jueves, 2 de octubre de 2014

ANIMACIÓN A LA LECTURA CON NIÑOS"



TERCERA EDICIÓN 
En la lectura no existe el imperativo. De ahí que tengamos que buscar fórmulas para que estimulen a una lectura voluntaria y placentera.
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En mis muchos intentos de buscar estrategias de cara a la lecto-escritura,  se me ocurrió una vez recurrir a historias mitológicas que escribía y leía a los alumnos de nueve a diez años. Aquellas historias  conllevaban magia y misterio por lo que a los alumnos/as  les entusiasmaban. Un día les dije: ¿Por qué no inventáis un personaje mágico, dios, diosa, héroe, etc. con poderes para lograr  que el mundo, la gente sea mejor?
 Resumiendo: me desbordó la propuesta: El hombre Cebolla, El hombre Girasol, La mujer Ortiga, etc.
Empezaron por dibujarlos y a continuación describieron sus facultades y poderíos. Realmente apasionante. Un niño, con problemas de crecimiento, dibujó y rotuló EL Dios Patas Chicas, un diosito  que no podía andar, hijo de la Diosa de las Lunas al que el Dios de los Pájaros logró que le  crecieran alas de forma que podía volar, etc. Me impactó  tanto que escribí esta obra, siendo yo la primera que viví las Aventuras del Dios Patas Chicas. La Editorial CCS le cambió el título y loeditó con ilustraciones lindas. A cada capítulo –cuento- le siguen una serie de sencillas y creativas actividades para trabajarlo.
Comienza así:
 Era una noche muy  negra de verano. La diosa de las lunas, arrastrando la fina cola de su camisón de seda,  lloraba  a orillas del mar.
-¡Qué lástima de mi hijo! -exclamaba- ¡Con esas piernas tan cortas que tiene y que no le crecen  no podrá correr y llegará tarde al colegio! ¡Y se reirán de él, y será como un enano...!  ¡Qué triste estoy!
Y de aquellos ojos, que eran como dos lunitas brillantes, caían lágrimas que se llevaban las olas. El mar estaba sereno. Parecía un bebé dormido, y las olas, como volantillos de un traje de gitana, llegaban graciosas y juguetonas a la orilla, cantando en un murmullo de espuma:
Somos las olas y nos queremos divertir,
corriendo por la arena   antes de dormir..
Somos las olas y queremos jugar
y que los niños nos salten, 
    cuando se van a bañar.

La diosa de las lunas seguía llorando y repitiendo:
-¡Pobre niño mío! ¡No podrá nadar! ¡No podrá jugar...! ¡Qué pena tan grande tengo!
De pronto del mar negro, negro y sereno comenzaron a salir burbujas que, como pompas de jabón,  flotaban por encima de las olas y explotaban en luces de colores. Una voz, que parecía un trueno, rugía  en tempestad:
-¡Diosa de las Lunaaaas...! ¡Diosa de las Lunaaas...! -gritaba la voz, etc. etc.

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