sábado, 30 de junio de 2012

Pensamientos Pedagógicos

¡Qué maravilla de juego, alegría, fantasía...!

Queridos amigos y compañeros/as: 
Algunos pensamientos, escritos al hilo de los días y que me han servido para valorar la responsabilidad que considero tan única y trascendente como la de ser maestro/a.
Posiblemente,  me repita, pero es complicado recordar todo lo que se escribe. Por otra parte, refrescar la memoria no viene mal del todo.

  • Los alumnos/as no son sumandos de una suma. Luego jamás debe colocárseles el signo del igual. 
  • Todos los alumnos/as tienen grandes valores. Si no son apreciables a primera vista, habrá que buscarlos; nunca ignorarlos. 
  • Cada alumno/a tiene su propia cumbre. Ayudémosle a llegar a ella. De lo contrario lo estaremos condenando a una escalada perpetua de fracasos, cuya escalera, peldaño a peldaño, llevará grabado nuestro nombre.
  • Un maestro sin amor, es un pozo sin agua. Por mucho que intente sacar de él, los alumnos/as quedarán sedientos.
  • Un maestro/a no es el hombre o mujer que lo sabe todo y lo da atodos. Un maestro es el ser humano que, con humildad, recibe y da.. 
  • Se suele decir que el aula es la escuela de la vida. Yo digo que la escuela de la vida, la primera, sobre todo, para un alumno/a, es su maestro o maestra. 
  • Un maestro/a no debe consentir que un alumno/a se aleje de la escuela triste y desesperanzado. Una palabra del maestro/a puede cambiar su “universo”. 
  • Si un alumno/a falla, seguro que  en algo está fallando su maestro/a.
  • Tras un alumno/a fracasado, hay un ser humano destruido. Reconstruirlo es la primordial labor del maestro/a. La recuperación llegará después. Seguro. 
  •  Un maestro/a  no se debe derretir pero sí dilatar. 
  • Con la humildad de la verdad, confieso que no tengo conciencia de algún alumno/a   se haya ido de mi vida con el signo del fracaso. Y el secreto es una palabra que debe primar para el maestro/a: AMOR 

miércoles, 27 de junio de 2012

Minicuentos Pedagógicos



Una pequeña, que por tercera vez repetía nivel, me fue presentada, al hacerme cargo de un grupo de alumnas entre las que estaba ella.

-Aquí tienes a la señorita Inés que no tiene un pelo de tonta, pero que no lee ni escribe porque no le da la real gana.
A solas con ella, le pregunté:
-¿Es verdad lo que ha dicho la profesora?
- Sí -contestó-, pero es que ella, mi madre y mi padre me pegan pellizcos para que lea y escriba...
Conmovida, al observar sus brazos acardenalados, me saqué del bolso una bolita de anís y se la di.
La pequeña, paladeando la bolita, se quedó mirando una cartilla que había sobre mi mesa y comenzó a silabear, señalando con el dedo: -ma-ma-mi-me-ma...Saqué, entonces, mi libreta de notas y escribí:


Desde hoy, jamás me faltarán bolitas de anís en mi bolso. Puedo encontrar tantos seres humanos pellizcados...

..............................................
 
Me contaba una pequeña de siete años:
-Por las noches, cuando me acuesto, entra en mi habitación un hombre que quiere matarme con una sierra.
Yo le dije:
-Eso es cosa de tu imaginación. Ese hombre sólo está en tu cabeza y...
Antes de terminar, la pequeña me interrumpió:
-Solo en mi cabeza, no. Está también en mi televisor, y en el de mi abuela, y en el de mi títa, y en el de…

Me dije:

Los fantasmas que habitan en los sueños de nuestros pequeños/as son hijos de una sociedad que necesita del terror para sobrevivir. A ello nos hemos acostumbrado, y como el pan de cada día lo necesitamos.



martes, 19 de junio de 2012

Tiempo de exámenes


       Adiós, queridos alumnos/as: Os deseo que hayáis aprendendido, sobre todo, a ser felices.


