jueves, 26 de abril de 2018

Presentación de mi obra Vacaciones Creativas

 Acto celebrado en la Semana Cultural de la Escuela de Magisterio Sagrado Corazón donde fui a presentar mi obra Vacaciones Creativas. Fue un acto para mí muy emotivo como lo son todos aquellos que me ofrecen la oportunidad de ensalzar la gran figura y labor del maestro. Magnífico profesorado que con gran cariño me acogió, alumnos que, con suma expectación y receptividad, escuchaban. ambiente en el que se palpaba vocación e ilusión.
Por todo ello, quiero dar públicamente las gracias a todos y en especial a mi maravillosa antigua alumna Elena Murillo que tanto empeñó puso para este acto.  .
Y termino con palabras repetidas ayer: ser maestro es algo más que estudiar una carrera y sacar un título. Ser maestro es una vocación que conlleva en todos los tiempos decisión y coraje para luchar contra las adversidades, que son muchas y variopintas, lucha y trabajo por cambiare rutinas por creatividad y "magia" sin perder nunca de vista lo que de verdad importa: una educación holística de todos y cada uno de los alumnos que pasen por nuestras manos, tratando de conocer, valorar y potenciar valores individuales porque nunca un alumno más otro sumarán dos y no obstante, la suma de todos será el futuro que nos aguarda. Mi felicitación, pues, a todos los grandes maestros, que son muchos, y entre ellos a mi hija, Isabel María,maestra cien que cada día me sorprende con sus proyectos y trabajos.


sábado, 21 de abril de 2018

ENTREGA D EPREMIOS POESÍA NIÑOS


Un año más, se celebró en mi pueblo, Villa del Río, 
la entrega de premios al Certamen de Poesía 
para niños, Poeta Molleja. 
Fue tarde de poesía, lecturas, merienda…
Una tarde más para el recuerdo.



viernes, 20 de abril de 2018

BUENAS IDEASEN EDUCACIÓN





No cortes un programa de tele que vea un niño  para ver el tuyo. Mejor preverlo y acordar horarios.

No mini valorices materias como dibujo, deporte, etc. Con esas, tal vez, únicas buenas notas, nos  están dando pistas hacia dónde debemos  enfocar un exitoso futuro.

No digas, como recurso corrector, o para evitar problemas, esto o aquello es pecado, te va a llevar el demonio, etc. La mentira y el miedo nunca deben guiar el comportamiento de    un niño

No digas nunca a un niño  eso está mal: eres un desastre. Mejor decirle: tú puedes hacerlo mejor y seguro que lo vas a hacer.

No hagas comparaciones  entre hermanos ni entre alumnos. Mejor reconocerle a cada uno sus valores porque de lo contrario siempre se sentirán con la necesidad de copiar de los demás.

No mandes a un niño  leer. Motívalo, con  ejemplos, con libros, con ayuda, etc. y acabará leyendo por su cuenta

No llamemos    mentiroso a un niño,  mejor adelantarnos, con  una supuesta versión y así evitar ser descubierto  y tenido  por    un auténtico mentiroso.

No humildes   a un niño por nada, mejor adelantarse con palabras, más o menos, como estás.
Os cuento una anécdota:
Un día en el aula estaba previsto que los alumnos llevaran  dinero para pagar unas fotos. Por lista los iba llamando y anotando. Uno de ellos, al sacar el dinero de la cartera, exclamó: ¡lo traía y ya no lo tengo! ¡Me lo han quitado, maestra!  Se formó un poco de revuelo en la clase. Yo lo  tranquilicé y le dije: no te preocupes que  aparecerá. En ese momento sonó el timbre  para salir al recreo. Bajé con ellos en fila y le pedí a a una compañera que los vigilara unos momentos. Volví a la clase y miré en la cartera del  compañero de pupitre. Efectivamente, allí estaba el dinero. Lo cogí y lo coloqué   debajo de la mesa del niño que le faltaba el dinero de forma que apenas se veía. Regresé al recreo y una vez en clase, un alumno dijo: seño, debajo de la mesa de  Paco –no era su nombre- hay dinero. ¡Vaya! –exclamé- al sacar los libros se te cayó y no te diste cuenta.
Por supuesto no fue todo lo que hice, pero evité el descubrirlo ante los compañeros porque tal y como son los niños lo hubieran calificado de ladrón para los restos.

