jueves, 9 de agosto de 2012

Experiencias en vacaciones


Cada año comparto vacaciones con algunos de mis nietos que, en definitiva son todos, ya que se van turnando. Son muchas las experiencias que pongo en marcha de cara a motivarlos y pasarlo bien y sobre todo de cara a promover en ellos valores.

Voy a referirme a dos que, desde mi punto de vista, no solo tienen valor pedagógico como prácticas educativas sino que resultan ser estrategias de cara al lenguaje en general.

 
PRIMERA EXPERIENCIA

Normalmente y por mi costumbre de madrugar, soy la primera que cada noche me retiro de las tertulias nocturnas en terrazas y playa para irme a la cama.

A la entrada al piso, y sobre un mueble, coloco un cuaderno en el que cada día puntúo de cinco a diez los comportamientos de cada uno, así como justifico la evaluación, destacando –y esto es muy importante- los valores que han prevalecido en cada uno de ellos.

Así, por ejemplo, escribo: Javier ha destacado en colaboración –ha puesto la mesa-, en responsabilidad –no ha corrido por las galerías del bloque-, etc. Isabel María ha destacado en educación –ha dicho buenas noches a los vecinos-, en orden –ha recogido y doblado su ropa, etc.

De esta manera trato de hacerlos conscientes siempre de lo positivo de sus comportamientos.

Y es curioso cómo llegan derechos a leer lo que he escrito y con el interés que se anotan tantos y a veces se los discuten. Así que para que puedan expresar lo que piensan dejo un folio en blanco con la fecha. Allí escriben sus desacuerdos, si los hay –cosa que ocurre todos los días-, corrigiéndose ellos mismos las posibles faltas de ortografía que, ¡vaya si ponen empeño en evitarlas!

SEGUNDA EXPERIENCIA

Por lo general, son los fines de semana los que dedico a poner en marcha distintos tipos de juegos que esperan como agua del cielo y que evito, de ahí que sean fines de semana y festivos, convertirlos en rutina.

Uno de los juegos consiste en escribir en octavillas pistas que escondo en distintos lugares del apartamento y en cada una de ellas escribo un mensaje que los puede ir conduciendo al encuentro final, por ejemplo, con dos o tres Euros, con una tableta de chocolate y a veces con nada.

Por ejemplo, en una primera octavilla, que coloco a la entrada de forma que todos la vean, escribo: Si me quieres encontrar, cerca del wáter debes buscar. Y debajo de la jabonera, escondo otra que dice: Sigue buscando, tontorrón, que la siguiente está cerca del balcón. Y la escondo debajo de un cojín. De esta manera revuelven todo con la ilusión de ser los primeros en llegar al final donde, como he dicho, encontrarán una sorpresa.

De verdad que todo esto es muy divertido, aunque, sinceramente, lo que más les gusta y divierte es que les prepare algún susto. Sí, eso, un susto del tipo que sea y son muchos y variados los que se me ocurren.

En fin, el tiempo de convivencia con los nietos o con niños/as próximos nos puede servir para poner ser siempre maestros/as creativos, divertidos y promotores de felicidad, que siempre será lo más importante.

Tras unos días con cinco de mis nietos, me escribían y decían: Queremos volver y que no te vayas para que nos asustes que es muy divertido.

Yo creo que no es el “susto”, precisamente lo que más les divierte, sino la experiencia de un juego compartido con abuelos o padres.

Y, por supuesto, algo que no olvidarán jamás.

Si os guta, si os sirve, otro día más. feliz verano, compañeros y amigos.

1 comentario:

  1. Qué bonitooo! una ola por esa "abu" tan comprometida siempre con la educación!!!
    beset muy grande!!!

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