martes, 6 de octubre de 2015

Reforma del Pensamiento


DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
07/10/2015


A veces pienso que en tantos años de colaboración en este suplemento, todo o casi todo por mi parte está dicho. No obstante, pasan los años, pasan generaciones de maestros y alumnos y la escuela permanece inamovible y es que se precisa decisión y valor para dejar atrás aquellas certezas que durante nuestra vida han ido arraigando como imperecederas en nuestro cerebro y configurando nuestra manera de ser y pensar.
Cambiar de mentalidad viene a ser algo así como arrojarse al vacío con el paracaídas cerrado, pero vale la pena el salto porque nos sitúa en la realidad presente y nos hace progresar hacia mejor futuro. Quedarse estancados es negarse a las evidencias. Si queremos, y necesitamos, adultos que piensen por sí mismos, debemos educar a los alumnos para que piensen por sí mismos.
Es decir, tiene que surgir en el maestro el pensamiento rupturista que rompa linealidades y busque aquellos indicios por los que nuestra época se presenta creativa, crítica, competitiva, selectiva… Epoca multicolor en personas de distintos aires y años, paisajes y colores, lenguas y palabras, que entrelazadas en un mismo sueño y esfuerzo quieren que este mundo sea para los alumnos certeza de que su humano futuro existe.
Ese sueño y esfuerzo habita en el mundo de la filosofía y de la educación. De ahí el insistir, año tras año, a los educadores en general, la urgencia de poner en marcha la dinámica que favorezca esta comunidad de indagación que no se propone, precisamente, convertir a los niños en filósofos sino en conducirlos hacia el desarrollo de un pensamiento divergente, una actitud crítica, objetiva, constructiva, sabiendo evaluar el mundo y a sí mismos.

Los educadores de hoy tienen que ser conscientes de la necesidad de preparar al alumnado para no dejarse arrastrar por la inmensa corriente de los medios y saber estar informados objetivamente, para ser libres en sus elecciones y expresiones, para entender y dar la mano al que viene y al que va, para ser, en definitiva, ciudadanos universales de un mundo  nuevo donde brille el sol sin intereses, sin diferencias, sin injusticias, sin pobreza…

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