esto era una vez un tiempo que los alumnos, en alguna escuela, asistían a clase cargados con una silla, pero hoy día, si algo falta son alumnos y si algo sobra son precisamente sillas y mesas.

Muchas veces, mis alumnos y yo nos hemos sentado en el suelo para leer cuentos. Es muy importante y hasta necesario, de vez en cuando, romper esquemas, dinamizar, en una palabra, las constantes rutinas que, día tras día, se suceden en las aulas de cara a lograr que la asistencia a clase deje de ser un deber insoportable para la mayoría de alumnos y pase a ser un auténtico placer.

La escuela en Andalucía, y lo padres lo saben bien, están en un nivel alto de todo aquello que precisan los alumnos para sentirse cómodos. Por ello pienso que alguien se ha debido despistar en sus manifestaciones acerca de nuestros centros públicos.

Otra cosa, y por lo de nobleza obliga, hubiera sido reivindicar calefacción y aire acondicionado porque si en la más mínimo edificio público gozan de buenas temperaturas, los trabajadores más vulnerables, los niños, no deberían soportar los rigores que todos conocemos bien. Un ruego, pues, para todos: objetividad, verdad y justicia porque nobleza, si la hay, obliga.



* Maestra y escritora



miércoles, 2 de noviembre de 2011

El duro oficio de ser abuelo

DIARIO CÓRDOBA  ROSA Luque 03/11/2011

(Con mi agradecimiento a una buena periodiste)


Lo hizo ya desde una vertiente lúdica Rosa Regás, al escribir un Diario de una abuela de verano tan exitoso que acabó convertido en serie televisiva. Y lo ha hecho ahora, con más enjundia pedagógica pero con igual amenidad, la escritora cordobesa Isabel Agüera, que por algo ha sido, es y será siempre maestra, uno de esos oficios que escapan al calendario laboral impuesto.
Esta villarrense inasequible al desaliento, que tras la jubilación ha multiplicado su ya antes imparable producción literaria, acaba de publicar una Guía práctica para abuelos con nietos (o sea, con nietos que se te meten en tu casa y en tu existencia fagocitándola enterita si te descuidas). En ella traza con valentía y sin morderse la lengua, genio y figura, estrategias para que los niños y sus padres no abusen de los mayores (demasiado).
 La primera recomendación de la escritora, que se supone habrá puesto en práctica ella misma con sus tres hijos y ocho nietos, es marcar el propio espacio desde el principio y decir "no" llegado el caso sin remordimientos. Lo cual no quita para ayudar a la prole siempre que se pueda y atender solícitos a la chiquillería pero sin pasarse, nada de mimos excesivos y sí propuestas divertidas que empujen a los peques a entender el mundo y a ir asumiendo tareas con dulce disciplina.
Y todo ello, dejando claro a los progenitores de la criaturas que, aunque los abuelos les echen una mano en la medida de sus fuerzas, son ellos y nadie más los responsables de su educación. Sabios consejos los de Isabel Agüera, que no le impiden ser una gallina clueca con todos los suyos; como lo fue con las numerosas hornadas de alumnos a los que regaló sus conocimientos y preparó para afrontar la difícil asignatura de la vida. Pero cada uno en su sitio, sin invadir territorios ajenos.





Síndrome del Niño Emperador

  DIARIO CÓRDOBA/ EDUCACIÓN
En estos tiempos, los síndromes de todo tipo se multiplican, llegando a constituir una lista increíble en la que todos, sin excepción, nos podemos encontrar con nuestro particular síndrome, posiblemente hasta ignorado.

Hoy se habla mucho, y puede que con ligereza no recomendable, del síndrome del niño emperador, consistente en un trastorno que en la mayoría de los casos lo sufren los niños cuando existe una carencia educativa. Es decir, cuando la permisividad, el tratarlos con guante blanco para evitar rabietas o, sencillamente, para que nos dejen en paz, son pautas que, con toda naturalidad, practican los padres sobre todo en la primera infancia, rindiéndose así a exigencias y caprichos.

