
DESDE EL AULA DE MI ORDENADOR Querido compañero/a, amigo/a: Un día descubrí que el magisterio es como un Sacramento que imprime carácter. Es decir, se nace y se muere maestro/a pero desde una concepción universal que abarca, como aula, el mundo y como alumnos/as todos los seres humanos sin excepción. Por eso, sigo y seguiré empeñada en ser alumna y maestra.
miércoles, 6 de noviembre de 2019
No llores, pequeño
DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
ISABEL
AGÜERA
Querido de Toni: te escribo desde muy lejos. Me vine
nada más darte las notas, a otras tareas profesionales, pero me acuerdo de
todos vosotros y especialmente de ti, pequeño mío. No tuve tiempo de darte una explicación,
y ya lo has visto: he tenido que suspenderte, porque los mayores, los que por
autoridad, deciden estas cosas consideran que tú no has llegado al nivel
exigido. Y aquí, sentada en la playa, pienso en ti, y te estoy viendo con los
ojos llenos de lágrimas gordas que se te
están escapando por debajo de las gafillas y van churreteando esa carita
de melocotón, que se ilumina y se hace
casi transparente, cuando una cosa te pone contento. Lo tuyo no es ese montón de libros que pesa tanto sobre tus
débiles espaldas. Tú eres un creador. Algún día, como lo deseas, podrás ser ebanista, fotógrafo, etc. ¿Te has
fijado en el sobresaliente que te he puesto en Dibujo? Enséñalo a todo el mundo. A los creadores hay que darles
su tiempo. Además, querido Toni, con esas notas, y con tus pocos años, podrías enseñar muchas cosas a los mayores: pedir
la palabra, dónde tirar un papel, sabes, qué es la paz y la guerra, conoces la Quinta y la Novena
Sinfonía de Beethoven, la Primavera de Vivaldi... Sabes caminar por la calle, descubriendo una flor, un anciano, un árbol, sabes
escribir una poesía, hacer un dibujo, un avión de papel... No llores pequeño;
eres muy grande. Llevas en tus pupilas
ese cristal mágico que te hace estar en la vida dentro de un círculo mágico
donde las cosas son más bonitas, tienen
más calor, más amor...
Algún día, no muy lejano, acabaremos con esas
notas porque no sirven nada más que para dar disgustos a niños tan valiosos como tú. No te sientas
fracasado, los fracasados somos los que te evaluamos sin tener en cuenta tu
capacidad e inteligencia, los que nada sabemos de ti y mucho de exigencias y
papeles. No llores, mi querido Toni.
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