Jubilate Deo omnis terra
DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
12/11/2014
Una
compañera se lamentaba ayer por su reciente jubilación que la apartaba de las
aulas. A ella y a todos los jubilados, maestros o no, este artículo que es la verdad
de lo que yo pienso al respecto.
Queridos
amigos: No es verdad que la jubilación sea un punto y final de nada para
nadie. La jubilación para un maestro, tal y como yo la veo, bien puede
entenderse como un cese de la actividad directa en el aula con los alumnos,
cese que, bien considerado, es necesario e incluso debería ser opcional u
obligatorio a más temprana edad, ya que bien sabemos cuánto desgasta, cuánto
exige el día a día, durante treinta, cuarenta años, en renovado esfuerzo por
dar a todos y cada uno de los alumnos lo mejor de nosotros mismos.
Nuestro
trabajo presencial en las aulas, aparentemente sencillo y silencioso, exige
paciencia, preocupación, exige aunar en nuestro cotidiano trabajo el papel de
madre/padre, el de psicólogo, pedagogo… Exige, y es sumamente necesaria, mucha
vocación y amor por esta transcendente tarea de ser maestro.
Todo esto,
queridos amigos, más los problemas que a veces nos crean los padres y hasta la
misma administración, va, queramos o no, mermando fuerzas y capacidades. No
obstante, para nadie, y menos para un maestro, la jubilación es el final de
nada. Es, eso sí, el punto y aparte de una meta, al fin superada, pero ni un
día debe transcurrir sin comenzar el siguiente ascenso, sin que por eso se
pierda el 'título' de maestro que a mi manera de entender es como un sacramento que imprime carácter. Es
decir, el que nace maestro/a, morirá centenario, siendo maestro/a. Cambiará,
eso sí, el escenario de actuación que dejará las cuatro paredes de un aula para
instalarse en el mundo y no solo en actitud de enseñar, sino sobre todo de
aprender. Aprender de los demás es signo de gran inteligencia. ¡Animo, pues, y
a seguir! Nuevos proyectos, nuevas ilusiones, y sí, nueva vida.
Acabo de encontrar tu blog, y me ha encantado encontrarte de nuevo, seguramente no me recuerdes pero yo tengo un grato recuerdo de ti, cuando estuvo destinada en el pueblo de Palma del Río.
ResponderEliminarUn abrazo