Quedan pocas fechas para finalizar el curso y tanto niños como jóvenes se enfrentan en estos días a exámenes que determinarán si logran aprobar o si por el contrario les espera un largo verano de estudio. Ante esta realidad que están viviendo los alumnos, por supuesto, pero de la que participan mucho los padres, creo conveniente un alto para reflexionar acerca de lo más conveniente de cara a la mayor ayuda que podamos prestarle en estos días y que, a veces, por ignorancia, que la buena voluntad no falta, se traduce en continuas amenazas o, todo lo contrario, en felices promesas. "Como suspendas, no hay tal o cual cosa. Como apruebes, te compraremos esto o lo otro".
Desde mi punto de vista, y en primer lugar, los padres deben ser siempre motor de comprensión, aliento y ayuda. Y esto no quiere decir que muestren indiferencia por unos resultados o por otros, sino que procuren inyectarles mensajes optimistas, ilusionados, esperanzadores, serenos, sobre todo, sin dar de lado a lo más importante: dedicación, tiempo para compartir estudio, posibles baches y dificultades. Muy importante también el saber que necesitan tiempo de ocio que los relaje y desconecte del atosigamiento al que, por lo general, entre maestros y padres, los tenemos sometidos.
De gran interés para todos es salir airosos de prueba tras prueba en junio pero no debemos olvidar que el curso termina en septiembre y que no se acaba el mundo porque a un niño le quede una o dos asignaturas para repasar. A veces, lo que fastidia a los padres, más que nada, es tener en vacaciones preocupaciones tales.
Pero no pasa nada. Todos los niños no son lumbreras en todo y para todo. El aprendizaje es cualquier cosa menos una maratón. Son muchas las cimas alcanzables y no podemos exigir a todos que coronen la máxima, porque de hacerlo así, no alcanzarán ninguna.



viernes, 15 de junio de 2012

Para la despedida

Queridos compañeros/as y amigos/as: Por si os sirve de algo esta sencilla composición de despedida.



¡A la bim, a la bam!

El cole acaba ya

¡adiós a las profes!

¡Adiós a estudiar!

 
¡A la bim, a la bam!

Las gracias queremos dar

por lo lo mucho que nos enseñan

por lo mucho que nos dan.


¡A la bim, a la bam!

Ahora toca descansar

y repasar un poquito

queno no es bueno solo jugar

que la memoria de lo aprendido,

¡a pique se nos va!


¡A la bim, a la bam!

Adiós, compañeros,

Adiós, libros y notas

en septiembre nos veremos

descansados y felices

y de nuevo empezaremos.

 
Adiós, adiós a todos y feliz verano

Besos y abrazos y con ellos os dejamos.

 
¡A la bim, a la bam!

¡A la bim, bom, bam!


..........

Y par alos más pequeños, algo más divertido


La luna, lunera se baña en el mar

Con biquini de seda

Y flotador de cristal.

¡Qué guapa estás! –dijo un calamar-

Contigo me quiero casar.

¡Mira cuántos brazos tengo

para trabajar y para darte abrazos

en el fondo del mar.

Si te casas conmigo –dijo un caballito de mar-

¡a galope, galope, te llevaré a pasear!

 
Yo soy pequeñito –dijo un boquerón-

Pero si te casas conmigo

Te daré mi corazón.

 
¡Fuera, fuera pequñajos!

-dijo un tiburón- Se casará conmigo esta preciosidad

y haré que sea la reina, la reina del mar.

 
Pero la luna coqueta

con biquini de seda y flotador de cristal

les dijo a todos: Yo no me quiero casar.

Mi reino es el cielo, y el vuestro es el mar.

