martes, 2 de mayo de 2017

De usted y por favor

DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
MAESTROS
Nunca podré olvidar aquella madrugada de un día de marzo del 75. Mi madre, con  asunto grave, la ingresamos por urgencias  en un hospital de nuestra ciudad. Uno de los camilleros que la transportaban, hecho de rutinas a sueldo, por decir algo, entre ruidosos bostezos, exclamó: ¡Vaya nochecita que llevamos! Y después, dirigiéndose a mi madre continuó: ¿y a ti que te pasa, agüela? Mi madre, auténtica señora, delicada, exquisita, de espíritu increíblemente joven, a pesar de su mal estado, abrió los ojos y mirándolo como si quisiera fulminarlo, contestó, dándole toda una lección de urbanidad: eso, señor, se  lo pregunta al doctor.  
Y hoy me siento especialmente sensibilizada por el tema. Resulta que en organismo público, al que me he visto obligada a ir bien temprano, una limpiadora, que fregaba, con un tono desagradable, airado...  ha exclamado al verme: ¡niña, no me pises! ¡No te digo! ¡que no miráis dónde ponéis los pies! Y siguió refunfuñando, mientras yo, comiéndome las palabras, me dirigí al tema que me había llevado allí. 
Tan sólo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es nada más que lo que la educación hace de él. I. Kant. Bueno, pues resulta que la educación, la vergüenza, la razón de ser hombre o mujer, la hemos perdido, y no me estoy refiriendo tanto a las palabras como a los gestos, a los tonos, a los modos... Hoy día, los chavales, a cualquier edad, desde la escuela, acusan ya una falta total de educación, sobre todo, con respecto a los modales y al trato que deben a los mayores: contestan a todo con arrogancia, y desafío. De usted y por favor, repito, porque “las  palabras deben ser vestidas como diosas y elevarse como pájaros" Para eso hace falta tener algo de dioses, algo de pájaros y mucho de educación. Pero sucede que los sentimientos y las costumbres que constituyen la felicidad pública, se forman en la familia.  
Y, claro, ¿qué se puede esperar de los pequeños, cuando los mayores protagonizamos la más absoluta falta de educación a lo largo y ancho de las veinticuatro horas del día? ¿Acaso no es mala educación  las pitadas que se organizan en el tráfico? ¿Acaso no es mala educación bostezar en público, desperezarse, comer a "barba regada", exigir, protestar sin razón -que con razón, ¡qué poco protestamos! -, atropellar, si podemos, los derechos del otro, criticar, fomentar el cabreo ante todo y por todo?

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