martes, 5 de junio de 2012

Justicia en Educación

DIARIO CÓRDOBA/ EDUCACIÓN
ISABEL AGÜERA
 06/06/2012

Maestra --me decía una alumna ante un pequeño acuario de clase--, si el pez grande se come al pez chico, el último de la fila, el más chico de todos, ¿a quién se come? Sin pensar en mis palabras improvisé una contestación: Pues, los chicos se comerán unos a otros. ¿Y por qué los grandes no se comen también a los grandes? No es justo que se coman a los que no son iguales.
Sinceramente, la contestación de aquella alumna me dejó algo desconcertada y me dije: Los niños no saben razones de "grandes" ni de "chicos", pero, eso sí, saben mucho de justicia: la intuyen, la sienten y la viven sin más.
Y recordé una frase de Platón que dice: Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte. En definitiva, exactamente lo que venía a decir mi alumna.
En muchas ocasiones, en estos tiempos, padres y maestros hemos oído en boca de nuestros niños y adolescentes e incluso presenciado actitudes de rebeldía ante lo que expresamente han llamado injusticia y, por lo general, la reacción de los mayores discurre por un discurso autoritario y desconsiderado al máximo para lo que posiblemente haya sido una total injusticia por nuestra parte.
También en el argot popular la palabra injusticia se repite ante el espectáculo de una sociedad que colecciona varas de medir. Es decir, como otras muchas cosas hemos desvalorizado la casi divina palabra, justicia, dejándola reducida a sinónimo de estatus subjetivo, autoridad, etc.
Pero a los niños no les valen razones inventadas para justificar nuestros errores y, si en otros tiempos, la resignación tenía fuerza de ley, hoy a todos se nos ha soltado la lengua y, por supuesto, a los hijos y alumnos, también.
Por eso, seamos justos en su educación y si nos equivocamos, tengamos el coraje de reconocerlo, pero, ante todo, antes de juzgarlos, pongámonos en su lugar y se nos encenderá la luz de la rectitud.

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