Hagamos de nuestras escuelas, de nuestras casas  lugares de convivencia, conocimiento, tolerancia y colaboración donde se aprenda a vivir en sociedad, soportando, conociendo, tolerando


Encontré a un pajarillo caído del nido. Me acerqué para enseñarle a volar, pero, izando sus pequeñas alas, se alejó de mí. Un sueño tuve aquella tarde: que mis alumnos/as, enarbolando sus propias alas volaran hacia horizontes de luz y libertad.

sábado, 7 de abril de 2018

EMPECEMOS CON BUEN PIE



DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
ISABEL AGÜERA
Pues, sí, algo sencillo, reivindicativo y necesario. Muy breves “recetas” pedagógicas, deducciones de mi larga vida profesional, para retomar el curso con buen pie.  
Mucho antes de evaluar a un alumno, el maestro  debe evaluarse a sí mismo para saber exactamente qué nota merece el alumno. 
Un maestro  debe sustituir la palabra mal por “puede estar mejor”. 
Ante un alumno que no llega a diez, el maestro debe “bajar” el diez hasta el alumno. 
Ser maestro  es un tener siempre la mano extendida para facilitar el caminar de los alumnos que lo necesiten, evitando así que puedan caer. Un día vi cómo un pajarillo alzaba vuelos desde mis pies. Unas lágrimas rodaron por mis mejillas. Era exactamente mi sueño: preparar a mis alumnos para que pudieran izar vuelos hacia horizontes de libertad. 
Por lo general, el maestro, en aras de horarios, programas, contenidos, etc. obnubila la globalidad de los alumnos, sometiéndoles, solo, al implacable rasero de evaluaciones y exámenes, forzándoles, así, a una implacable maratón, cuya meta, por razones variopintas, puede ser inalcanzable para muchos, dejándolos, eso sí, marcados para siempre. 
El maestro  jamás debe dejarse llevar por el posible currículum, casi siniestro, a veces, de algunos alumnos, sino que buceando en sus profundidades debe encontrar al ser humano que late perdido sin encontrar camino hacia la superficie. 
Para un maestro tan valioso debe ser el alumno que tan solo sabe cortar bien un papel como el que mejor estudie, memorice, etc. porque los talentos y habilidades son múltiples y en descubrirlas, valorarlas y encauzarlas reside el éxito o el fracaso. 
Un maestro debe dilatarse, pero jamás derretirse. 
Un maestro debe ser la almohada donde los alumnos, todos, puedan soñar con sus sueños y despertar con el paso echado para realizarlos.




martes, 3 de abril de 2018

Empezar con buen pie

DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN



Pues, sí, algo sencillo, reivindicativo y necesario. Muy breves “recetas” pedagógicas, deducciones de mi larga vida profesional, para retomar el curso con buen pie.  
Mucho antes de evaluar a un alumno, el maestro/a debe evaluarse a sí mismo para saber exactamente qué nota merece el alumno. 
Un maestro  debe sustituir la palabra mal por “puede estar mejor”. 
Ante un alumno que no llega a diez, el maestro debe “bajar” el diez hasta el alumno. 
Ser maestro  es un tener siempre la mano extendida para facilitar el caminar de los alumnos que lo necesiten, evitando así que puedan caer. Un día vi cómo un pajarillo alzaba vuelos desde mis pies. Unas lágrimas rodaron por mis mejillas. Era exactamente mi sueño: preparar a mis alumnos para que pudieran izar vuelos hacia horizontes de libertad. 
Por lo general, el maestro, en aras de horarios, programas, contenidos, etc. obnubila la globalidad de los alumnos, sometiéndoles, solo, al implacable rasero de evaluaciones y exámenes, forzándoles, así, a una implacable maratón, cuya meta, por razones variopintas, puede ser inalcanzable para muchos, dejándolos, eso sí, marcados para siempre. 
El maestro  jamás debe dejarse llevar por el posible currículum, casi siniestro, a veces, de algunos alumnos, sino que buceando en sus profundidades debe encontrar al ser humano que late perdido sin encontrar camino hacia la superficie. 
Para un maestro tan valioso debe ser el alumno que tan solo sabe cortar bien un papel como el que mejor estudie, memorice, etc. porque los talentos y habilidades son múltiples y en descubrirlas, valorarlas y encauzarlas reside el éxito o el fracaso. 
Un maestro debe dilatarse, pero jamás derretirse. 
Un maestro debe ser la almohada donde los alumnos, todos, puedan soñar con sus sueños y despertar con el paso echado para realizarlos.