Bajé a bañarme, a jugar con las olas…

¡Adiós, adiós; me voy ya, boquroncito bueno,

cariñoso calamar, galante caballito y tiburón fanfarrón



martes, 5 de junio de 2012

Justicia en Educación

DIARIO CÓRDOBA/ EDUCACIÓN
ISABEL AGÜERA
 06/06/2012

Maestra --me decía una alumna ante un pequeño acuario de clase--, si el pez grande se come al pez chico, el último de la fila, el más chico de todos, ¿a quién se come? Sin pensar en mis palabras improvisé una contestación: Pues, los chicos se comerán unos a otros. ¿Y por qué los grandes no se comen también a los grandes? No es justo que se coman a los que no son iguales.
Sinceramente, la contestación de aquella alumna me dejó algo desconcertada y me dije: Los niños no saben razones de "grandes" ni de "chicos", pero, eso sí, saben mucho de justicia: la intuyen, la sienten y la viven sin más.
Y recordé una frase de Platón que dice: Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte. En definitiva, exactamente lo que venía a decir mi alumna.
En muchas ocasiones, en estos tiempos, padres y maestros hemos oído en boca de nuestros niños y adolescentes e incluso presenciado actitudes de rebeldía ante lo que expresamente han llamado injusticia y, por lo general, la reacción de los mayores discurre por un discurso autoritario y desconsiderado al máximo para lo que posiblemente haya sido una total injusticia por nuestra parte.
También en el argot popular la palabra injusticia se repite ante el espectáculo de una sociedad que colecciona varas de medir. Es decir, como otras muchas cosas hemos desvalorizado la casi divina palabra, justicia, dejándola reducida a sinónimo de estatus subjetivo, autoridad, etc.
Pero a los niños no les valen razones inventadas para justificar nuestros errores y, si en otros tiempos, la resignación tenía fuerza de ley, hoy a todos se nos ha soltado la lengua y, por supuesto, a los hijos y alumnos, también.
Por eso, seamos justos en su educación y si nos equivocamos, tengamos el coraje de reconocerlo, pero, ante todo, antes de juzgarlos, pongámonos en su lugar y se nos encenderá la luz de la rectitud.

sábado, 2 de junio de 2012

Reflexiones Pedagógicas

Hace años comencé a sintetizar mi pensamiento pedagógico en sencillas y breves palabras que denominé Reflexiones Pedagógicas. Más tarde se editó una obra que la editorial tuvo a bien titular Pensamientos Pedagógicos. El escritor Carlos Muñiz, cuando la leyó, exclamó: ¡Esto son Agüerismos!
Llámale como quieras, querido compañero/a. Lo importante no es la denominación sino la utilidad. Si te sirve de algo, ponle el nombre que más te guste. Un abrazo y feliz semana.


Un maestro/a debe saber que no vale tanto la tarea de preparar la lección de cada día, como la ilusión de cada día.

Maestro de oro es aquel que sabe, respeta y valora que jamás un alumno más otro da un igual a dos.

Si los alumnos son copias de sus maestros, ¿qué mostrarán cuando se les exija el original?

Un niño puede parecer un pequeño y transparente vaso de agua. No obstante nuestra mirada debe alcanzar al profundo y tal vez oscuro pozo de su futuro.

Cada alumno es precioso eslabón de una maravillosa cadena que pasa por las manos del maestro. No obstante, jamás debe intentar enlazar dichos eslabones. Sería un esfuerzo inútil, y el resultado, si acaso, unas implacables esposas.

No son las palabras las que pueden hacer daño a un pequeño/a, sino el tono de esas palabras. Ellos saben perfectamente si proceden de un padre o de un padrastro.

Todos los alumnos tienen grandes valores. Si no son apreciables a primera vista, habrá que buscarlos aunque sea con lupa, pero jamás ignorarlos, dejarlos perdidos. Sería como volver la espalda a un filón de oro.

Jamás un maestro debería ser sastre de talla en serie. No son hábitos, sayales, lo que precisan los alumnos, sino vestidos a medida.

¡Qué importa el color de la piel de nuestros alumnos/as, si en los ojos de cada ser humano brilla la blanca luz de una estrella? No pongamos barreras en la tierra de todos porque eso equivaldría a ir apagando estrellas y podríamos quedarnos a oscuras para siempre.

 

Estoy totalmente convencida, y así lo he practicado, que la verdadera pedagogía, aquella que libera del fracaso y logra autoestima, tan imprescindible para que el ser humano, en la medida de sus capacidades, sea un triunfador, precisa tres ingredientes: ilu­sión, creatividad y mucho amor.