viernes, 11 de noviembre de 2011

De qué color somos



PRUEBA TEST

Siempre he considerado necesario conocer, por todos los medios a mi alcance, tanto a los alumnos como a padres y madres, ya que este conocimiento previo es el primer paso para posibles dificultades en el aprendizaje. Son muchas las veces que anatomizamos a los alumnos, calificándolos de vagos, distraídos, etc. cuando, puede, y lo he comprobado en mis largos años en las aulas, tras un anunciado fracaso, se esconde un drama.

Conocer qué valoración hacen, qué concepto tienen acerca de las personas que más directamente están relacionados con ellos en los ámbitos que, por excelencia, constituyen su entorno: escuela y familia, calle, etc. son pistas que nos pueden alertar de cara a una ayuda más personalizad.
La alarma de cómo podían sufrir auténticas tragedias a mis espaldas la detonó mi propio hijo, cuando tenía diez años. Un día, llorando, me dijo: Mi profesor…- prefiero omitir el nombre del profesor - es negro".
Como dicho profesor conocía y trataba yo con frecuencia, me extrañó aquella rotunda afirmación.
Le pregunté: ¿Qué quieres decir con eso? No te entiendo. Ese hombre no es negro .

Sí lo es -me contestó-; le pega a su perro con una cadena. Yo lo he visto. Es negro negro.

Aproveché la idea de calificar a las personas por un color y seguí conversando con él:

Ya te entiendo -le dije-. A ti te parece malo, y lo ves negro... Es negro.. - se ratificó.

¿Y de qué color es tu maestro? Mi maestro -contestó sin titubear- es casi negro también; pega mucho.

¿Y de qué color soy yo? -me atreví a preguntarle-.Tú no tienes color. El agua tampoco tiene color…

Te confieso, amigo, que estas páginas lees, que me emocioné, hasta el punto de notar que un fuerte nudo me apretaba la garganta. Yo era para mi hijo transparente, limpia... ¿Qué más podía desear? ¿Y qué había hecho yo para merecer tal calificativo?

La respuesta creo que se podía definir en dos palabras: amor, mucho amor y absoluta verdad para todos y muy especialmente para lo relacionado con ellos, mis hijos.

Así fue cómo nació la prueba de los colores. La confeccioné y se la apliqué a mis alumnos.

El resultado, desconcertante y altamente significativo para mi propósito.
PROCEDIMIENTO

Considero que puede bastarte para conocer el procedimiento a seguir, la anécdota que te he contado.Pero, si te sirve, más o menos, de más clara orientación, te cito las preguntas que yo formulo en esta prueba y que están referidas, como ya te he indicado, a los ámbitos que por excelencia circunscriben, casi en exclusiva, la vida del niño en edad escolar, sobre todo en Primaria.

a) ¿De qué color ves a tu padre? ¿A tu madre?

b) ¿De qué color ves a cada uno de tus abuelos?

c) ¿De qué color ves a cada uno de tus hermanos?

d) ¿De qué color ves a tu maestro o maestra?

e) Elige a cinco compañeros de clase y di de qué color ves a cada uno de ellos. (En este caso es importante conocer a un grupo de compañeros que puedan tener para cada alumno connotaciones, tanto positivas como negativas.)

etc:

ALGUNAS ANÉCDOTAS

Una alumna de nueve años calificó a una de sus abuelas de color rosa.

Pareciéndome un poco indefinido, con respecto al color blanco que había adjudicado a los demás abuelos, le pregunté: ¿Por qué a tu abuela María le has puesto el color rosa? Porque es el color de la carne -me contestó-.

Más confundida aún, insistí: ¿Y qué tiene que ver tu abuela con la carne? ¿No ves -me dijo en tono algo irritado - que en la playa se le ve la carne.

Efectivamente, era una mujer que, a pesar de sus años y de sus kilos -en más de una ocasión yo la vi en una piscina-, usaba bikini, algo que, indudablemente, impresionaba al pequeño.

Otro alumno escribió que su padre era amarillo. Al interrogarle, me contestó: Mi padre tiene un coche, pero va a comprar otro amarillo que es mi color favorito, y, cuando yo sea mayor, todos los coches que me compren, van a ser amarillos.

La deducción estaba clara: para él su padre era amarillo -su color favorito -, lo que equivalía a una excelente relación familiar.

En mi obra Primeros pasos en el Estudio, son muchas, varidas y creativas las fórmulas para conocer a los alumnos/as.

Querido compañero/a empieza por ahí, porque más importante que enseñar es que nos “enseñen” por dónde empezar y el éxito lo tendremos asegurado.

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