martes, 18 de octubre de 2016

preguntas de mis nietos


Abuela, una pregunta para el colé; ¿Cuál es el sentido de la vida?
Un poco desconcertada por tan súbita pregunta le  contesté, al fin: verás  en una ocasión pregunta parecida me hicieron los alumnos. Improvisé un ejemplo y les  dije que salieran a la pizarra y escribiera cada uno para qué creía que servía ir  a clase. Las contestaciones, como yo esperaba, fueron variopintos:  para aprender, porque nos obligan los padres, para entretenernos con tareas, para pasarlo bien con los amigos, etc. Y te estarás diciendo: ¿y qué tiene que ver esto con mi pregunta?  Pues tiene mucho que ver y vamos a verlo. Todavía puede que no hayas pensado que una de las más grandes tareas o aventuras que se le presenta al ser humano es la de encontrar, eso,  sentido a la vida. Puede, eso sí, que hayas oído a algún mayor que esté de bajón, exclamar cosas como esta: ¡la vida no tiene sentido! Y con eso está queriendo decir que es algo que no sirve, que no tiene explicación, etc. Parecido, por ejemplo, al poco sentido que tendría que nos acostáramos con el mando de la tele entre las manos. Pero la vida sí tiene sentido. Sucede que  nos corresponde a cada uno buscarlo de acuerdo con lo que individualmente somos, creemos, pensamos, etc. y si logramos encontrarlo será más útil para nosotros y para los demás, nuestro paso por el mundo. Para mis alumnos, cada una de sus respuestas  daba particular sentido el hecho de ir al colegio. A ninguna se le ocurrió pensar que no tenía explicación alguna.Es decir, resumiendo esta primera cuestión: la vida  sí tiene sentido, pero no único, puesto que todos somos diferentes. Luego nos corresponde  a cada uno buscarlo y encontrarlo. Para uno es el dinero, para otro el poder, para otros viajar, para otros formar una familia, estudiar, etc. ¿Entiende? Sí, y yo sé cuál es el tuyo. Lo importante, vida mía, es que  busques y encuentres, el que  tú quieres, el que…  Otra pregunta abuela... Bueno, pero  mañana; hoy es tarde. Piensa y seguimos hablando.

Los niños, los jóvenes se hacen preguntas que son complicadas de  contestar, pero, más bien o más mal,tenemos que ayudarle, más que nada, a pensar y no darle las cosas pensadas y creídas por nosotros mismos.


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