Es cierto que los padres, en una generalidad, no son conscientes de las consecuencias de dichos comportamientos, que van alimentando el ego de niños que, con pocos años, se convertirán en auténticos tiranos, y así uno se queda perplejo escuchando noticias acerca de padres que denuncian a sus propios hijos o piden ayuda ante su impotencia para una mínima convivencia.

Los expertos no acaban de ponerse de acuerdo acerca de las causas básicas del síndrome. Los hay que dan más peso a la cuestión genética, y los hay que otorgan más importancia a los factores ambientales o educativos.

Desde mi punto de vista, sin más título que la experiencia, la genética, sin duda, puede ser un factor pero los niños, en general, si no se les ponen límites, si se les consiente en todo y por todo, si no se les exige, aunque sean pequeños, mínimas responsabilidades, etc. tienen muchas papeletas para convertirse en niños tiranos.
Pero en nuestras manos está el anticiparnos: educación, freno, vigilancia, etc. Y no permitir pisar la sutil raya que marca los límites entre lo natural en la infancia-caprichos, desobediencias, etc., con la fatal trayectoria que desembocará en niños tiranos.





viernes, 21 de octubre de 2011

Una fábrica de malos humos


 En esta obra puedes encontrar cuentos y escenificaciones para reivindicar valores  sobre medio ambiente, ecología y otros.
A continuación, el primer cuento, al que otro día seguirá la escenificación.
Una fábrica de malos humos

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TEMA: CONTAMINACIÓN Y RIESGOS PARA LOS SERES VIVOS

OBJETIVO: Concienciar a los alumnos/as de la necesidad que tenemos los seres vivos de respirar aire puro, limpio de contaminación, así como buscar soluciones para lograrlo.

VALORES: Solidaridad, respeto, educación, amistad, responsabilidad. Etc.

