lunes, 3 de marzo de 2014

Un día importante: protagonismo



 Yo creo que de vez en cuando hay que hacer un alto en la cotidianidad de programas en marcha y llevar al alumnado a un relajado escenario en el que sea posible la reflexión acerca de temas que se van sucediendo en el transcurrir de sus días. De ahí el blog que dedico a mis nietos y que de vez en cuando traslado a este por si le es válido a maestros/as que coincidan con esta urgente necesidad: enseñad a los alumnos/as a pensad. Hoy, con motivo  de un día que  fue importante para mí y en el que  estuvieron todos, les hablo del protagonismo.
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Mis queridos nietos y nietas: Aprovecho la última celebración –el nombramiento como hija predilecta de mi pueblo- en la que todos, junto a vuestros padres, estuvisteis presentes con gran alegría para esta abuela. Solo faltó mi Gonzalo  mayor que no obstante, desde Escocia y a través del móvil, siguió, paso a paso, tan emotivo acontecimiento.
Y digo que aprovecho para hablaros acerca de algo que ya hemos tratado aquí o en cartas que os he escrito: protagonismo, triunfo, fama…

Así que vamos a ello.
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Los seres humanos necesitan y buscan  protagonismo. A veces,  lo compran a cualquier precio, a veces, hasta lo roban ¿Radica en ello la felicidad? ¿Acaso puede dormir tranquilo quién compra, hurta, se apropia ideas que no le pertenecen con tal de ser importante en algo o por algo? Veréis lo que pienso: 

El verdadero protagonista no busca el podio  para llamar la atención y exhibirse, sintiéndose así orlado de gloria.  El verdadero protagonista sabe que no hay escalón gratuito sino una personal, larga, difícil, legal  e íntima carrera hacia la meta sin importarle tanto el llegar como el luchar por alcanzarla.

No olvidéis esto: sólo seremos protagonistas auténticos de aquello que, con esfuerzo, trabajo y amor salga de nuestras manos con voluntad y destino el de llegar a las de los demás.
                
Caminad, mis queridos nietos y nietas llevando con vosotros el convencimiento de que nadie es superior ni inferior al otro por mucho poder o fama que tenga. Lo dice el Evangelio que poco leéis: nadie puede añadir un ápice a su estatura...  

No olvidéis jamás que los seres humanos somos complementarios; nadie, por muy “grande” que parezca lo tiene todo. Nos necesitamos, pues. Envidiar, eliminar a quién  parezca hacernos sombra  equivale a mutilarnos. Y que yo sepa, un mutilado, por su propia mano, es, como mínimo, un cuerpo incompleto. Peor, mucho peor, un alma incompleta.

El mejor dotado, el más sabio, famoso y poderoso, el auténtico protagonista no tendría que ser un obstáculo para nadie. Muy por el contrario, para cada proyecto emprendido habría que, lupa en mano, buscar al sobresaliente, porque sí lo es de verdad, sabrá cómo llevarlo a buen fin, al tiempo que  encontrará la forma de que todos, en una amplia gama de capacidades,   brillen por igual.

Los seres humanos, en general, se olvidan de la provisionalidad que somos, y buscan, ansían a cualquier precio, el poder, el protagonismo, ahogando en su absurda escalada, cualquier valor superior que pueda ensombrecer su mediocre actuación en este gran teatro que es el mundo.

Todos queremos ser alguien, tener forma, destacar del fondo, y eso es justo y deseable, pero  eso no se logra pisoteando cabezas para escalar peldaños. Uno llega a ser protagonista, no cuando los demás así lo aplaudan o reconozcan,  sino cuando   se toma el pulso día a día y reconoce, en el ritmo de sus latidos, un solo deseo: progresar en orden, en paz, sin tregua sin dejar espinas en el camino.

Tropecé un día con un famoso y me acerqué a saludarlo. Mirando para otro lado, me dijo: lo siento; no tengo tiempo. En ese momento, le quité el “título” de famoso y le coloqué el de ruin.

Un premio, un homenaje, una distinción, etc. no nos hace más grandes; debe hacernos más solidarios, solícitos y atentos a los seres humanos que nos rodean o necesitan. Un premio, un homenaje, una distinción es como un compromiso más que adquirimos con la humanidad 

Convertíos en protagonistas de vuestras vidas. ¡Esa sí que es una responsabilidad que nos pertenece! No la dejéis en manos del azar, no la dejéis en manos de nadie, no la dejéis para mañana. Siempre puede ser demasiado tarde. 

Este amanecer, mi responsabilidad con vosotros, que tanto os gusta  la fama, el protagonismo  que a vuestra corta edad os parece lo mejor del mundo, es deciros lo que pienso y que resumo en pocas palabras: trabajad, luchad, amad, amad mucho a todos y lo demás se os dará por añadidura.
Os quiero



1 comentario:

  1. Que maravilloso legado estas dejando a tus nietos... un placer leerte.
    Reme.

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