miércoles, 27 de junio de 2012

Minicuentos Pedagógicos



Una pequeña, que por tercera vez repetía nivel, me fue presentada, al hacerme cargo de un grupo de alumnas entre las que estaba ella.

-Aquí tienes a la señorita Inés que no tiene un pelo de tonta, pero que no lee ni escribe porque no le da la real gana.
A solas con ella, le pregunté:
-¿Es verdad lo que ha dicho la profesora?
- Sí -contestó-, pero es que ella, mi madre y mi padre me pegan pellizcos para que lea y escriba...
Conmovida, al observar sus brazos acardenalados, me saqué del bolso una bolita de anís y se la di.
La pequeña, paladeando la bolita, se quedó mirando una cartilla que había sobre mi mesa y comenzó a silabear, señalando con el dedo: -ma-ma-mi-me-ma...Saqué, entonces, mi libreta de notas y escribí:


Desde hoy, jamás me faltarán bolitas de anís en mi bolso. Puedo encontrar tantos seres humanos pellizcados...

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Me contaba una pequeña de siete años:
-Por las noches, cuando me acuesto, entra en mi habitación un hombre que quiere matarme con una sierra.
Yo le dije:
-Eso es cosa de tu imaginación. Ese hombre sólo está en tu cabeza y...
Antes de terminar, la pequeña me interrumpió:
-Solo en mi cabeza, no. Está también en mi televisor, y en el de mi abuela, y en el de mi títa, y en el de…

Me dije:

Los fantasmas que habitan en los sueños de nuestros pequeños/as son hijos de una sociedad que necesita del terror para sobrevivir. A ello nos hemos acostumbrado, y como el pan de cada día lo necesitamos.



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