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Esto era una fábrica que echaba mucho humo negro. Los árboles y los pájaros le decían:
-¡Aparta tus humos de nosotros! ¡No podemos respirar!
Pero la fábrica les contestaba:
-¿Y a mí qué me importa? Si no podéis respirar iros a vivir a la playa o a la montaña pero a mí dejadme tranquila. Soy una fábrica. ¿Acaso no lo sabéis?
-Sí que lo sabemos –le contestaban-, pero hay formas de trabajar sin poner en peligro la vida de los demás.
Y la fábrica, haciendo oídos sordos a cuanto le decían, seguía, orgullosa, con sus columnas de humo que salían por sus bocas y se extendían por todos los alrededores.
Los pájaros, no pudiendo aguantar más, dijeron:
-Lo sentimos, hermanos árboles, pero nos vamos, antes de que el humo acabe con nosotros y con nuestras crías.
Y cerraron sus nidos, cogieron a sus hijos y se fueron.
Los árboles, como no podían moverse, empezaron a ponerse enfermos: Sus hojas, poco a poco, se iban poniendo amarillas y se iban cayendo.
-¿Quién nos podrá ayudar? –se preguntaban.
Y una y otra vez trataban de que la fábrica entendiera lo que les pasaba.
-Perdone, señora fábrica -le decía un árbol de rama muy altas-. Sabemos lo importante que es y lo mucho que trabaja, pero, ¿no podría apartar sus humos un poquito de nuestro jardín? Nosotros no podemos irnos; no tenemos más casa que esta tierra.
-Yo estaba aquí antes que vosotros. Y no tengo culpa de que en lugar de pies o alas, tengáis raíces. Mis chimeneas hacen lo que tienen que hacer. Lo siento.
Un día el sol se enfadó porque también a él le llegaba el humo y lo oscurecía.
-¡Se acabó! –dijo- Ya no vas a echar más humos.
Y llamó a las nubes:
-¡Nubes, amigas! -gritó- Por favor, venid cuanto antes. Os necesito urgentemente.
-¿Y a mí qué me importa? Si no podéis respirar iros a vivir a la playa o a la montaña pero a mí dejadme tranquila. Soy una fábrica. ¿Acaso no lo sabéis?
-Sí que lo sabemos –le contestaban-, pero hay formas de trabajar sin poner en peligro la vida de los demás.
Y la fábrica, haciendo oídos sordos a cuanto le decían, seguía, orgullosa, con sus columnas de humo que salían por sus bocas y se extendían por todos los alrededores.
Los pájaros, no pudiendo aguantar más, dijeron:
-Lo sentimos, hermanos árboles, pero nos vamos, antes de que el humo acabe con nosotros y con nuestras crías.
Y cerraron sus nidos, cogieron a sus hijos y se fueron.
Los árboles, como no podían moverse, empezaron a ponerse enfermos: Sus hojas, poco a poco, se iban poniendo amarillas y se iban cayendo.
-¿Quién nos podrá ayudar? –se preguntaban.
Y una y otra vez trataban de que la fábrica entendiera lo que les pasaba.
-Perdone, señora fábrica -le decía un árbol de rama muy altas-. Sabemos lo importante que es y lo mucho que trabaja, pero, ¿no podría apartar sus humos un poquito de nuestro jardín? Nosotros no podemos irnos; no tenemos más casa que esta tierra.
-Yo estaba aquí antes que vosotros. Y no tengo culpa de que en lugar de pies o alas, tengáis raíces. Mis chimeneas hacen lo que tienen que hacer. Lo siento.
Un día el sol se enfadó porque también a él le llegaba el humo y lo oscurecía.
-¡Se acabó! –dijo- Ya no vas a echar más humos.
Y llamó a las nubes:
-¡Nubes, amigas! -gritó- Por favor, venid cuanto antes. Os necesito urgentemente.
Las nubes corrieron al escuchar la voz del sol, al que respetaban y querían.
-¡Aquí estamos, hermano sol! –exclamaron- ¿Qué quieres de nosotras? Tan sólo sabemos mandar lluvia a la tierra.
-Es lo que preciso y me podéis ayudar mejor que nadie. Esta fábrica, que nos está ahumando a todos, necesita un escarmiento. Quiero que descarguéis toda la lluvia posible sobre sus chimeneas cargadas de humos. A ver si es posible que se le apaguen para siempre.
Y, ¡pimba! Las nubes comenzaron a descargar sus barrigas llenas de agua sobre las chimeneas de la fábrica que gritaba:
-¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que se vayan estas nubes que nos van a romper en mil pedazos.
-¡Ni que lo soñéis! –dijeron- De aquí no nos vamos hasta no terminar con vuestros malos humos que oscurecen al sol, matan a los árboles, a los pájaros y también a las personas.
Y descargaron tanta agua que, junto con el viento, acabaron con aquellas humeantes chimeneas. Los dueños de la fábrica, al ver lo que había pasado, dijeron:
-¡Si es que eran ya muy viejas! Se esperaba que no resistieran cuando el viento y la lluvia atacaran fuerte. Será mejor reconstruir la fábrica y quitar las chimeneas. Buscaremos otra forma de trabajar que no arroje humos o que vayan por debajo de la tierra.
Y así lo hicieron. La fábrica volvió a trabajar pero ya sin chimeneas y sin humos.
Los árboles, al fin, empezaron a respirar y los pajaritos volvieron y todos fueron felices.
-Gracias, sol, gracias, nubes, -decían- porque nos habéis salvado.
Y la fábrica, arrepentida al comprobar el mal que les había hecho, repetía junto con todos los seres vivos del jardín:


Y colorín, colorán,

a la bim, bom, bam.

¡Fuera, fuera los humos

de nuestra ciudad!

Que aire muy limpio

hay que respirar

¡Fuera, fuera los humos

que puedan contaminar,

que se vayan para siempre,

que no vuelvan más.

¡Colorín, colorán!