miércoles, 20 de febrero de 2019

MENOS LIBROS Y MÁS LENGUAJE

En nuestras  manos está el lograr que  esos pequeños brotes, que son los alumnos,
se transformen  en gigantescos árboles de luz y color.

El tema del lenguaje ha sido mi gran caballo de batalla durante toda mi vida de profesión presencial en las aulas, y sigo, desde dónde y como puedo, promoviendo estrategias creativas a todos los niveles.
Son variados los bloques temáticos que comprende, y todos tan básicos e importantes, que, desde mi punto de vista, habría que dedicarles, al menos, los tres primeros cursos, solo y exclusivamente al lenguaje. La razón es obvia: todo el aprendizaje estará basado en la lectura, comprensión, expresión oral y escrita, porque, a medida que pasen cursos, el estudio se les hará más insoportable si no saben resumir, comprender y trascender lo que leen, así como exponerlo oralmente.
Entiendo que para promover todo lo referente al lenguaje, y de cara a los más pequeños, debemos olvidarnos un poco de libros y cuadernos y buscar estrategias que se asemejen a lo que para ellos es sumamente significativo y estimulante: el juego.
De ahí que tanto maestros como padres, dediquen tiempo a toda clase de recursos que le serán de gran utilidad para que los alumnos aprendan con motivación, con alegría y sin apenas ser conscientes de que lo hacen.
La lecto-escritura, capacidad de leer y escribir adecuadamente, si no hay impedimentos físicos, constituyen un proceso lento de aprendizaje como lo precisa el andar, hablar, etc.
Sucede que tan pronto los niños silabean o leen frases, prácticamente damos por terminado este complicado proceso que comprende, no solo lectura y escritura, sino ante todo, comprensión, ortografía, expresión oral, tan olvidada en las aulas, dando como resultado adultos que no son capaces, sin leer, de pronunciar dos palabras en público.
Dejemos atrás para los pequeños el suplicio de los libros de texto y busquemos obras, que las hay, creativas y muy lúdicas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario