jueves, 28 de febrero de 2013

El mejor homenaje de mi vida


Hay un dicho que mi padre nos enseñaba a llevar a la práctica: no es bien nacido quien no es agradecido. Y son muchas las lecciones que aprendí de él y trato de seguir al pie de la letra. Por eso, como quiero ser bien nacida, deseo agradecer el más grande y conmovedor homenaje que podía recibir: el de los niños de mi pueblo en el Día de Andalucía.
Fue un trabajo llevado a cabo por  formidables maestros/as del Colegio Público Poeta Molleja.
Imposible narrar la motivación que promovieron en los alumnos/as que desde los más pequeños, han pasado tiempo investigando sobre mi vida y obra. El resultado, cientos de caritas que me esperaban expectantes, que buscaban mis manos, mis besos, caricias, que repetían sin cesar mi nombre, que buscaban una foto, una firma…  Cientos de trabajos, de frases, de datos, de fotos, etc, recopiladdos de mis obras, de su trabajo de preguntar en la calle, fruto de interés e ilusión, ingredientes imprescindibles para aprender.
Gracias, pues, a este equipo  de compañeros/as tan aunados en un objetivo: inducir a los alumnos a conocer su tierra, sus “personajes”, su historia…
Gracias a nuestro querido Alcalde, siempre tan humano y afectuoso.
Gracias a los padres, tan presentes en el acto y tan colaboradores.
Gracias a nuestra emisora y …
Gracias a la vida que me ha dado tanto…
Nunca podré olvidar este día, nunca podre dar las gracias como se merecen todos.
Nunca podré recibir más tierno y conmovedor homenaje.



martes, 12 de febrero de 2013

Enseñar a pensar.


Queridos compañero/ass. Enseñar a pensar es algo que puede resultar, a veces, complicado, puesto que, sobre todo en estos tiempos, los alumnos/as andan muy dispersos por otros derroteros.
La verdad es que pocas veces, antes y ahora, nos hemos detenido a  reflexionar en la importancia que para la vida  tiene saber pensar y no precipitarse solo por lo que sentimos. Es decir, la mayoría de las veces no pensamos, solo sentimos y obramos.
De ahí  tantos errores y tantas consecuencias negativas como las que a diario sufrimos. Otra cosa sería, antes de "disparar", sentarnos a pensar los pro y los contra derivados de  cualquier acción nuestra o de los demás.
Pero, ¿en qué materia se supone que hay espacio para ello? En mis primeros años de magsterio, en un centro público de la Institución Teresiana en Linares, ya, cada día, tras el recreo, se dedicaban cinco o diez minutos para que, de una forma o de otra, las niñas -entonces no había colegios mixtos- se relajaran y pensaran sobre alguna sencilla y breve propuesta.
Esta práctica, que hoy empìeza a ser letra en medios educativos, la conitué, también en la medida que pude, con mis alumnos/as.
Hoy, asumiendo que, hay muchos maestros/as que rebasan estas sencillas consideraciones, os ofrezco un ejemplo práctico.

LECTURA POR EL MAESTRO/A DE UN SENCILLO CUENTO COMO ESTE:

EL GORRIÓN Y EL ARBUSTO
Un gorrión, en su débil vuelo, se detuvo en la rama de un arbusto. La rama, molesta, se quejó:
-Vete; pesas mucho. me haces daño. No puedo soportarte.
El gorrión, levantando el vuelo, exclamó:
-¡Perdona, perdona! No había reparado en mi peso; sólo en tu fresca sombra.
Y se alejó.
Poco después, un fuerte viento zarandeó al arbusto de tal manera que sus ramas barrían la tierra y muchas de sus hojas, arrasadas por el huracán, volaban en vertiginosos remolinos.
El gorrión, cobijado en el alero de un tejado cercano, observaba al arbusto.
Cuando pasó el viento, se acercó a él y le dijo:
-¡Cuánto he sufrido viéndote azotado por el huracán!
-¡Qué equivocado estás, pequeño gorrión! -contestó el arbusto- Soy fuerte. Tus pequeños ojos han debido confundirme con alguna hierbecilla del campo.
Estaba hablando el arbusto cuando le crujió una rama y cayó al suelo.
¡Vete, vete! -gritó- Ya te dije que me hacías daño con tu peso. ¿Quién reparará el mal que me has ocasionado?
El gorrión, sin contestar, se dijo: Buscaré para descansar un árbol fuerte. Está visto que los pequeños, además de necios, son un peligro.

APRENDEMOS A PENSAR
Preguntamos de forma oral o por escrito

¡Opináis que de verdad el peso del gorrión podía molestar al arbusto?
¿Por qué creéis, pues, que se quejó?
Si hubierais sido vosotros/as el gorrión, habríais actuado como él o qué habríais dicho y hecho?
A pesar de la fuerza del huracán, el arbusto no se quejó y culpó al gorrión de la ruptura de su rama. ¿Sabéis por qué lo haría?
El gorrión, si bien guarddó silencio, hizo un propósito: ¿cuál fue...?
Si trasladamos estos personajes y este relato a la vida real, pensad y decid quiénes pueden representar a los arbustos y quiénes a los gorriones.

 FINALMENTE
Ponedle un adjetivo al arbusto y otro al gorrión
La reflexión que hizo el gorrión, Buscaré para descansar un árbol fuerte. Está visto que los pequeños, además de necios, son un peligro, ¿a qué se podría referir?
 Si os atrevéis camibad el final: ¿Cómo sería para hacer justicia al gorrión?


martes, 5 de febrero de 2013

Las raíces no arden

EDUCACIÓN/DIARIO CÓRDOBA


VIVENCIA FAMILIAR

Pasaba un día en el campo con mis hijos pequeños. Hacía y me esforzaba por encender la chimenea, repitiendo religiosamente lo que tantas veces había visto hacer a mi marido, pero mis intentos, una y otra vez, eran fallidos. Un anciano campesino, vecino de muchos años, se llegó a la casa. "¿Qué hace? Así no prenderá jamás el fuego. Esos palos son raíces, y las raíces no arden; son más duras que Dios". Salió unos instantes y regresó con hojarasca y unos leños. En un santiamén prendió una gran llama.
Aquellas palabras, "las raíces no arden" quedaron grabadas en mí para los restos, dado que tantas veces el tema de la familia es cuestionado y considerado como algo pasado de moda, inexistente, algo que tan solo es memoria de nostálgicos mayores.
Y no es así, la familia sigue siendo la base, la savia que alimenta, que corre por igual, desde la raíz hasta la más encumbrada rama.
A lo largo de mi vida han sido muchos los maestros, de todo tipo, que me han dado grandes lecciones, pero, hoy por hoy, puedo asegurar que lo mejor que hay en mí fue semilla que, con mucho amor, con esfuerzo, sacrificio, con total conocimiento y responsabilidad de la gran aventura que conlleva ser padres, depositaron, entre olores de la tierra, vivencias entrañables, entre los agridulces sabores de los tiempos, mis padres.
Es cierto que los hijos, cuando crecemos y nos independizamos, podemos tomar senderos, no solo variados sino, a veces, tan antagónicos que pudiera parecer que nos hemos exiliado, talado y trasladado a otra tierra.
No obstante, y como decía un peruano que, jubilado, tras muchos años de trabajo en España se despedía, "la sangre tira, la madre llama". De ahí que para mí la familia no solo no puede desaparecer sino que ni tan siquiera está pasada de moda.
Es la sangre, la madre que nos llama y unirá siempre.
Son las raíces incombustibles; no arden.